Más de 370 fosas de la Guerra, en lista de espera en Castilla y León
Un total de 311 enterramientos están pendientes de intervención y en otros 65 los sondeos no han encontrado el yacimiento
Un total de 2.767 cuerpos de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo recuperados en fosas comunes a lo largo y ancho de Castilla y León, y otros 6.385 aún por recuperar. Son las principales cifras de una realidad que, dos décadas después de que se normalizaran las exhumaciones, la clase política aún tiene problemas para despojar de ideologías. Al menos, autoridades y ciudadanía han tenido tiempo en estos veinte años largos de hacerse una idea de la verdadera dimensión del problema. A principios del siglo XXI no todos hubieran dado crédito a las cifras que se tienen hoy, a esas 2.767 osamentas extraídas de 304 fosas comunes distribuidas por las nueve provincias. Pero son más aún las fosas pendientes de excavar, 311, y a esas hay que sumar otras 65 cuya existencia se conoce pero que aún no se ha logrado localizar con exactitud pese a los sondeos realizados.
El número de cuerpos que aún se buscan, esos 6.385, permanecen en sus lugares de enterramiento clandestino desde hace al menos 85 años, según las estimaciones de las distintas asociaciones de Memoria Histórica. Desde que comenzaron las excavaciones denominadas ‘científicas’, en el año 2000, se ha avanzado mucho en la recuperación de los restos óseos, pero en este tiempo se ha sucedido otro fenómeno en paralelo: la desaparición física de todos los responsables de aquella matanza, primero, y después el fallecimiento de casi todos los que estuvieron afectados directamente por el conflicto armado que se desarrolló de 1936 a 1939.
En el último informe Mapa de fosas comunes de la Guerra Civil y el Franquismo en Castilla y León, elaborado por los investigadores de Antropología Social de la Universidad de Burgos, Ignacio Fernández de la Mata y Juan Montero Gutiérrez, mediante un convenio con la Consejería de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior de la Junta de Castilla y León, se documenta un total de 680 fosas comunes de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo.
Dado que el grueso del territorio de Castilla y León quedó bajo el control de los sublevados, la mayoría de las fosas comunes responden a la violencia represiva desatada por ellos. En mucha menor medida se han encontrado fosas de la represión ejercida por el bando republicano en Castilla y León con 5 fosas que acogían los restos de 31 personas. Su localización en Mombeltrán, Piedralaves y San Esteban del Valle en la provincia de Ávila, Canduela en Palencia y Villasana de Mena en Burgos, se corresponde con pueblos próximos a los frentes de guerra centro y norte.
Porcentualmente, son casos muy aislados para el territorio de Castilla y León. Antes, en la etapa franquista, se habían trasladado ya al Valle de los Caídos los cuerpos de otras 68 fosas creadas por el bando republicano, en la que se encontraron los cuerpos de 226 personas pertenecientes al bando sublevado.
Paseos y sacas
Las víctimas fueron en su mayoría civiles asesinados en ejecuciones extrajudiciales –paseos y sacas–, a los que hay que añadir los fusilados tras consejo de guerra sumarísimo. Otros muchos fallecieron a causa de enfermedades contraídas por las malas condiciones de las prisiones, cárceles y campos de concentración. Todo el trabajo de recuperación de estas víctimas constituye un testimonio silencioso de todo lo que no debería volver a ocurrir, pese a que se esté repitiendo constantemente en tantos lugares del mundo.
El documento plantea diversos aspectos poco difundidos, como el hecho de que las exhumaciones no comenzaran con las denominadas ‘científicas’, respaldadas por arqueólogos, en el año 2000, como se cree generalmente. Comenzaron en 1940, promovidas por las familias de las víctimas. Por este sistema se desenterraron de 1940 a 1999 un total de 453 represaliados. Otro hecho registrado en el informe son los traslados de víctimas desde Castilla y León al Valle de los Caídos entre 1959 a 1974, un total de 339.
Eso sí, las intervenciones científicas a partir del año 2000 son las que más cuerpos han logrado recuperar, un total de 1.975 en 169 fosas. No obstante, el estudio advierte que las 680 fosas documentadas suponen «un número mínimo», ya que «seguramente hay muchas más», pues el número de víctimas mortales de la Guerra Civil en este tipo de ejecuciones para Castilla y León se estima por los historiadores entre 16.000 y 18.000 personas.
Por provincias, de los 2.767 cuerpos recuperados desde la posguerra hasta la actualidad, 109 lo fueron en la provincia de Ávila, 1.105 en Burgos, 227 en León, 422 en Palencia, 115 en Salamanca, 141 en Segovia, 153 en Soria, 464 en Valladolid y 31 en Zamora.
Las fosas registran una gran dispersión territorial, con 119 en Burgos, 111 en León, 105 en Valladolid, 94 en Salamanca, 66 en Palencia, 57 en Soria, 55 en Ávila, 50 en Segovia y 23 en Zamora. Todas las capitales de provincia tienen fosas con víctimas en los cementerios. Estas cifras, advierte el informe, «no suponen que la represión haya sido peor en cuanto a número de víctimas en unos sitios que en otros, sino que se ha avanzado más en su conocimiento. Las cinco primeras provincias se han investigado exhaustivamente, no así, por ejemplo, Zamora».
Ávila
Existen 55 fosas documentadas en la provincia, de las que 18 aún no han sido intervenidas y otras 7 han resultado sondeos fallidos. De las excavadas, 15 lo fueron para trasladar los restos de 53 víctimas al Valle de los Caídos entre 1954 y 1974. Otras dos fueron exhumaciones particulares, entre 1940 y 1999, con 13 cuerpos recuperados. Las 13 restantes fueron exhumaciones científicas entre los años 2000 y 2021, con 43 cuerpos recuperados. Se estima que un total de 154 cuerpos aún no han sido extraídos, muchos de ellos en la fosa que se cree más voluminosa, la situada en el paraje de La Cuesta de la Parra, en Mombeltrán (con 38 cuerpos). De las exhumadas, las más grandes han sido la de La Rastrilleja en Navarredonda de Gredos, y la de Salvadiós, con ocho víctimas cada una.
Burgos
La provincia registra 119 fosas documentadas, de las que 42 no han sido intervenidas y otras 7 han resultado sondeos fallidos. Las víctimas de 9 de ellas fueron trasladadas al Valle de los Caídos (39); las de 8 fueron exhumadas por particulares (118) y 47 fosas se intervinieron con criterios científicos desde el año 2000, con 948 represaliados recuperados. La estimación es que 1.292 cuerpos aún no han sido recuperados en la provincia. Burgos alberga fosas especialmente grandes. La mayor de las intervenidas es la del cementerio de Valdenoceda, con 114 cuerpos, a la que sigue de cerca la del Alto de Valbuena en Villafranca Montes de Oca, con 104. Se han exhumado otras de grandes dimensiones como la de Los Cárcabos, en Estepar, con 96 cuerpos; Monte de La Andaya, en Lerma, con 85; Monte Costaján, en Aranda de Duero, con 84; Antiguo cementerio de San Gil, de Aranda de Duero, con 70 o la del paraje de La Legua, en Gumiel de Izán, con 59, entre otras.
León
La provincia registra 111 fosas documentadas, de las que 32 aún no han sido intervenidas y 18 han resultado sondeos fallidos. Se han exhumado 227 cuerpos, de los que 27 fueron trasladados al Valle de los Caídos durante el franquismo, provenientes de 8 fosas; otros 13 fueron recuperados por exhumaciones particulares en una única excavación, y los 187 restantes corresponden a intervenciones formales en 52 fosas. Los expertos estiman que aún permanecen si exhumar 1.778 víctimas. Este dato desvela que se trata de la provincia en la que más queda por hacer de toda la Comunidad en la recuperación de restos de represaliados. Precisamente una de sus fosas, la de Priaranza, con 13 cuerpos, sirvió como símbolo hace casi 24 años para iniciar las exhumaciones en toda la Comunidad. León es el territorio en el que más abundan las fosas pequeñas, incluso de una o dos víctimas. Las más grandes, aparte de la de Priaranza, fueron las de Joarilla de las Matas, con 14 cuerpos; la del Pozo Grajero, en Lario, con 13 y la de Magaz de Abajo, con 12. Se cree que puede haber un gran enterramiento con 1.483 cuerpos en el cementerio de San Froilán, en León. En el cementerio de El Carmen de Ponferrada habría otros 94 por localizar, y 78 en el cementerio de San Juan de Villadangos del Páramo.
Palencia
La provincia alberga 66 fosas, de las que 22 no han sido intervenidas y otras 10 han resultado sondeos fallidos. El resto se divide en 9 cuyas víctimas se trasladaron al Valle de los Caídos durante el franquismo (27); 6 que fueron exhumadas por particulares durante la transición, con 134 cuerpos, y las 19 que fueron excavadas con criterios científicos desde el 2000, con 261 víctimas. El informe de Fernández y Montero estima que quedan por recuperar 541 cuerpos en la provincia palentina. Entre las fosas comunes excavadas, la más voluminosa fue la del antiguo cementerio del Parque de La Carcavilla, en Palencia, con 108 víctimas. La siguen la fosa de El Vodocal, en Villamuriel de Cerrato, con 80, y ya a distancia la de Fuente de la Fragua, en Santoyo. Se cree que quedan 377 cadáveres aún por exhumar en la capital de la provincia, en el antiguo cementerio del Parque de La Carcavilla donde ya se ha excavado una fosa.
Salamanca
En la provincia charra hay documentadas 94 fosas comunes de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, de las que 70 no han sido intervenidas –es la provincia con más de ellas en lista de espera–, y dos han resultado sondeos fallidos. De las fosas exhumadas, 7 lo fueron para trasladar los cadáveres al Valle de los Caídos entre 1959 y 1974, un total de 11; siete fueron excavadas por particulares en el periodo 1940-1999, con 52 cuerpos, y las 8 restantes fueron intervenidas con criterios técnicos desde el año 2000, con las 52 víctimas restantes. Los expertos estiman que aún queda por recuperar 272 cuerpos en enterramientos clandestinos en la provincia. Los enterramientos salmantinos suelen contener pocos cuerpos. Las más grandes han sido las de Medinilla, en el municipio de Bañobárez, con 15 cuerpos; el antiguo cementerio de Pelabravo y La Yugada de Cantarra, en Sanjuanejo, con 14 cada una, y Fuente Seca, en La Pinilla, con 13. Entre las que quedan por excavar se cree que hay una fosa con 20 cadáveres en el cementerio de Sorihuela.
Segovia
De las 50 fosas documentadas en la provincia segoviana, 34 permanecen aún sin intervenir y una corresponde a un sondeo fallido. La mayoría de los enterramientos intervenidos, doce, lo fueron en el periodo 1959-1974, para trasladar las víctimas al Valle de los Caídos. Se encontraron 114 víctimas. No se registra ninguna intervención por particulares. Las tres fosas restantes se excavaron con criterios científicos. Contenían 27 cuerpos. Se estima que aún queda por encontrar 112 cuerpos en la provincia. Las exhumaciones más voluminosas se realizaron por parte del Gobierno de España en el periodo franquista, por tratarse de víctimas de la violencia republicana, una de ellas en el cementerio de El Espinar, con 33 cuerpos, y otra en el cementerio Santo Ángel de la Guarda, de la capital segoviana, con 27. Con posterioridad, la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) promovió la exhumación de una segunda fosa en el cementerio de El Espinar, con 17 cuerpos. Entre las fosas no excavadas, se cree que la más grande está en algún lugar de La Granja de San Ildefonso, con 11 represaliados.
Soria
La provincia cuenta con 57 fosas comunes documentadas, de las que 23 aún no han sido intervenidas y otras 5 resultaron sondeos fallidos. De las restantes, cinco se exhumaron en el franquismo para llevar las víctimas al Valle de los Caídos, un total de 39. Quince fosas se excavaron por particulares en la transición, con 69 cuerpos recuperados, y las nueve restantes se excavaron con apoyo científico, con 45 represaliados en su interior. Los investigadores estiman que aún quedan 168 cuerpos por recuperar en diferentes enterramientos de la provincia. Las tres fosas más grandes se exhumaron en el término municipal de Bayubas de Abajo, con 16, 10 y 9 cadáveres, respectivamente. Otras dos con 9 cuerpos fueron encontradas en Lubia y en Montenegro de Cameros. Se cree que en el término municipal de Lubia aún existen diez fosas por localizar, con un total de 97 cuerpos.
Valladolid
Es la provincia donde se ha encontrado la fosa más grande excavada hasta el momento, la de 247 cadáveres ubicada en el Cementerio de El Carmen, en la capital. Es la tercera provincia con más fosas documentadas, un total de 105, de las que 60 aún no han sido intervenidas y dos han resultado sondeos fallidos. 20 fosas, con 24 cuerpos, fueron excavadas para trasladar los restos al Valle de los Caídos. Otras 6, con 54 cuerpos, fueron promovidas por particulares en el periodo 1940-1999, y las 13 fosas restantes fueron intervenidas con criterios técnicos, en ellas se hallaron 386 víctimas. Se estima que aún quedan en la provincia 931 cadáveres por recuperar. Aparte del mencionado enterramiento del cementerio de El Carmen, el mayor hallazgo se produjo en la Finca de los Alfredos de Medina del Campo, en cuyas bodegas se recuperaron 26 cuerpos y en su pozo otros 37. El Lagar de Sem, en Cubillas de Santa Marta, y el Puente de Compasquillo, en La Pedraja de Portillo, son otros destacados lugares de enterramiento, con 26 y 19 cuerpos respectivamente. Entre las fosas que quedan por excavar, se cree que existen 649 cuerpos sin recuperar en el Cementerio de El Carmen de Valladolid ciudad.
Zamora
Es la provincia menos explorada en lo que respecta a fosas comunes de la Guerra Civil y el franquismo. De las 23 documentadas en la provincia, 10 aún no han sido intervenidas y otras 3 corresponden a sondeos fallidos. Del resto, cinco fueron exhumadas en el franquismo, para llevar los restos al Valle de los Caídos, cosa que el Gobierno de la época hizo con 5 cuerpos. Ninguna exhumación fue promovida por particulares, y las cinco realizadas con criterios científicos desde el año 2000 contenían un toral de 26 cuerpos. Pese a ese escaso número de intervenciones, los expertos estiman que aún quedan 1.137 cuerpos por recuperar en la provincia, la tercera en la que más, solo por debajo de León y Burgos. De hecho, pese a que la fosa más grande que se ha encontrado es de moderado volumen, con 12 víctimas en el paraje conocido como El Encinar, en Tábara, se cree que hay 875 víctimas sin exhumar en el cementerio de San Atilano de Zamora, otras 143 en el cementerio de Toro y otras 65 en el camposanto de Pozoantiguo.
El hallazgo de ‘los 13 de Priaranza’ encendió la mecha hace 23 años
En octubre se cumplirán 24 años del hallazgo de una fosa común que se convirtió en un símbolo, y que encendió la mecha de un movimiento que se extendería por todas las provincias de la Comunidad. Fue la de ‘los trece de Priaranza’, en El Bierzo, que alcanzó un interés mediático y social capaz de tocar las conciencias de los ciudadanos. Ahora la búsqueda de los lugares de enterramiento de víctimas de la Guerra Civil y de represaliados del franquismo se ha convertido en una tarea sistemática, científica, cuya utilidad y justicia ya casi nadie pone en duda.
Fue el 23 de octubre del año 2000 cuando los investigadores que trabajaban en la exhumación de una fosa común de la Guerra Civil en Priaranza del Bierzo encontraron una zona en la que el cazo de la excavadora penetraba la tierra con más facilidad. Minutos después, los arqueólogos hallaron una bota llena de huesos de un pie, un «momento impresionante» que el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, relató a Ical con motivo del 20 aniversario de la intervención.
Unos meses antes, Silva había comenzado a escribir una novela con la que quería rendir homenaje a su abuelo. En marzo de 2000 comenzó a visitar El Bierzo los fines de semana para entrevistar a gente mayor, y entonces conoció a Arsenio Marcos, un amigo de la infancia de su padre y militante del Partido Comunista en Ponferrada. Él fue quien lo llevó hasta la cuneta en la que se situaba la fosa donde yacía el cuerpo de su abuelo, junto al de otros 12 represaliados asesinados en octubre del 36.
Su abuelo, llamado también Emilio Silva, fue la primera víctima a la que se identificó mediante pruebas de ADN en España. Antes, en el siglo pasado, se habían llevado a cabo algunas exhumaciones hechas por familiares, en muchos casos hijos o viudas de las propias víctimas, «con un pico, una pala y mucho amor», explicó Silva. El rigor científico que aportaba el equipo formado por forenses, antropólogos y arqueólogos fue una de las principales diferencias en la exhumación de ‘los 13 de Priaranza’, que también supuso la incorporación de la siguiente generación, la de los nietos, a la preocupación por el paradero de sus abuelos.
De aquel episodio, Silva recuerda especialmente la sensación de «cuenta atrás», después de dos días infructuosos de búsqueda, y el temor de pensar que las obras de reensanche de la carretera podían haber destrozado los restos que se buscaban. Finalmente aparecieron las primeras evidencias en el lugar señalado por Francisco Cubero, un testigo de los hechos que aún estaba vivo en aquel entonces y que había sido obligado a enterrar los cuerpos, junto a otros compañeros, cuando era un adolescente.
Esa exhumación en tierras bercianas fue el germen de la actual ARMH, que se inscribió en el registro de asociaciones del Ministerio del Interior en diciembre de ese mismo año. Desde entonces, la asociación ha sido responsable de más de 150 exhumaciones en todo el territorio en las que se ha rescatado a más de 1.400 víctimas. «Hemos abierto un debate sobre el pasado que no existía un año antes de que empezáramos a exhumar fosas», explicó el presidente de la entidad, que considera que debe ser la Administración la que asuma la tares de la atención a las víctimas, para la que pide la creación de una oficina específica en cada provincia.