Castilla y León se queda sin curas
La despoblación, el envejecimiento y la pérdida de vocaciones se convierten en el día a día de los sacerdotes de las zonas rurales de la región
Las once diócesis de Castilla y León encadenan una sucesivo descenso en el número de sacerdotes durante los últimos cuatro años , al contabilizar en 2022 un total de 1.602 curas diocesanos, un 16,1% menos que en 2018, cuando había 1.910, sin contar con los presbíteros vinculados a órdenes religiosas y los extradiocesanos. Las ordenaciones se cifraron en 53 durante este periodo, aunque con grandes diferencias entre las diócesis, pero que escenifican la falta de relevo y la crisis vocacional que afecta a España, en particular, y a Europa, en general.
No obstante, la Diócesis de Burgos se posiciona a la cabeza, al registrar un total de 18 ordenaciones, siendo 2021 el año en el que más se produjeron, con seis; seguida por Ávila y León, con siete en cada caso; Valladolid, con otros cinco; Zamora, Palencia y Astorga, con tres en cada caso; Salamanca, Soria, Ciudad Rodrigo, con dos en cada Diócesis; y Segovia, con una única ordenación, informa Ical.
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Este descenso progresivo, que irá a más, se enmarca en un “cambio cultural” , al ser la realidad del conjunto de las diócesis, que dista mucho de la situación en otras zonas del mundo donde la fe es emergente y hay mayor número de curas y feligreses, con edades medias mucho más bajas.
El problema de la falta de presbíteros (muchos de ellos siguen realizando tareas pastorales tras superar su jubilación) no es único de la Iglesia, ya que se vincula a la falta de vocaciones en la sociedad actual, tanto para el sacerdocio como para otras cuestiones del día a día, señalan fuentes eclesiásticas, quienes reconocen que es difícil una regresión de este panorama, por lo que es necesario poner en marcha un esquema de cambio, ya que, de la noche a la mañana no cambiarán esas vocaciones.
Para ello, se apuesta por la restructuración de la unidades pastorales y la puesta en marcha de otras soluciones transitorias, como pueden ser los denominados animadores de la palabra, formados por grupos de laicos y religiosos, para suplir aquellos casos, casi siempre en el medio rural, donde no llega un cura.
Trasladan que los feligreses y la sociedad en general deben hacer un ejercicio para cambiar su forma de pensar y dar un paso más allá en la contribución y colaboración en esta materia. De igual manera que vecinos de muchas localidades de Castilla y León se desplazan a otra población cercana para comprar o realizar trámites, también podría instaurarse la rutina de asistir a celebraciones religiosas o misas a esos pueblos aledaños para evitar la dispersión de las parroquias, añadieron.
Por provincias, ninguna se salva de la caída en el número total de sacerdotes, con descenso sucesivos desde 2018 hasta 2022, último año con datos actualizados. En el caso de Burgos, los diocesanos pasaron de un total de 371, en 2018, hasta los 331 en 2022; igual que en el caso de los sacerdotes de órdenes religiosas, con una bajada de 40 en cuatro años hasta los 107; mientras que dicha caída se amortigua mejor en relación a los extradiocesanos, al pasar de 21 a 14 curas.
La provincia de Salamanca contabiliza 131 sacerdotes diocesanos en 2022, lo que se traduce en un descenso de hasta 30 presbíteros en comparación con 2018, bajada que se reduce hasta los 26 curas, mientras que el número de sacerdotes religiosos no ha variado y se mantiene en un total de 66, aunque dicha cifra ha fluctuado durante los años previos. En los extradiocesanos, varía de 209 a 186 curas.
En el caso de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, la cifra disminuyó de 52 hasta 47, en los diocesanos, mientras que en los extradiocesanos aumentaron ligeramente, desde los cuatro hasta los siete curas en 2022, sin haber presencia de curas pertenecientes a congregaciones religiosas como tal.
Ávila cuenta con unos 127 curas con cargo diocesano, 18 menos que hace cuatro años; así como 54 vinculados a órdenes religiosas, aunque, como excepción, el número de sacerdotes extradiocesanos se incrementó con el paso de cada año, desde los tres, en 2018, hasta un total de diez, en 2022.
En la Diócesis de León, el descenso en los curas diocesanos se cifra en 55, al pasar de 233 en 2018 hasta los 178 en 2022; mientras que los religiosos se mantuvieron en cifras similares durante los diversos ejercicios, con 20, uno menos que hace cuatro años. No obstante, igual que en la provincia abulense, los curas extradiocesanos aumentaron desde los nueve hasta los 14 el pasado año.
En Segovia, la cifra en estos cuatro años descendió en diez sacerdotes, hasta los 95 diocesanos en 2022, con 33 extradiocesanos y ocho religiosos, ambos con cifras muy similares y escasas fluctuaciones en estos años.
En la Diócesis de Astorga, se pasó de 214 a 160 curas diocesanos; de 32 a 12 en los religiosos; y de 19 a 22 en los extradiocesanos. Por su parte, Palencia redujo de 193 a 178 los presbíteros diocesanos, al igual que los religiosos, de 64 a 41, mientras que no se contabilizaron extradiocesanos.
Respecto a la Archidiócesis de Valladolid, desde el Departamento de Informática detallaron que la caída es menos significativa que en otras provincias, aunque es notoria, con 29 curas diocesanos menos en el periodo analizado, al situarse en 182. Los religiosos se cifraron en trece menos, de 176 a 189; mientras que los extradiocesanos bajaron hasta los 40, ocho menos que en 2018.
En Osma-Soria, los sacerdotes diocesanos pasaron de 101 a 88 en cuatro años, descenso que también sufren los religiosos, con tres menos hasta los 21, aunque suman dos extradiocesanos en 2022. La provincia zamorana pasó de 124 a 106 curas diocesanos y de 16 a nueve religiosos, aunque aumentó hasta los 13 en el caso de los extradiocesanos, lo que supone diez más que en 2018.