Radiografía de los últimos 20 años de accidentes de tráfico
El itinerario de la muerte en Castilla y León
3.492 fallecidos en las carreteras de Castilla y León en 20 años la sitúan como la tercera con más víctimas detrás de Andalucía y Cataluña / Pese a las cifras hay avances: 2023 cierra con 119 muertos frente a los 357 de 2004 / León, Burgos y Valladolid, las peor paradas
No hace tanto se contaba casi una muerte por día . Los accidentes de tráfico siguen segando vidas y destrozando familias enteras en Castilla y León, pero –pese a las preocupantes dimensiones que sigue teniendo esta tragedia– hay avances si se compara con un par de décadas atrás, cuando la voracidad era aún mayor. EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN traza un itinerario profundo por las carreteras de la Comunidad en los últimos 20 años para retratar dónde se encuentran las trampas mortales, cuál es el perfil más extendido de las víctimas y cómo ha evolucionado la seguridad vial para reducir unas cifras, las de muertes en el asfalto, que siguen resultando insoportables.
3.492 personas han muerto desde 2004 en un siniestro de tráfico en alguna vía interurbana de Castilla y León (434 en Valladolid). 3.492 vidas perdidas más todas las de sus seres queridos afectadas para siempre. Un análisis de todos estos años dejan a Castilla y León como la tercera comunidad con más víctimas mortales en las carreteras, por detrás de Andalucía, que se aproxima a los 6.000, y Cataluña , que registra alrededor de un millar más que Castilla y León, pero con el agravante, esta última, de una menor población por lo que se podría poner en primer lugar de impacto sobre una comunidad.
La DGT facilita a este diario las estadísticas que representan familias, hijos de alguien, padres, amigos, abuelos, nietos, parejas... Infinidad de llamadas inesperadas con la peor de las noticias y el dolor de la ausencia que permanece. El año que acaba de terminar, 2023 deja 119 fallecimientos por accidente de tráfico. El anterior, 2022, cerró habiendo causado la muerte de 136 personas los incidentes viales. Representa una bajada del 12,5%, un porcentaje que en nada consuela a quienes ponen nombre y apellidos a alguna de estas víctimas mortales, pero que sí significa un descenso y más si se echa la vista bastante más atrás. En 2004 las carreteras eran otras. Se han reformado, mejorado, modernizado. Igual que los vehículos y sus sistemas de protección. Están a años luz de los actuales. Y en esos doce meses de hace 20 años fueron 357 las pérdidas de vidas en la calzada. Una brutalidad que continuó en esas altísimas cotas durante varios años más superando las 300 muertes hasta 2007 incluido.
« Desde 2004 ha habido modificaciones legislativas muy importantes como ha sido la ley del permiso por puntos de 2006, la modificación del Código Penal de 2007 así como posteriores modificaciones de la Ley de Seguridad Vial. Estas modificaciones legislativas han hecho que los ciudadanos cambien determinados comportamientos al volante que han contribuido a una mejora de la seguridad vial», explica a este diario la coordinadora regional de la DGT, Inmaculada Matías , quien añade otros factores determinantes: «Por supuesto, durante este tiempo ha habido también una m ejora en las infraestructuras y una evolución en los vehículos, que cada vez cuentan con mayores medidas de seguridad». También ha cambiado la mentalidad generalizada. Y aunque siempre hay excepciones que salen muy caras, los cinturones se abrochan más que antes y ya no se ve con los mismos ojos salir de fiesta y ponerse al volante. De hecho, son las distracciones la primera causa de estos siniestros mortales .
Desde entonces han ido en ligero descenso pero todos los años pueden considerare negros en Castilla y León ya que se supera el centenar de decesos por esta causa. Sólo hubo tres ejercicios que invitaban a la esperanza, pero la tendencia se quedó en un espejismo. En 2019 hubo por primera vez una bajada brusca y se anotó la cifra más baja históricamente con 96 fallecidos, pese a seguir siendo muchos (con uno solo seguiría quedando trabajo pendiente) suponían el primer gran descenso, de un 23% anual. Se mantuvo en 2020, que sin embargo no es representativo porque la movilidad en el año del Covid se redujo por motivos obvios dadas las restricciones y precauciones que hubo en la etapa de mayor incidencia del Coronavirus. Con la pandemia aún condicionando los comportamientos y las tendencias, en 2021 se cerró también por debajo del centenar, con 90. Pero con la llegada de la normalidad, la de verdad, 2022 se convirtió en un año especialmente negro: 136 fallecidos en las carreteras castellanas y leonesas. Hubo expertos sanitarios, bomberos y guardias civiles de tráfico que explicaron a este diario que atribuían este ascenso a múltiples factores, entre ellos, que «la gente después de la pandemia había salido un poco a lo loco». A falta de una investigación sociológica pormenorizada y rigurosa de ese triste fenómeno, 2023 ha contenido una pizca los siniestros mortales.
Y como en casi todo, la perspectiva de género aporta datos llamativos e ilustrativos. Los hombres fallecidos casi triplican a las mujeres. Murieron 2.692 hombres (un 77%) y 797 mujeres en las dos últimas décadas. Además de otras tres personas cuyo género no se desvela en la estadística.
En la radiografía global, son tres provincias las que despuntan por encima del resto, pero esta vez en negativo. León y Burgos salen peor paradas, con casi 600 muertes (598 y 578, respectivamente) seguidas de Valladolid que registró 434 pérdidas humanas en estos 20 años, tal y como puede comprobarse en el gráfico adjunto a esta información. Después se encuentran Zamora (355), Salamanca (369) y Ávila (312). En el extremo opuesto, Soria, Segovia y Palencia . Estas conclusiones corresponden a un cómputo a 20 años, porque atendiendo solo al último, a 2022, hay algunas significativas diferencias: mientras León y Burgos continúan encabezando este drama, resulta muy llamativa la mortalidad en Soria, que también está en lo alto como la tercera con más decesos, 16. Valladolid aquí, sin embargo, es la que experimenta el mayor descenso al pasar de 18 muertes en 2022 a 11 en 2023.
Cada siniestro en la carretera es un drama absoluto y el año que acaba de terminar ha tenido más de un centenar. Especialmente cruel fue el ocurrido en octubre en Riaza , Segovia, conmocionó a la Comunidad y provocó cuatro muertes, las de Mouna, una mujer de 36 años, y sus tres hijos Zaid, Reda y Riad, dos de ellos bebés y otro de apenas 5 años. Y si no plasmamos el nombre de cada víctima en este reportaje es porque en la mayoría de los casos no trasciende y su familia desea la más estricta intimidad, pero cada una de esas 119 personas que ya no están son el motivo de que continúen las campañas de seguridad vial y las medidas de control y que siga resultando indispensable la concienciación sobre algunos peligros al volante: las distracciones, el sueño, el consumo de drogas y alcohol, la importancia del uso del cinturón de seguridad y de las sujeciones para menores...
Pero no sólo eso, resulta capital que las infraestructuras pendientes avancen, como la esperada Autovía del Duero , para que solape de una vez a la Nacional 122 , una de las tres carreteras más letales de Castilla y León, junto con la A-62 y la A-6 , esta última, la que conecta el centro del país con Galicia , es la que acumula más muertes en los últimos cuatro lustros: más de dos centenares. Un itinerario de muerte que cada año deja nuevas vidas en el camino.
Los motoristas, vulnerables con 357 vidas perdidas en el asfalto
Son (somos) vulnerables. El peatón, los motoristas, los ciclistas... Pero si hay un colectivo que sale especialmente mal parado en las carreteras es el de los motoristas al haber fallecido 357 moteros en las dos últimas décadas en Castilla y León. Con una media de una veintena de fallecimientos al año sólo en el 2020, el del Covid, consiguieron reducirse estas cifras hasta los 9 motoristas fallecidos. El peor ejercicio que se recuerda de los últimos veinte fue 2007 cuando hasta 40 motoristas se dejaron la vida en el asfalto .
Los atropellos también son una constante en territorio castellano y leonés, pero pese a ello los que tienen como resultado una víctima mortal han descendido un 63% desde los 19 de 2004 a los 7 registrados en las vías interurbanas de Castilla y León en 2023. En este tiempo 230 peatones murieron atropellados en las carreteras de la Comunidad.
Los ciclistas , como la joven Estela Domínguez, que murió arrollada por un camión el pasado febrero en Salamanca, o Jesús Negro , fallecido en febrero de 2016 en Valladolid, también a causa de un camión, se ven comprometidos en las carreteras: 88 han fallecido en los últimos 20 años. «Hay que prestar especial atención a los más vulnerables al tráfico. Me refiero a peatones, ciclistas y motoristas», incide la coordinadora regional de la DGT, Inmaculada Matías.