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Varapalo de la AIReF a las universidades publicas de Castilla y León: “Falta planificación estratégica”

El organismo asegura que existe "un desajuste persistente entre las plazas ofertadas y su demanda", así como "heterogeneidad" en las metodologías y "diferencias" en la especialización investigadora

Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de ValladolidEP

Publicado por
Diego González
Valladolid

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La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) constata la «falta de planificación estratégica» por parte de la Junta de Castilla y León en su sistema universitario, de forma que identifica una serie de ámbitos para conseguir una utilización más eficiente de la cifra de 452 millones que recibió el Ejecutivo autonómico en 2022.

Así se desprende del informe publicado por la entidad de derecho público en el que analiza su marco estratégico, la organización de la docencia y el desempeño investigador. Un estudio en el que, además, detecta una "amplia heterogeneidad y complejidad" en las metodologías de los planes de ordenación docente de las cuatro universidades públicas, un "desajuste persistente" entre las plazas ofertadas y su demanda, y "diferencias" en la especialización investigadora.

Respecto a la "falta de planificación estratégica", la AIReF justifica que se debe a la ausencia de un documento que la establezca al no existir la programación universitaria prevista en la Ley de Universidades de Castilla y León. Entonces, tampoco se pueden priorizar los objetivos de la educación universitaria en la comunidad. "Esto condiciona la posibilidad de llevar a cabo una evaluación rigurosa del cumplimiento de sus objetivos y deja sin referencias tanto al modelo de financiación como a las universidades en la elaboración de sus propios planes estratégicos y su posterior desarrollo en forma de proyectos estratégicos", reflejaron en su nota.

Si bien las cuatro universidades de la Comunidad contemplan en sus estatutos la elaboración de instrumentos de planificación estratégica plurianual, estas herramientas no abordan con suficiente detalle algunos de los ejes fundamentales como la investigación o la docencia. Por ello, la AIReF considera que "las universidades deben aprovechar este marco de gobernanza para elaborar una planificación estratégica más proporcionada, con ejes y objetivos equilibrados, precisos y alineados".  

Por otro lado, tras analizar los planes de ordenación docente de cada una de las instituciones, la entidad considera que hay una "amplia heterogeneidad y complejidad en las metodologías" de los planes de ordenación docente, lo cual dificulta a la comunidad conocer y comparar la realidad de las capacidades y necesidades lectivas. Una heterogeneidad que la AIReF observa en la contabilización de la capacidad lectiva, cuya disposición neta se encuentra al 66,5% de la capacidad bruta, y en el encargo lectivo.

En este sentido, la AIReF aconseja "la simplificación y homogenización del contenido y metodología" para mejorar el alineamiento de las descargas lectivas de cada universidad.

Desajuste de la oferta y demanda

Respecto al desequilibrio "común" que existe en el sistema universitario español entre las plazas ofertadas en las titulaciones de las universidades públicas y su demanda por parte de los estudiantes de nuevo ingreso, la AIReF también constata que existe un «desajuste persistente» en los centros de Castilla y León, con problemas para cubrir las vacantes en ciencias sociales y jurídicas y de ciencias de la salud. También se ha hallado una oferta de plazas no cubiertas superior en las ramas de artes y humanidades e ingeniería y arquitectura.

Además, indica que esta falta de correspondencia entre oferta y demanda de plazas perdura a lo largo del periodo examinado, desde el curso 2015/2016 hasta el curso 2022/2023. De un lado, las cuatro universidades públicas, no aumentan ni disminuyen plazas para converger a las preferencias de los estudiantes de nuevo ingreso. Del otro lado, se evidencia la posible existencia de un problema de señalización, ya que parte de la demanda de titulación por parte del alumnado, especialmente de arquitectura e ingenierías, no se corresponde con los últimos datos de empleo observados entre los egresados más recientes.

Por último, del análisis de la producción científica, entre 2017 y 2021, se desprende que la especialización investigadora de las universidades de Castilla y León es “heterogénea”. En concreto, la AIReF detecta que la Universidad de Burgos presenta ventaja comparativa en la producción de publicaciones totales y del primer cuartil en historia, filosofía y arte, ingeniería mecánica, y especialidades sanitarias.

Por su parte, la Universidad de León destaca en arquitectura, ingeniería civil, construcción y urbanismo, ingeniería eléctrica y de telecomunicaciones, ingeniería mecánica, historia, filosofía y arte, ciencias biomédicas y especialidades clínicas afines, y ciencias de la educación. La de Salamanca tiene una mayor proporción de publicaciones totales y en el primer cuartil en ciencias empresariales, ingeniería informática, arquitectura, ingeniería civil, construcción y urbanismo, y matemáticas. Finalmente, la de Valladolid registra especialización relativa en investigación en ciencias de la naturaleza, ingeniería química, de los materiales y del medio natural, e ingeniería eléctrica y de telecomunicaciones.

Propuestas

A partir de estos hallazgos, la AIReF considera fundamental la elaboración de una planificación estratégica anual por parte de la Junta que sirva de referencia, tanto para el modelo de financiación, como para los planes estratégicos y las normativas de desarrollo de cada universidad.

Por otro lado, la AIReF plantea una serie de mejoras en los planes de ordenación docente elaborados por las universidades, como simplificar y homogeneizar su contenido, su estructura y su metodología de elaboración, vincular las descargas de capacidad lectiva a la planificación estratégica, y desligar progresivamente su elaboración, al cálculo de necesidades docentes y de contratación.

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Asimismo, propone realizar un examen pormenorizado de los desequilibrios entre plazas ofrecidas y demandadas, así como diseñar mecanismos de ajuste para la corrección de la brecha a lo largo del tiempo, en línea con la planificación de cada universidad. Por último, propone analizar las áreas de conocimiento de cada universidad que han destacado en esta evaluación por su producción científica y promover el uso de sus prácticas al resto de áreas.