Las lecciones del 'maestro que prometió el mar' reviven en sus artículos de prensa
La Biblioteca de Castilla y León digitaliza los textos que el catalán Antonio Benaiges escribió en el periódico ‘La Voz de la Bureba’
«Qué escalofrío que haya millones de humanos sin lo elemental para vivir. Esto sucede porque los que no producen nada y lo disfrutan todo acumulan tanta riqueza como inferioridad moral. Humanamente es incomprensible, socialmente intolerable, económicamente suicida y estúpido. Tanto que saben de números y no supieron vislumbrar el desequilibrio económico de su sistema capitalista. Vivir debería ser una armonía superior: estar en todo momento conformes con nosotros mismos y aspirar a ser mejores. Abrir los ojos no es nada fácil. Ni nada cómodo. Supone un esfuerzo y a veces un dolor. Son pocos los que emprenden ese viaje. Acariciemos una palabra: luz».
Suena un vals y la voz en off reproduce esas palabras en una escena de El maestro que prometió el mar mientras los niños bailan entre los árboles al compás del ‘un, dos, tres, un dos, tres’ que va marcando su profesor. Ese texto forma parte de uno de los artículos que el auténtico Antonio Benaiges escribió para el semanario 'La Voz de la Bureba'. Lleva por título Vivir y los guionistas pudieron consultarlo en papel. Ahora, el documento íntegro es accesible desde cualquier lugar del mundo gracias a la digitalización de este periódico, autodeclarado ‘apolítico’ y ‘defensor de la agricultura y de los intereses de Briviesca y su partido’, que se publicó entre abril de 1934 y junio de 1936.
'Vivir': "La paradoja tragicómica: que sobre pan y la gente muera de hambre"
En 17 de ellos hay colaboraciones de Antonio Benaiges y Nogués, que así firmaba este profesor natural de Montroig (Tarragona). Destinado en Bañuelos de Bureba, en este pequeño pueblo burgalés puso en práctica una innovadora y emancipadora pedagogía en los años previos al estallido guerracivilista.
Entre sus artículos, los hay que muestran su compromiso social y político, convicciones que defendía sin temor en público en una España en la que –como luego se demostró– empezaba a ser peligroso significarse. «En cuanto a tus artículos: tú no tienes un pelo de tonto, Antonio. Y no es buen momento para serlo», le advierte el alcalde en un diálogo de la película. La historia, protagonizada por Enric Auquer y Laia Costa, incorpora elementos de ficción pero retrata con fidelidad la figura del profesor republicano gracias a numerosas investigaciones, como las iniciadas por Sergi Bernal y por asociaciones memorialistas y de familiares encargadas de desenterrar literal y metafóricamente la memoria de los represaliados.
«En la película no se han inventado nada, por desgracia», cuenta María Jesús Olivares, técnico del archivo municipal de Briviesca. El Ayuntamiento de este pequeño municipio de 6.300 habitantes colaboró en la producción y ayudó en el rodaje con las reproducciones de los ejemplares del periódico que aparecen en la cinta, así como a documentar el vestuario y el acento de los personajes naturales de la Bureba, con esa entonación particular de sus habitantes, relata la archivera.
Al tiempo que se estrenaba la película, fue ella quien a finales del año pasado publicó un anuncio (en el tablón municipal y en redes sociales) para buscar los originales de este periódico, al tratarse de un valioso patrimonio documental de la comarca. Aparecieron vecinos que conservaban algún ejemplar, pero sueltos y con intención de venderlos. Cuando ya se «había olvidado del asunto», el pasado mes de marzo, recibió una llamada que recibió «como un regalo de los reyes magos». Eran los herederos de Vicente Alonso Manso, titular de un comercio de Briviesca que en su día estuvo suscrito al periódico. La familia conservaba «en un estado excelente, sin mutilaciones», casi todos los números del semanario: 109 de los 112 que se llegaron a publicar entre 1934 y 1936. «Lo guardaban como un tesoro y decidieron donarlo de forma generosa al entender que era lo que su padre hubiera querido», cuenta la archivera.
Un repaso a los pdfs de La Voz de la Bureba permite recorrer los ideales del maestro Benaiges y constatar la vigencia de sus postulados en torno a la importancia de educación en el futuro de un país, la justicia social y la polarización ideológica.
'De Carnaval y de Política': "No insulten. No boicoteen las conquistas obtenidas"
¡Viva Briviesca!: «¿Qué ha sucedido que al ir a votar también hayas dicho Frente Popular? ¿Tú, que parecías dura de pelar?»
'Casas del Pueblo': "Hazte brasa común, únete al hermano"
A las mujeres: "Sólo a sí se obedece en el momento de obrar: subordinarse envilece y entorpece el caminar'
"La polilla, la morfina y la usura: tres acciones lentas, pero seguras'
«La polilla, la morfina y la usura: tres acciones lentas, pero seguras».
«Jazz, cocktail, flirt, toilette, ring...: invasión bárbara».
«Ama la quietud, pero no estés quieto».
«Desesperarse es no saber esperar».
"Derecho a alimentaros, a ir vestidos, a tener casa. A correr, a saltar, a estar alegres, a divertiros. A ser cuidados"
«Os he dicho que tenéis derecho a ir a la Escuela. Y a estar bien en ella. Fijaos lo que decía todo un hombre, Francisco Giner de los Ríos, hace algunos años: ‘La Escuela triste, sin sol, sin horizontes, de espaldas al campo; el maestro triste, agrio, iracundo; la enseñanza triste, fría como cosa mecánica a que hay que sujetarse por fuerza, van pasando, pasando... La alegría y el bullicio del niño son cosa divina; haced que duren y animen y calienten por todas partes, como un sol, el mundo›. ¡Qué bellas palabras! En ellas estáis vosotros, como estabais en el alma de aquel hombre», reza aquella misiva de diciembre de 1935.
"Los padres no conciben que sus hijos quieran no ser como ellos. En lugar de estimularlos, se aplica la pedagogía del 'trágala'"
«Que los padres quieren a sus hijos» se le antoja a Benaiges «indiscutible» pero «que sepan quererlos» es algo que «permite discusión». «No conciben, prosigue el maestro, que sus hijos puedan sentir la necesidad de no ser como ellos. Así, el niño se convierte en un ser incapaz de dar algo elevado y fecundo, que vibre y haga vibrar. Todo lo más delicado de su interior queda en la penumbra, cuando no aplastado. En lugar de ser provocado, estimulado, se le aplica la pedagogía del trágala».
«Los padres, muchas veces sin querer, son tradicionalistas. Los hijos han de ser una copia exacta de los padres. En carácter, en sentimientos, en voliciones. Y aparece el autoritarismo, la razón de la fuerza. El niño, libre por naturaleza, se rebela y busca el arma para defenderse: se vuelve hipócrita».
«A pocos padres se les ocurre pensar que su hijo haya de ir a la Escuela para satisfacer una necesidad vital y desinteresada, para desbordar propia vida», continúa antes de concluir que «sólo tienen derecho a llamarse padres aquellos que saben hacer un hombre de su hijo».
Éstas y otras lecciones del maestro Benaiges reviven sin perder vigencia a través de sus artículos de prensa. Y aunque su cuerpo descerrajado aún no se haya localizado, su voz, lejos de apagarse aquel aciago 19 de julio de 1936, sigue resonando a través su legado.