Ana Sánchez insiste al PP que rompa con Vox y lamenta dos años de «desgobierno»

El PSOE reitera al PP que rompa con Vox. La secretaria de Organización del Partido Socialista de Castilla y León (PSOECyL), Ana Sánchez, lamentó este miércoles en Valladolid los dos años de «desgobierno» y de la «vergüenza» de la Junta y exigió al Partido Popular que rompa «ya» con la «extrema derecha» de Vox y gobierne en minoría, con apoyos puntuales de los socialistas. Además, calificó al presidente del Ejecutivo autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, de «pusilánime» y al vicepresidente sin competencias Juan García-Gallardo de «racista, xenófobo y machista».

Con un motivo de una rueda de prensa para realizar un balance de las comparecencias de los consejeros de la Junta en el ecuador de la legislatura, Sánchez consideró que el presidente de la Junta está en una encrucijada «complicada», tras las palabras del secretario autonómico del PSOE, Luis Tudanca, en el Debate del Estado de la Comunidad al ofrecer a Mañueco sacar a Vox de la Junta pero no lo hace por que no le da la «real gana». «Políticamente hablando, es un pusilánime y, al final, creo que será la extrema derecha quien rompa el acuerdo de Gobierno», sentenció.

La número dos del Partido Socialista de Castilla y León señaló, según recogió la Agencia Ical, que Mañueco fue «pionero» en meter a Vox en los consejos de Gobierno, algo que, a su juicio, «cercenó» todas las posibilidades de Alberto Núñez Feijóo de ser el presidente de España. No en vano, precisó que la primer decisión del recién nombrado responsable nacional del PP fue autorizar la entrada de la «extrema derecha» en la Junta y luego vinieron Aragón, Valencia, Extremadura y Murcia, además de pactos en más de 140 ayuntamientos. «Mientras el mundo se rebela ante esa pérdida de valores que representa la extrema derecha y pone pie en pared, Mañueco y su Gobierno radical dan vergüenza ajena», aseveró.

La secretaria de Organización del PSOE alabó la tarea de oposición a la Junta, algo que llevan a cabo los portavoces de su partido. Un trabajo de control y rigor «constante» que, precisó, es «ingrato y duro» pero necesario para denunciar los «desmanes» del Gobierno «radical» de Mañueco. Citó que la presión de los socialistas ha logrado parar el protocolo antiabortista y la ley de concordia así como defender los derechos LGTBi y los trabajadores, el último con el Servicio regional de Relaciones Laborales (Serla). «Los hombres y mujeres de esta tierra saben que aquí hay un PSOE que alza la voz y da la cara por ellos. Vamos a seguir denunciando todos estos atropellos pero también proponiendo, por que otra Castilla y León es posible», añadió.

Lamentó que el Gobierno de la Junta esté entregada a la política de la confrontación y el odio constante mientras no gestionan. Preguntó a qué ha destinado los 16.000 millones de euros extra que ha recibido del Gobierno central por que ha sido «incapaz» de reducir la deuda pública, que se eleva a 14.000 millones, pero tampoco han mejorado los servicios públicos como el incremento de los salarios de los docentes o no encuentra sanitarios.

En este sentido, recordó que Castilla y León fue en 2023 la comunidad que más empresas perdió o la segunda que menos creció, un 1,9 frente al 5,5 por ciento de España, además de que continuará con la sangría poblacional en los próximos al año, con 16.000 habitantes menos. Frente a las 300.000 personas que han salido de las listas del paro en los dos últimos años en el país, solo fueron 17.000 en la Comunidad. «¿Qué hacen con nuestro dinero?», reiteró, mientras el señor Mañueco continúa con sus políticas de «artificio» como la bajada de impuestos de 20 euros.

A modo de balance, denunció la gestión del Servicio Público de Empleo (Ecyl), con las dimensiones de tres gerentes, o del Serla; dinamitado el Diálogo Social; la instrumentalización de las consejerías como instrumento ideológico; la publicidad institucional para «pagarse los titulares» y financian a «pseudomedios», condenados y difusores de bulos. Además, cargó contra el «deterioro» de un bastión de la Comunidad como la agricultura, con una marca de calidad de alimentos en caída tras poner en duda los productos locales. «Cuando rebajan la seguridad alimentaria y los cánones de calidad hacen que nuestras marcas pierden credibilidad», manifestó. En cuanto a la cultura, lamentó que su imagen se haya deteriorado.