INCENDIOS
El 60% de los 435 incendios registrados durante el verano en Castilla y León fueron intencionados
Los fuegos registrados entre junio y agosto se clasifican en su mayoría como conatos que afectaron a menos de una hectárea, con 327 / Las llamas arrasaron 1.310 hectáreas de superficie forestal y 381 de agrícola
La mano del hombre está detrás de una gran parte de los incendios que a lo largo del verano se han producido en territorio de Castilla y León. Así lo ponen de manifiesto las fuentes consultadas por este periódico y que cifran entre un 55 y un 60% los fuegos iniciados voluntariamente por alguna persona dentro de los 435 focos que se han contabilizado entre los meses de junio, julio y agosto.
En concreto, el 90% de los incendios de este verano que está a solo unas semanas de concluir están catalogados como provocados, es decir, en ellos ha influido de alguna manera la mano del hombre aunque la intención no fuera desencadenar las llamas. Es dentro de ese porcentaje donde se ubica el mencionado en torno al 60% y en el que la voluntad de los causantes sí era causar un fuego. Así pues, en ese porcentaje de diferencia entre una y otra cifra es donde se enmarcan las causas accidentales.
Estos datos, eso sí, no son exactos, ya que en algunos casos todavía se están investigando las causas de los incendios. En cualquier caso, a estas alturas del verano, ponen de manifiesto una realidad sobrecogedora. No en vano, en una comunidad autónoma como Castilla y León, que tanto ha sufrido por los incendios hace tan solo un par de años, que más de la mitad tengan detrás intencionalidad supone una preocupación añadida.
En cualquier caso, según las cifras de la propia Consejería de Medio Ambiente, en lo que va de año, es decir desde el 1 de enero hasta ahora mismo, el 41% de lo fuegos registrados en la Comunidad (1.156) son intencionado. Una cifra que en los meses de verano sube para aproximarse a ese 60%. Conviene recordar que este verano, el incendio más grave de la provincia de León hasta el momento, que arrasaba más de 800 hectáreas en el entorno del pueblo de Castrillo de los Polvazares, era provocado por un peregrino extranjero que era posteriormente detenido.
A ese 41% de intencionados tiene que sumársele los accidentales, que en lo que va de año suponen el 26% (305), y los fuegos que se inician por negligencias, que se elevan al 12% (142), ya que en todos ellos está detrás la mano del hombre.
Cifra que casi es la misma si se analizan los últimos ochos. En ese caso, y siempre según los datos de la Consejería de Medio Ambiente a los que ha tenido acceso este periódico, de los 16.265 fuegos sufridos en la Comunidad, que arrasaban más de 220.000 hectáreas de las que casi 180.000 eran de masa forestal, el 55% (8.897) eran provocados por la mano del hombre de manera intencionada.
Pero la mano del hombre no está sólo detrás de los intencionados. A ese 55% además deben sumarse aquellos fuegos que las personas provocan de forma accidental, el 17% (2.762) y por negligencias, que en esta caso suponen el 18% (2.957) del total de los incendios de los últimos ocho años. Una suma que eleva al 90% el número de fuegos que están provocados por el hombre, bien de manera intencionada, los más dañinos y condenables, por negligencias o de manera accidental.
Pese a todo, el verano de 2024 se ha caracterizado por no haber acogido grandes incendios. De hecho, uno de cada cuatro focas registrados entre los meses de julio y agosto fueron conatos, es decir, afectaron a menos de una hectárea de superficie antes de ser controlados y posteriormente extinguidos.
En concreto, se enmarcan en esta tipología 327 siniestros de los 435 contabilizados en los meses centrales del verano. Esto supone, por tanto, que 108 sí alcanzaron las dimensiones mínimas como para considerarse incendios arrasando un mayor número de hectáreas. En este sentido, la mayor incidencia de los incendios se concentró entre los meses de julio y agosto, algo que por otra parte es previsible y normal. De esta forma, en Castilla y León se contabilizaron en junio 61 conatos y once incendios; en julio, 145 conatos y 41 incendios; y en agosto, 121 conatos y 56 incendios.
En la comparativa con el año anterior, el número de incendios se incrementó en un 66,7% con 174 más, si bien la gran diferencia se produjo en la superficie quemada. El verano de 2024 concluye, al menos hasta la fecha, con 1691 hectáreas calcinadas por el fuego, un 73% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Asimismo, en el desglose son 1310 las hectáreas de arbolada, matorral y monte bajo y pasto las que se han quemado, mientras que 378 figuran como superficie agrícola y solo dos calificadas como «otras».
Frente a estos datos, entre junio, julio y agosto de 2023 se quemaron 975 hectáreas como consecuencia de 261 focos, 218 de ellos conatos. De ellas, 841 corresponden con superficie forestal (arbolada, matorral y monte bajo y pasto) y 134 a superficie no forestal (agrícola y otras).
Los más destacable de estos dos últimos veranos es, precisamente, la superficie relativamente pequeña que han calcinado los incendios. Evidentemente, siempre que se produce uno de estos sucesos supone una tragedia para el medio natural y para los municipios o localidades que puedan verse afectados por las llamas. No obstante, Castilla y León acumula dos épocas estivales en las que afortunadamente no ha registrado grandes focos como los que asolaron gran parte de la Comunidad en 2022.
Entre los últimos incendios más reseñables que se han producido este verano en territorio castellano y leonés se puede mencionar el que se produjo esta última semana cerca de la localidad abulense.