SOCIEDAD
Los alimentos a los que renuncian los castellanos y leoneses por el encarecimiento de la cesta de la compra
Un 43,7% de los habitantes afirma que la inflación ha perjudicado sus hábitos, mientras que un 46,3% reconoce haber dejado de consumir algún comestible
La subida del precio de la cesta de la compra, a un ritmo del 38% en los últimos tres años, hace mella en la dieta de la población de Castilla y León, hasta el punto de que un 43,7% afirma que su alimentación se ha visto perjudicada por la inflación, y a ello se une que otro 46,3% reconoce que ha dejado de consumir algún alimento. Son datos que pone sobre la mesa el VI Estudio Salud y Vida de Aegon conocido por Ical, y que llaman a la reflexión.
En España la primera cifra alcanza el 48,8%, con una percepción que comparten y elevan los grupos de 18 a 55 años, y también quienes se encuentran en una situación económica desfavorable, que opinan que comen peor por el incremento del coste de los alimentos (66,4%), algo que reconoce de forma mayoritaria quienes han estado desempleados en algún momento este año (67,6 %).
Por comunidades, Castilla y León se encuentra en puestos intermedios. Los efectos de la subida del precio de los alimentos ha perjudicado más a los canarios (66,4%), extremeños (62,5%) y navarros (56%), mientras que la inflación ha impactado menos entre los gallegos (37,6%), asturianos (41,2%) y catalanes (42,5%). Por tipos de alimentos, el 52,5% ha renunciado al pescado por su precios; un 34,9%, a la carne; y un 18,1% a las frutas. Además, un 17% ya no compra cereales, y casi un 12%, leche o lácteos. También, un 7,2% ha dejado de comer legumbres y hortalizas, y un 8,2%, verdura.
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Diario de Castilla y León | El Mundo
Por sexos, el porcentaje de encuestados que ha dejado de consumir algún alimento por su encarecimiento es mayor entre las mujeres (49,5%), los más jóvenes (61,7%) y entre los que han perdido su trabajo o han sufrido un ERTE, con cifras que se elevan al 67,2%. Entre los que creen que su situación económica ha empeorado, el dato alcanza el 62,1%.
En este caso, en el de la población que ha dejado de consumir algunos alimentos por su precio, donde Castilla y León alcanza un 43,6%, Canarias (61,1%), Aragón (58,1%) y Navarra (56%) acumulan las mayores cifras, mientras que el dato más bajo se encuentra en Castilla-La Mancha (32,9%), junto a Cantabria (35,6%) y Asturias (35,9%).
Lo cierto es que en el otro lado de la balanza, tras dos años en los que el estudio había registrado una bajada del consumo de alimentación saludable, el indicador crece hasta alcanzar uno de cada dos que considera que su dieta es sana en gran o buena medida. En concreto, Castilla y León suma un 64,4%, aunque ligeramente por debajo de la media nacional del 67,4%. Hace dos años, se situaba en el 60,2%, por encima del 58% del país, y hace tres, en 2021, en un 63,9%.
En este apartado, Castilla-La Mancha lidera la tabla, con un 73,3% de la población que cuida su alimentación, por delante de los aragoneses (70,6%) y de los andaluces (69,4%). Las comunidades cuyos ciudadanos cuidan menos lo que comen son Cantabria (58,4%), País Vasco (60,7%) y Extremadura (62,4%).
En la mayoría de casos, la alimentación no ha cambiado durante el último año entre la población castellana y leonesa, grupo que anota un 66,4%, 53,1% para España. Un 5,2% entiende que ha evolucionado a peor (6,4% en España), y un 28,5%, a mejor (52,1%).
La percepción de la evolución de la alimentación en el último año está relacionada con el estado de salud percibido. Quienes aseguran estar enfermos o encontrarse mal son quienes más cambios han hecho en su dieta, tanto a mejor (29,5%) como a peor (un 22,7%). Los cambios en la alimentación del último año están alineados con cómo se percibe la propia alimentación. Así, quienes consideran llevar una buena dieta, este año han incrementado los hábitos positivos, en tanto que quienes creen no comer bien, en 2023 han empeorado la calidad de su alimentación. Además, los encuestados que trabajan y los que teletrabajan perciben en mayor medida una evolución positiva en su alimentación, al igual que entre quienes no tienen hijos.
Por comunidades, en Canarias (55,4%) y Castilla La Mancha (52,4%) es donde hay más encuestados que creen que su alimentación ha ido a mejor, mientras que Castilla y León, con ese 28,5%, se coloca en la cola.
La fruta (55,2%) y la verdura (34,1%) son los alimentos que los encuestados consumen casi todos los días. Entre los productos de origen animal, destaca un mayor consumo diario de carne (9,2%) que de pescado (2,3%). La comida basura tiene poco peso en la dieta y un 36,9% de los encuestados afirman no comerla nunca, o menos de una vez al mes.
En la edición actual del estudio hay un cambio en la tendencia de los últimos años y se da un aumento significativo en la importancia que los encuestados dan a la información de las etiquetas al decidir su compra. Así, un 40,2%, al igual que en España, dice que las propiedades nutricionales de los alimentos influye en su decisión de compra, y un 55,2% (50,3% en España) asegura que mira los ingredientes y la composición de los alimentos y que estos son relevantes a la hora de comprarlos.
En este caso, La Rioja es el lugar en el que más atención se presta tanto a la información nutricional (64,1%) como a la composición de los alimentos (63,6%). La sigue Canarias, que observa los aspectos nutricionales en un 50% y los ingredientes en un 58,4%. A continuación se sitúa Andalucía, donde se atribuye una importancia de compra del 46,2% a la nutrición y un 57,8% a los ingredientes.
En cambio, quienes menos importancia dan a las etiquetas son los extremeños (solo un 27,5% mira los aspectos nutricionales y un 38,9% la composición), los cántabros (el 30,1% presta atención a la nutrición y el 36,3% a los ingredientes) y los aragoneses (un 32,8% se preocupa por la nutrición y el 34% por los ingredientes).
El informe de campo lo realizó Grupo Análisis e Investigación durante el mes de mayo de 2023 y es específico para España. La muestra del estudio consta de 1.600 entrevistas a individuos de más de 18 años de ambos sexos, con un error muestra máximo del 2,48% bajo los supuestos de máxima heterogeneidad del universo de estudio (P=Q=50%) y de muestreo aleatorio simple, y con un nivel de confianza del 95,5%. Para la selección de la muestra se ha empleado un sistema de cuotas proporcionales por sexo, edad y tamaño de hábitat. La distribución por comunidad autónoma se ha hecho mediante una afijación no proporcional y se ha ajustado el peso de la muestra de cada una de ellas según su población.