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SANIDAD

«Los enfermeros no son fichas que se puedan mover sin saber dónde ni cuándo»

Alfonso, junto a su mujer Laura, expone la realidad que les llevó a buscar oportunidades laborales fuera de Castilla y León: «El principal problema es que Sacyl sigue siendo Sacyl»

El enfermero vallisoletano Alfonso Torre que trabaja en el hospital Marqués de Valdecilla, en Santander.E.M.

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Valladolid

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Italia, Inglaterra o Francia no son destinos habituales cuando uno termina la carrera de Enfermería en Valladolid. Pero a Alfonso Torre no le quedó más opción cuando se lanzó al mundo laboral y comprobó de primera mano tanto la falta de oportunidades como las precarias condiciones a las que se enfrentaba si no se marchaba al extranjero. Y pese a todo este conjunto de problemas, intentó quedarse junto su mujer Laura Losa, también enfermera. «Pero lo desechamos rápidamente porque la sensación era la misma que teníamos, que Sacyl respecto al trato a los profesionales sigue siendo Sacyl», recuerda.

Sus casos no pueden ser tratados como una excepción por los datos que asolan a Castilla y León. Y es que solo en el sector enfermero, un total de 614 profesionales decidieron darse de baja por traslado de sus colegios provinciales hacia otras comunidades autónomas el año pasado. Un verdadero problema si se tiene en cuenta el déficit de profesionales que presenta la Comunidad con cerca de 6.000, aunque cuenta el tercer mejor ratio en España de enfermeras por cada 1.000 habitantes, con 7.22, un punto y medio inferior a la media de la Unión Europea.

Si se dice que las comparaciones son odiosas también debería decirse que son útiles, y no solo a la hora de hacer números con todo un futuro laboral y familiar por delante, sino también en el propio «trato al trabajador». Este fue uno de los factores que tuvo en cuenta Alfonso para despedirse definitivamente de Castilla y León después de un año trabajando en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid tras su regreso del extranjero. «Había mucha falta de reconocimiento a nuestra labor. Me sucedieron cosas que a día de hoy no permitiría», explica el enfermero, quien se vio obligado a dejar atrás su tierra por la «inmovilidad» de la bolsa de trabajo de Sacyl. «Era imposible trabajar, ya no en Valladolid, sino en Castilla y León», asegura, por lo que optó por trasladarse hasta Cantabria.

Allí conoció a Laura, su pareja, a quien ese «trato abusivo» también le llevó a tomar la misma decisión de mudarse a Santander tras una experiencia de casi seis años en la Comunidad, cinco de ellos como enfermera en Ávila y otros cuatro meses en Atención Primaria en Valladolid. «Se maltrataba al personal manteniéndolo de correturnos con contratos encadenados de personal eventual (SNT), y acudiendo en cada turno a más de cinco servicios diferentes y con carteleras abusivas», afirma.

El intento de «abarcar todo» terminó degastando a Laura, y antes de ‘quemarse’ buscó la mejor vía de escape. «Donde trabajo solo estoy en una unidad, y aún cuando trabajé de correturnos no se acude a cualquier lugar sin tener ningún tipo de conocimiento. Está más especializado», compara la enfermera con el recuerdo transportado a Castilla y León, donde considera que a los profesiones se les trata como «esclavos». «Los trabajadores no son fichas que puedan mover sin saber dónde, cuándo ni cuántas veces», critica.

En Santander, con su trabajo en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, ambos empezaron a construir una nueva vida, como también buscaron hacer otros 611 enfermeros que se dieron de baja de su colegio provincial en 2023 para buscar oportunidades en otras regiones. Y por parte de de Alfonso y Laura tienen claro que no van a volver: «Si no es por una necesidad personal inevitable, no regresaremos».

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