CLUB DE PRENSA DE EL MUNDO | CONVERSACIONES POLÍTICAS CON JAVIER MAROTO
Maroto: «Mañueco y Feijóo entienden la España diversa con sus realidades territoriales»
El senador de Castilla y León por designación autonómica ensalza la «estabilidad» del Gobierno y «ahuyenta» los fantasmas que cuestionan la solidez del pacto con Vox
«Entender la realidad de España sin entender la realidad de Castilla y León es imposible». Esta es la tajante reflexión que puso ayer sobre la mesa el vicepresidente primero del Senado, Javier Maroto, en el arranque del foro de debate organizado por DIARIO DE CASTILLA Y LEÓN-EL MUNDO con el objetivo de analizar la actualidad política de la Comunidad, y del resto del país, desde la óptica de quien, aunque nacido en Vitoria, representa a la Comunidad en la Cámara Alta por designación autonómica bajo las siglas del Partido Popular (PP).
A juicio del invitado al Club de Prensa que se celebró en el Hotel AC Palacio de Santa Ana de Arroyo de la Encomienda , en Valladolid, a la hora de gestionar las políticas de España hay que tener en cuenta la realidad geográfica y demográfica de cada uno de los territorios, sobre todo teniendo en cuenta que las nueve provincias de Castilla y León tienen unas «características particulares» que se deben traducir en un acomodo de los servicios sociales atendiendo a cuestiones como su extensión o diversidad. «Prestar la educación en Castilla y León no es lo mismo que hacerlo en Barcelona o Madrid», valoró.
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En esta línea, Maroto consideró que el presidente de la Comunidad y el presidente nacional del PP están en sintonía: «Alfonso Fernández Mañueco y Alberto Núñez Feijóo entienden la España diversa con sus realidades territoriales» . Y como tal, añadió, las tienen en cuenta dentro del «modelo territorial del país» que defienden.
El protagonista de las conversaciones políticas no obvió que, «en ocasiones», los gobiernos y los políticos que pasan mucho tiempo en Madrid, tienden a «confundir» los debates de la capital con la realidad del resto de España, pero puso el acento en que «el PP de Castilla y León, y su presidente a la cabeza», tienen «muchas cosas que contar» y no pierden la perspectiva.
«Nuestros concejales son agricultores, o personas mayores que viven en los pueblos; hay un compendio», destacó ya en el cierre del acto para hilarlo con el arranque, y en referencia a que «España no es sólo lo que pasa dentro de la M-30». En su discurso, el vicepresidente de la Mesa del Senado ensalzó que «la gran fortaleza del PP» es que «está conectado con la realidad del día a día», en cuanto a asuntos que no tienen por qué ser los que acaparan primeras páginas en los medios o centran más minutos en los informativos de televisión.
Una reflexión a la que apuntó después de contar, a modo de «anécdota», cómo un ciudadano de a pie se le acercó recientemente para que le diera la enhorabuena a Feijóo y él pensó que la felicitación podía estar relacionada con los resultados de las elecciones autonómicas en Galicia o con su postura contra la Ley de Amnistía. Sin embargo, relató Maroto, el individuo no se refería a ninguno de esos «grandes temas», sino a la propuesta de su partido de aumentar la cuantía mínima exenta de tributación en el IRPF, para que el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) no afecte a los trabajadores.
«Hablar de la amnistía es esencial, sí, pero a veces la realidad del día a día pesa más que los grandes temas», insistió Maroto antes de apostillar que la labor de su partido también es «hacer propuestas para que la señora Montero no se quede con la mitad del SMI», en referencia a ese porcentaje de los impuestos que retiene Hacienda, la cartera gestionada por la ministra María Jesús Montero.
En un coloquio donde Javier Maroto analizó la actualidad de España en general y de Castilla y León en particular, el senador por designación autonómica alabó la «estabilidad» del Gobierno que preside Alfonso Fernández Mañueco, el primero con Vox como socio activo pues, aunque Juanma Moreno necesitó el apoyo de los de Abascal en Andalucía, la formación de extrema derecha no entró a formar parte del Ejecutivo en la comunidad sureña.
«En Génova se valora la estabilidad del Gobierno de Mañueco. Fue el primero de coalición entre dos partidos que no se conocían y no ha sido el último», recordó Maroto para destacar después que «el valor» de esa «apuesta» reside en «la grandeza, el conocimiento y la paciencia» hasta haber alcanzado un equipo de trabajo que calificó en reiteradas ocasiones como «estable».
«Acaban de aprobar un Presupuesto que lleva todas las señas de Castilla y León», valoró el senador en este sentido para resaltar que «sí es posible» fraguar gobiernos «con el PP a la cabeza», sin que se pierdan las señas de identidad de la formación que los capitanea.
De hecho, Maroto descartó que existan esos «fantasmas que a veces se anuncian», en referencia a una inestabilidad o una ruptura del Gobierno, como ocurrió en la pasada legislatura con Ciudadanos. El pacto es «estable» aunque «haya sus cosas, como en todos los gobiernos», insistió, porque «los castellanos y leoneses buscan estabilidad, como el resto de españoles».
También descartó que en Génova se abordara con nerviosismo ese primer pacto de Gobierno con Vox en una comunidad autónoma y apuntó a los «intentos frustrados desde la izquierda» para «pintar» el acuerdo de «extremismo» o de «radical». «Tanto Mañueco como Moreno tuvieron ese trance de hacer algo nuevo, diferente, que incluía partidos con los que no se había pactado antes, porque no existían», recordó antes de contraponer esos pactos con los actuales del Ejecutivo central.
«En Andalucía hicimos público esa misma noche el documento de estabilidad de Gobierno y, aunque había miedos de lo que podía pasar, yo lo suscribí de cabo a rabo; no había ningún asunto que a mí me pudiera sonrojar», valoró para, a renglón seguido, espetar que los documentos de los pactos de Pedro Sánchez «se ocultan y los cuentan cuando los interesa». A su juicio, el presidente del Gobierno ha pactado «algo que no le gusta», mientras que en los líderes del PP «no hay esa actitud de ‘te voy a engañar siete veces’».
Sin embargo, aunque destacó la solidez de los acuerdos con Vox en gobiernos como el de Castilla y León, Maroto también puso el foco en el beneficio de centralizar el voto de la derecha en el Partido Popular, en vez de dividir el espectro. «Veo gente de buena voluntad que a veces, por sus ideas, coge la papeleta de Vox, o de otros partidos, pensando que tiene utilidad, y esa utilidad no tiene reflejo en un escaño».
Para justificar esa reflexión, tomó como ejemplo los resultados en las recientes elecciones gallegas, donde el partido de Santiago Abascal no ha conseguido representación, aunque podían haber arrebatado al PP un ‘asiento’ en Orense y otro en Pontevedra, recordó el senador. «El que tiene más interés en dividir el voto es el que está de presidente en España, pero eso los gallegos no lo quieren probar; votan unidos y buscan un gobierno fuerte y estable», ensalzó Maroto para reiterarse en un lema: «Si votas unido, Sánchez se marcha».
Bajo esa consigna, también con la variante de ‘si votas dividido, Sánchez se queda’, el senador insistió en que la fragmentación de los votos de la derecha pasa factura y, por eso, llamó a la reflexión a quienes otorgan el sufragio a Vox, para que consideren si realmente resulta útil. «En provincias como Castilla y León se pierden muchísimos votos porque, aunque con la mejor intención tratan de conseguir un escaño, no lo consiguen y la voluntad de cambio no tiene la utilidad que ellos desearían», expuso para reclamar la unificación del voto de la derecha en el Partido Popular.
Y fue un paso más allá en el análisis de las últimas elecciones generales –las de junio del año pasado–, especulando con la posibilidad de que el PP estaría ahora gobernando con mayoría absoluta, si se hubiera concentrado en sus siglas los once millones de votos «del centro y la derecha». Se trata de una cuestión de «saber sumar», dijo con ironía para aclarar que no se refería a lo que hace Yolanda Díaz con el nombre de su partido. Entonces, «Sánchez estaría en su casa».
Sin salir de esta argumentación, Maroto consideró que el presidente del Gobierno «se habría marchado y estaría explicando las cosas de Ábalos desde la oposición», si bien antes de analizar el ‘Caso Koldo’ que presuntamente podría salpicar al ex ministro de Transportes, José Luis Ábalos, el senador Javier Maroto también analizó las próximas elecciones al parlamento vasco que se celebrarán en abril.
Según consideró Maroto ante la pregunta de cómo vaticina que quedará el mapa en el País Vasco tras los próximos comicios, el protagonista del encuentro se reiteró en la idea de no entregar el voto a los socios de Pedro Sánchez. «Mucha gente de clase media o acomodada está harta de Sánchez y se plantea votar al PNV, pero eso es darle una bolita de oxígeno a Sánchez», al igual que ocurre con quienes se plantean apoyar a Sumar o a Bildu, dijo. Porque, a su juicio, «todos los demás partidos componen la misma bola que Sánchez, ya que tienen la misma visión del Estado, que no sé cuál es».
En este sentido, y aunque desde su formación alzaran la voz tras las últimas elecciones generales para reclamar que gobierne la lista más votada –después de que Feijóo ganase en número de votos pero no consiguiera mayoría suficiente para gobernar–, también justificó que apoyasen pactos en el País Vasco para que el bastón de algunas alcaldías, como Vitoria o Durango, no lo ostentase Bildu a pesar de haber sido la lista con más apoyos. Pero Maroto saldó la disyuntiva con la valoración de que «la política en Cataluña y en el País Vasco tienen componentes adicionales».
Y en ello se escudó cuando argumentó por qué la formación a la que representa no parece dispuesta a ceder siete votos para que no salga adelante la Ley de Amnistía.
Tal y como argumentó Javier Maroto, «cuando uno monta un pacto de gobernabilidad, elige a sus socios para todo», no sólo para la investidura. Por eso consideró que Pedro Sánchez sería el primero en rechazar esos apoyos de los populares, ya que «se le caería el relato entero». «Si el PP presta siete votos hoy para que la Ley de Amnistía no prospere, habría que prestárselos para los presupuestos» y para el resto de asuntos del día a día, añadió en esta línea.
De ahí que se mostrara convencido de que el primero en rechazar esos apoyos sería el propio presidente del Gobierno. «La decisión es de él y con su conciencia y esas decisiones tan estrambóticas que toma tiene que convivir», apostilló.
En relación a la tramitación de la Ley de Amnistía , Javier Maroto aprovechó el escenario del Club de Prensa de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN para aclarar que no está en manos del Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta, su bloqueo o paralización, así que declinó que se abran «debates falsos» y se creen «falsas expectativas».
«Si la Ley de Amnistía se aprueba en el Congreso y pasa al Senado, vamos a escuchar voces diciendo que si el Partido Popular no usa su mayoría, seremos cómplices de Sánchez», enmarcó Maroto para aclarar que, en verdad, su partido no tendrá potestad para frenar su desarrollo. Y es que, según explicó al respecto, «el Senado no puede tumbar las cuestiones del Congreso», porque «el papel que la Constitución» otorga a una y otra cámara «es de equilibrio».
«Si el PP pudiese tumbar la Ley de Amnistía o la de Vivienda, al día siguiente lo haríamos, porque tenemos la mayoría absoluta, pero eso no es posible ni es lógico», ya que «el Senado tiene la obligación constitucional de tramitar las leyes que vienen del Congreso», argumentó. Por eso, prosiguió, tendrán que incluirlo en el orden del día, cuando toque, para no caer en «prevaricación».
Además, más allá de este delito, el «efecto práctico» es que «si el Senado no lo tramita, el que aplaude con las orejas es Sánchez», porque «lo único que tendría que hacer Armengol –presidenta del Congreso de los Diputados– sería esperar los dos meses de plazo que establece el reglamento para que se pronuncie el Senado, mandar el texto al Rey y publicarlo en el Boletín».
El desarrollo ordinario, por tanto, pasa por su debate en la Cámara Alta y, aunque ahí no consiga el respaldo, porque el PP vetará el texto, en palabras del senador por Castilla y León, al menos se producirá un debate de vuelta a la Cámara Baja donde, confió Maroto, haya un enfrentamiento dialéctico entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
«No es cierto», por tanto, que «el Senado pueda paralizar una ley», zanjó Javier Maroto al respecto, para reiterarse en su mensaje de que si no lo admiten a trámite, no habría debate y, además, la Ley de Amnistía se aprobaría «antes de lo previsto». «Es más complejo que pensar que el PP acabe con la ley en el Senado y punto».
Y en este asunto también quiso dejar un recado a Vox, al criticar que lancen «mensajes reduccionistas» y que quieran «llegar a la gente con mensajes sencillos», cuando se trata de una «situación compleja». «A nosotros nos gusta explicar la verdad de las situaciones con calma y rigor», añadió.
Respecto a la polémica sobre el conocido como ‘caso Koldo’, una presunta trama de corrupción en la compra de mascarillas orquestada por el ex asesor del que fuera ministro socialista José Luis Ábalos, el senador Javier Maroto aprovechó el foro de debate para exigir «una explicación» del propio presidente del Gobierno. «Había un ministro todopoderoso, como hoy es Bolaños, antes era Ábalos, que era mano derecha de Sánchez y de la noche a la mañana fue fulminado y apartado. ¿Por qué Pedro Sánchez expulsa al hombre que le resolvía todos sus trapos sucios? ¿Qué sabía Sánchez de Ábalos para hacer eso?», lanzó ante el auditorio.
«Si Sánchez sacrifica a alguien tan cercano es porque es más importante que se esconda todo lo que él sabe y no se descubra el pastel; si hay una trama, como parece, hay que saber hasta dónde llega, porque yo no digo que participe el presidente, pero si tenía conocimiento de lo que pasaba y no ha hecho nada, tiene que haber consecuencias», prosiguió Maroto sobre este caso en investigación.
Eso sí, el senador ironizó con la posibilidad de que este presunto escándalo pueda convertirse en la peor crisis a la que se enfrente el presidente del Gobierno porque, dijo, «tiene la habilidad de que el escándalo de hoy lo tapa con uno mayor mañana». «Es un político atípico, en el sentido de que ha demostrado que lo que más le importa es su propia persona, y después podemos debatir si le importa su partido, su país o ninguno», valoró ante la pregunta de si le considera un superviviente, después de todos los avatares a los que se ha enfrentado.
Por eso, Maroto consideró que la legislatura durará el tiempo que a Sánchez le convenga personalmente. Y, enfrente, tendrá a Feijóo. «Creo que sí aguantará», concluyó antes de recordar que tiene un perfil de «responsabilidad» porque «estaba cómodamente gestionando Galicia en mayoría» y dio un paso al frente cuando el PP le pidió «un esfuerzo» en un momento de «crisis» como fue la dimisión de Pablo Casado. «Si los electores asumen el menaje de que si votan divididos , Sánchez se queda, tendremos a Feijóo gobernando, gestionando y resolviendo problemas», apostilló.
En el escenario de debate también se colaron las recientes declaraciones del ministro Óscar Puente –hasta hace unos meses, alcalde de Valladolid– cuando se refirió a Castilla y León como un «geriátrico a cielo abierto». Según Maroto, esas palabras suponen un «enorme error político» y «han dolido» en la Comunidad, y aprovechó para poner el acento en las políticas que implementa el Partido Popular a fin de descartar esa percepción. «El PP es un partido con alma. Si fuese como él dice, Mañueco no estaría invirtiendo en educación, o en medidas de reproducción asistida, o en políticas de empleo».
Y prosiguió al respecto: «Si crees que es un geriátrico, entenderás las inversiones como un despilfarro; está equivocando Puente, Tudanca, que no dijo ni pío, y el Gobierno de España». Maroto criticó que su modelo sea el de «tirar la toalla» y «animó» a que «se siga invirtiendo como se hace desde aquí», poniendo como ejemplo a los agricultores. «Apoyar al campo es ayudar contra la despoblación».
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