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Más collares y un dron para vigilar al oso por tierra y aire

Medio Ambiente compra 24 nuevos colgantes con GPS, 28 cámaras de fototrampeo, visores térmicos y noctunos y un dron para controlar sus movimientos, prevenir conflictos y evaluar la gestión del hábitat

Captura de un oso para la colocación de un collar con GPS el pasado 11 de agosto en Sosas de Laciana, en la provincia de León.E. M.

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Valladolid

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La Consejería de Medio Ambiente intensifica la vigilancia sobre el oso pardo. Acaba de anunciar la compra de 24 nuevos collares con gps, 28 cámaras de fototrampeo, cinco visores térmicos, un visor nocturno... y hasta un dron para controlar por tierra y aire los movimientos del animal en la Cordillera Cantábrica.

Se trata de dos expedientes de adquisición de material lanzados por la Fundación Patrimonio Natural con el mismo objetivo: obtener información sobre la especie y prevenir incidentes en los núcleos de población cuando merodean por la zona.

Por un lado, está a punto de adjudicar la compra de 24 nuevos collares con gps (78.795 euros de licitación). Los nuevos dispositivos usan la misma tecnología que los empleados hasta ahora dentro del plan de captura iniciado en septiembre de 2021, cuando se colocó el primer collar a una osa adulta en las comarcas de Laciana y Alto Sil. Desde entonces se han radiomarcado quince osos (once en León y cuatro en Palencia) y en la actualidad once permanecen con el collar activo, explican desde la Junta. «Todos han sido colocados en osos que se acercaban a los pueblos» en busca de alimento, como comedores de pienso, huertos, frutales, asentamientos apícolas o contenedores de basura.

Son los propios equipos técnicos y veterinarios de Medio Ambiente los que participan en el proceso. La captura se inicia con trampas culvert o mediante el disparo de un dardo con anestesia para inmovilizar al animal. Una vez colocado el collar –un cinturón de cuero con batería incorporada y un peso máximo de un kilo–, envía por satélite todos los días las coordenadas del animal, con su posicionamiento exacto una vez cada hora. La vida útil de la pila es de dos años.

Las señales recibidas dibujan en el ordenador los movimientos del animal casi en tiempo real. Eso permite visualizar «la localización exacta de los osos cuando mayores conflictos pueden provocar al adentrarse en los pueblos, entre junio y octubre», precisan desde la Consejería. Y anticiparse así –agregan– a sus movimientos cuando lo consideran una amenazan a los vecinos. ¿Con qué medidas? Ahuyentándolo, por ejemplo, disparando bolas de goma. O eliminando fruta en algunos pueblos, como ya hicieron los celadores y agentes medioambientales con la conocida osa Lechugina para evitar su habituación en Tejedo del Sil y Villarino.

«Sabiendo dónde están los osos, los equipos pueden vigilar las entradas de los pueblos de forma más efectiva e, incluso, saber si alguno están dentro del corral de alguna casa y poder actuar de forma previa a que se produzca algún incidente con la población local», explican los responsables de Medio Ambiente.

El segundo contrato se acaba de licitar por 17.318 euros y el plazo para presentar ofertas es este 8 de abril. Dentro de los mismos objetivos, incluye la adquisición de diversos materiales, entre ellos, un dron ligero, de menos de 249 gramos, con detección de obstáculos tridireccional, vídeo 4K HDR, wifi y pantalla de vuelo. El presupuesto del dron son 840 euros.

Además, dentro del mismo lote se incluye la adquisición de 28 cámaras de fototrampeo, que se activan al detectar la cercanía del animal mediante un sensor de movimiento. Y también cinco visores térmicos y un visor nocturno con accesorios para su instalación en un rifle anestésico, dos cámaras de acción, ocho linternas y ocho lámparas frontales. Se trata de «material necesario para lograr los objetivos de radiomarcaje propuestos». Con estos dispositivos «se espera obtener información que ayude a la toma de decisiones y evaluación de las medidas preventivas, así como aumentar el conocimiento actual de la especie en el territorio de Castilla y León», indica el expediente.

Ambos contratos se enmarcan dentro del Plan de Captura y Radiomarcaje del Oso Pardo en Castilla y León, que persigue «favorecer la coexistencia entre osos y humanos en el paisaje humanizado de la Cordillera, para facilitar la conservación y expansión de la especie» así como «la reducción de conflictos entre osos y hombres».

Esa vigilancia está destinada también a aumentar el conocimiento sobre el uso del hábitat y los diferentes movimientos de machos y hembras a lo largo de su ciclo vital. Con esa información se estudiarán las posibles mejoras en la gestión del hábitat, según los objetivos recogidos en los pliegos.

También se persigue estudiar las causas de mortalidad de la especie, aunque en los últimos tres años ninguno de los osos ha fallecido mientras portaba el collar.

Avistamiento de osos

Los expedientes de contratación explican que la Junta «también trabaja en la regulación de una nueva actividad derivada de la imagen atractiva del oso del aumento poblacional: el turismo de avistamiento de osos». Desde Medio Ambiente explican que «disponer de osos radiomarcados puede aportar datos de cómo les afectan las distintas actividades que se llevan a cabo en el medio natural, el turismo de observación, la actividad cinegética, las actividades deportivas, las actividades extractivas, de gestión del medio ambiente...». «El análisis de estos datos puede darnos las claves para ver el grado de compatibilidad de esas actividades con la conservación del oso pardo y permitir establecer condicionados para que esa compatibilidad sea mayor», apostillan antes de enumerar la «limitación de fechas, distancias mínimas, número de personas que pueden llevar a cabo una actividad».

¿Significa esto que se regulará el avistamiento de osos en algunas épocas del año o en puntos concretos?

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«En el marco de la revisión del plan de recuperación del oso pardo, actualmente en redacción, se revisará con detalle las afecciones de la observación de fauna sobre las poblaciones de oso», responden desde la Junta. Ese documento «recogerá la elaboración del plan estratégico de turismo de observación», que se redactará teniendo en cuenta la información obtenida mediante las campañas de radiomarcaje y se utilizará, en su caso, para definir directrices para la gestión de esta actividad».