Diario de Castilla y León

SANIDAD

El Covid mantiene 283 hospitalizados en Castilla y León y las nuevas mutaciones avisan para el otoño

Los epidemiólogos vinculan el repunte de contagios por coronavirus de las últimas semanas a las mutaciones de la variante ómicron y advierten que «debe imperar la sensatez» ante la movilidad y los contactos durante el verano

Imagen de archivo de una paciente en un centro de salud.

Imagen de archivo de una paciente en el centro de salud de Medina del Campo.J.M.LOSTAU

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Valladolid

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Una vez más, cuando una gran parte de la población había vuelto a olvidarse del Covid-19, el tránsito de la primavera al verano ha acogido un nuevo repunte de esta enfermedad respiratoria, implantada como una más de este tipo junto a, por ejemplo, la gripe. Una nueva ola provocada por diversas mutaciones de la variante ómicron, la predominante desde que apareciera unos dos años atrás, y que aún a día de hoy, cuando ya se está produciendo un descenso, mantiene a 283 personas ingresadas en los hospitales de Castilla y León y sirve de aviso de cara a un otoño y un invierno en el que el coronavirus, según las previsiones de los epidemiólogos, volverá a ganar protagonismo.

Como es habitual, no resulta sencillo establecer una fecha en la que comenzara este aumento de casos, aunque a través de los informes de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León, y concretamente el último, correspondiente a la semana 26 del año (del 24 al 30 de junio), se puede apreciar como la incidencia de casos empezó a subir con fuerza entre finales de abril y principios de mayo. El pico, por el contrario, llegó a mediados de junio, lo que significa que actualmente la incidencia se encuentra en retroceso a un ritmo similar al que ascendió.

Esta última se trata, por tanto, de una ola que apenas se extenderá a lo largo de dos meses y medio o tres. Eso sí, su brevedad no ha evitado que se produzca un aumento notable de los ingresos hospitalarios vinculados al Covid-19. Según datos de la Consejería de Sanidad a los que ha tenido acceso este periódico, a fecha de 4 de julio eran 283 personas las que permanecían ingresadas por este motivo. De ellas, 267 se encontraban en planta y 16 en UCI, cifras comparables a las que se registraban tras el último verano.

También resulta muy significativo de estas cifras que un amplio porcentaje de esas personas hospitalizadas con coronavirus fueron diagnosticadas una vez que ingresaron por otro motivo. En este apartado se sitúan el 114 de los pacientes, el 42,7% del total, mientras que 153 personas sí acudieron a los centros médicos y fueron hospitalizados por causas relacionadas directamente con el coronavirus, el 57,3%.

Algo similar ocurre en la UCI, con diez pacientes ingresados a causa del Covid, el 62,5%, y los seis restantes hospitalizados por otros motivos, que representan el 37,5% del total.

Pacientes hospitalizados con infección de Covid-19.

Pacientes hospitalizados con infección de Covid-19.E.M.

Por otra parte, atendiendo a los ingresos que registra cada hospital de Castilla y León, se puede observar como los de mayor tamaño acumulan un mayor número de ingresos, algo por otra parte dentro de la normalidad. En lo que respecta a los hospitalizados en UCI, sin embargo, las camas ocupadas a consecuencia del Covid-19 se localizan en los centros hospitalarios de Ávila, Burgos, Soria, Valladolid y Zamora.

El último informe de la Red Sanitaria Centinela de Castilla y León, que será el último que se publique semanalmente en la temporada 2023-24, pone de manifiesto que «la onda de Covid-19 parece haber alcanzado su máximo en la semana 24, situándose la incidencia en la semana 26 en 83 casos por 100.000 habitantes».

Aún así, también se matiza que «se reduce la circulación global de virus respiratorios, con la excepción del Sars-Cov-2 y los rinovirus y enterovirus».

Sin embargo, y más allá de los datos registrados por la Consejería de Sanidad de Alejandro Vázquez, hay algunas cuestiones que los explican, como es la alta cifra de mutaciones que en los últimos meses ha venido registrando esa variante ómicron tal y como se ha podido confirmar mediante la secuenciación del virus. Así lo explica el catedrático en Microbiología y uno de los epidemiólogos más reconocidos de Castilla y León, José María Eiros, quien en declaraciones a este periódico apunta que «en la propia deriva evolutiva del virus va implícito modificaciones en el genoma».

En concreto, estas modificaciones las que alude Eiros se producen en la glucoproteína spike, y que tienen a su vez efecto en cuatro modificaciones de la variante del Sars-Cov-2 en la que se producen. Por un lado generan mayor transmisibilidad, lo que se vincula directamente con el aumento de los contagios. También se registran, en este sentido, cambios a la hora de ocasionar la enfermedad, e incluso se altera la capacidad de detección de las pruebas diagnósticas.

Esto no es algo desdeñable, puesto que si se producen muchos cambios en el virus podría darse el caso de que las actuales pruebas diagnósticas a las que tiene acceso la población no detecten todas las infecciones, con los efectos en la transmisión que eso puede tener.

Finalmente, la cuarta modificación a la que se refiere Eiros es la eficacia de las vacunas, que puede verse reducida si la estructura del virus cambia de manera notable.

El catedrático de Microbiología apunta también que «en los dos últimos meses se han detectado 88 linajes diferentes del virus», siendo el más abundante el denominado como IN.1.16.3. Todos ellos, incluido este último, derivan de la archiconocida variante ómicron, predominante durante los dos últimos años y que parece haberse asentado como máxima representante del coronavirus. Es más, el propio Eiros certifica que «todas las variantes que circulan son ómicron», la cual, a su vez «desciende de la BA.2.86».

Pero la complejidad que supone actualmente el coronavirus para aquellos expertos que tratan de seguirle el rastro para, en la medida de lo posible, anticiparse a sus futuros movimientos, no termina aquí. En la actual variante también se han detectado unas 50 mutaciones para la glucoproteína spike. «Por eso estamos teniendo mucha transmisión», asegura Eiros, al mismo tiempo que advierte que es probable que próximamente emerja la KP3.

¿Y cuál es el trabajo que tienen por delante los epidemiólogos? Como señala el catedrático en Microbiología, «se está trabajando en las recomendaciones de vacunaciones de Covid y gripe en otoño», aunque el resultado final dependerá de las decisiones que se tomen en el seno del Consejo Interterritorial de Salud, que será el que establezca criterios unánimes para todas las comunidades autónomas.

En cualquier caso, Eiros sí avanza que esos criterios de vacunación apuntan a ser muy similares a los de la campaña anterior, la 2023-24, aunque debido a las mutaciones del virus no se puede descartar que «pueda cambiar la composición de la vacuna». Un ajuste que tampoco es nuevo y que se realiza con la gripe prácticamente de manera anual.

Todo lo anterior viene a dejar patente que la lucha contra el coronavirus sigue siendo una ardua labor que se realiza prácticamente a contrarreloj. La parte positiva, como destaca Eiros, es que en la actualidad la enfermedad «no es más grave», si bien tampoco se puede bajar la guardia. «Al haber más casos hay que mantener la vigilancia», advierte.

Asimismo, Eiros pone en valor todo ese trabajo que se lleva a cabo y los efectos positivos que tiene para combatir el virus. «Secuenciar es una realidad innegable, también lo hacemos con otros virus respiratorios. Es algo que se ha consolidado y a lo que no debemos renunciar», reivindica. Asimismo, recuerda que «lo más robusto de secuenciar es para construir nuevas vacunas» que se adapten a las nuevas características del virus.

Otra de las conclusiones que los expertos han extraído es que «el virus no se ha estacionalizado», puesto que en lugar de concentrar sus repuntes en los meses más fríos del año estos también se producen el resto de la temporada, como demuestra la ola actual.

Asimismo, y con el periodo vacacional en ciernes, no se pueden pasar por alto las medidas que sirvan para evitar contagios en la medida de lo posible. Así, Eiros recomienda que especialmente en los periodos vacacionales «debe imperar la sensatez». «Hay que utilizar los medios que impidan la transmisión. En el caso de las personas contagiadas, el uso de la mascarilla, reducir el contacto y el lavado de manos», enumera el catedrático.

Aún así, también sostiene que en esta época juega en contra de la transmisión que «en verano es más difícil convivir en espacios hacinados», aunque por el contrario «se producen más contactos».

En cualquier caso, todo lo que se produzca estos meses de verano con relación al coronavirus «condiciona lo que venga en el invierno», para cuando se espera, según Eiros, una «mayor capacidad de transmisión» del Covid-19.

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