"Paralizada" la producción micológica de Castilla y León por las intensas lluvias y las heladas
Todavía fructifican níscalos y setas de cardo en Zamora, Segovia y Valladolid y en zonas de bosques que drenan bien
La producción micológica en Castilla y León se encuentra “paralizada” por las abundantes lluvias registradas en las últimas semanas y las temperaturas mínimas que han comenzado a descender, sobre todo en zonas de alta montaña. Sin embargo, en el resto de zonas más llanas o con menor altitud, si las temperaturas mínimas no son “muy extremas” por la noche y las lluvias dan un respiro, se prevé una nueva fructificación de especies, sobre todo, de níscalo y seta de cardo.
El responsable del área de Micología del Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), José Miguel Altelarrea, precisó que, a pesar de que muchos montes de la Comunidad se encuentran “encharcados”, se pueden encontrar “en poca cantidad” boletus en la zona occidental (Salamanca y Zamora) y níscalo en Segovia, Valladolid y Zamora, principalmente, informa Ical.
Castilla y León
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Además, en estas tres provincias, junto con Soria, se prevé que fructifique el níscalo en la zona de pinares llanos, a pesar de que actualmente solo se contabilizan ejemplares esporádicos. “En Soria hay muy poco y en las otras tres provincias algo más”, destacó.
Desde Cesefor, apuntaron a que la campaña micológica de otoño, la más importante en cuanto a producción y número de especies que fructifican, ha sido “buena, temprana y con bastantes boletus y níscalos en Soria y Segovia”. "La campaña 2023 está por encima de la media”, destacó Altelarrea para insistir en que todavía no se da por finalizada.
A estas alturas de la campaña el factor limitante para el desarrollo de nuevas fructificaciones son las bajas temperaturas. Y aunque las heladas aún no han hecho presencia en las zonas productoras de Castilla y León, el descenso de temperaturas mínimas propicia la fructificación de especies con interés socioeconómico cuya aparición se asocia a finales de campaña otoñal, como son las “capuchinas”, “llanegas” y por supuesto los níscalos.
Por el contrario, este escenario no favorece la fructificación de especies más termófilas como es el caso de boletus aereus y amanita caesaria, cuyas producciones en estos momentos comienzan a ser testimoniales en la Comunidad.