Diario de Castilla y León

PLENO DE LAS CORTES

PP y VOX, dos ex socios mal avenidos en Castilla y León

Las formaciones que sostuvieron el gobierno de la Junta hasta hace pocos meses alejan sus posiciones en las Cortes con reproches, acusaciones y votaciones en sentido opuesto

Juan García-Gallardo y Alfonso Fernández Mañueco durante un pleno antes de la ruptura del pacto.

Juan García-Gallardo y Alfonso Fernández Mañueco durante un pleno antes de la ruptura del pacto.ICAL

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Valladolid

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La línea que separa el amor y el odio es muy delgada, y parece serlo mucho más cuando se trata de política. Bien lo saben el Partido Popular y VOX, que de ser la pareja idílica que hasta hace unos meses sostenía el gobierno de la Junta de Castilla y León han pasado a ser enemigos declarados tras la ruptura de ese pacto por parte de la formación de Santiago Abascal. Este matrimonio, que apenas duró dos años y medio, ha dado lugar a dos ex socios mal avenidos.

Desde que se produjera el divorcio entre los dos partidos, su relación ha dado un vuelco drástico y donde ambos defendían un gobierno fuerte, ahora solo son capaces de ver los defectos del otro. No solo eso, sino que la mayoría parlamentaria de la que hacían gala ahora ya no existe y, fruto de las fricciones, son ya pocas las iniciativas en las que votan lo mismo.

El mejor ejemplo de como ha cambiado la relación entre el PP y VOX no hay que buscarlo lejos, sino en la segunda sesión del pleno de las Cortes de esta semana que se ha celebrado este miércoles por la mañana. A la hora de debatir las proposiciones no de ley, era fácil apreciar desencuentros hasta ahora inéditos o bien disimulados, pero se han certificado cuando VOX, mediante su abstención, ha permitido prosperar a una PNL del PSOE para exigir a la junta una modificación de la Ley del Juego.

Así, lejos de votar en sintonía como venía ocurriendo durante todo este tiempo el Grupo Parlamentario VOX con su portavoz, Juan García-Gallardo, al frente, dejaba vía libre al principal grupo de la oposición para reclamar cambios legislativos a un Ejecutivo autonómico del que no hace tanto tiempo formaron parte.

Pero por si acaso esto no dejaba claro que quienes caminaron de la mano ahora vuelven a ser rivales políticos, la votación de la toma en consideración de la polémica Ley de Concordia despejó toda duda. 

Conviene recordar que en los últimos días todo lo relativo a esta norma ha dejado situaciones cuanto menos extrañas. El PP, uno de los grupos proponentes, abogaba por dilatar su tramitación argumentando la necesidad de un informe del Consejo Consultivo. VOX, la segunda formación firmante de la proposición de Ley, buscaba agilizarla, y en este camino se encontró con un PSOE que apoyó que se incluyera la toma de consideración en el pleno de esta semana.

De esta forma, VOX se alejaba del que fuera su socio y se encontraba con el Grupo Parlamentario Socialista de Luis Tudanca como extraño compañero de viaje. Un viaje que, eso sí, duraba menos de una semana ya que en la votación de este miércoles los 'populares' se alineaban con los socialistas y el resto de la oposición para votar en contra de esa toma en consideración y dar carpetazo a la Ley de Concordia. Así, los de Tudanca cumplían con ese 'no' que ya habían anunciado al justificar que su apoyo a VOX se debía únicamente a su deseo de que todos los grupos pudieran pronunciarse sobre el texto.

Queda patente, por tanto, que se viven tiempos extraños en el hemiciclo castellano y leonés a medida que se agota el tiempo para la Junta a la hora de buscar unos presupuestos autonómicos de cara a 2025. Con VOX a su lado la aritmética no era un problema pero ahora, en minoría, la búsqueda de acuerdos con otras formaciones es ineludible. Además, por si eso fuera poco, García-Gallardo ya ha dejado claro que el 'no' del PP a la Ley de Concordia complica mucho entendimientos futuros.

Precisamente fue tras la votación en la que VOX se quedó solo cuando García-Gallardo, en declaraciones ante los medios de comunicación, aseguró que el 'no' del PP supone un “punto de inflexión” en su relación con sus antiguos socios de gobierno y añadió que a partir de ahora se pone “difícil” y “muy cuesta arriba” poder alcanzar nuevos acuerdos, más aún cuando señaló los ‘populares’ los califican de partido “extremista”.

Y si bien fue en este último pleno donde se pudo ver en toda su magnitud la distancia que ahora separa al PP y a VOX, antes socios inseparables, ya se podía advertir en la anterior sesión, la que tuvo lugar hace dos semanas y que abrió el curso político. En aquella cita, la primera en la que García-Gallardo hizo una pregunta de control a Mañueco, el presidente de la Junta le reclamó que no se dejase guiar por las decisiones de Madrid, ya que el PP siempre ha atribuido a Bambú la ruptura del pacto. Por su parte, el portavoz de VOX aseguró ver al PP "muy perdido" y con una "crisis de identidad brutal", lo que a todas luces era un anticipo de la distancia creciente entre ambas formaciones.

No obstante, fue en la jornada del miércoles 11 de septiembre cuando el divorcio se plasmó en las votaciones. Aquel día el Partido Popular votó en contra de las rebajas fiscales propuestas por VOX para los jóvenes por la compra de vivienda, con lo que volvieron a quedarse solos como ocurrió dos semanas después con la Ley de Concordia.

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