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62 menores a la espera de un hogar en Castilla y León

Más de 840 niños y niñas acogidos en la Comunidad en lo que va de año dan idea de la trascendencia de un programa en el que participan 246 familias

Celso y Chus con sus dos bebés en acogida en la sede de Cruz Roja Castilla y León. PHOTOGENIC

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Los datos de acogimiento familiar se recuperan después de dos años convulsos por la pandemia, un periodo en el que cientos de menores tutelados por la Junta de Castilla y León tuvieron que volver a los centros para cumplir las restricciones del Covid-19. Las necesidades de esos menores se mantienen y es un entorno familiar el que mejor contribuye a satisfacerlas. Así, un total de 847 niños de cero a 17 años han pasado en lo que va de año por una situación de acogida, de los que 670 permanecían aún en esa situación el pasado 30 de septiembre.

De esos 847 menores en acogida en lo que va de 2023, un total de 413 permanecen o han pasado por un hogar en familia ajena , es decir, que no guarda con ellos parentesco alguno. Es a esas familias a las que la Junta de Castilla y León incluye en un programa especial de acogimiento. Hay 246 en Castilla y León, de las que 194 estaban ocupadas y 52 activadas en la misma fecha, 30 de septiembre. Es en este programa en el que se necesitan más familias, ya que aún hay 62 menores en la Comunidad Autónoma –los había en la fecha mencionada–, en busca de un hogar de acogida. De ellos, 8 tienen menos de un año; uno, entre dos y tres; siete tienen de cuatro a seis años, 31 entre siete y trece y otros 15 entre 14 y 17 años.

Desde el cambio de normativa de 2015 el acogimiento familiar es siempre la medida prioritaria para los menores tutelados por la Junta de Castilla y León, y el nuevo anteproyecto de Ley de atención a la infancia y la adolescencia en Castilla y León da aún más importancia a este sistema de formación y tutela de menores.

«Cada vez que recibo la llamada de una técnico para decirme que hay una personita que nos necesita, siento lo mismo que si estuviera embarazada: montamos cuna,  sacamos coches, preparamos ropita...», cuenta Chus mientras Celso , su marido, asiente al lado. Son una familia que lleva cuatro años en el programa de acogida . Ahora cuidan de dos bebés de distintas familias biológicas. «A mí me aporta la satisfacción de ver felices a los niños. Ver cómo nos sonríen, ver cómo son felices, cómo se integran en la familia, en la sociedad, cómo crecen felices, es lo que nos llena», remarca. «Si volviera a nacer lo volvería a hacer». 

«Todo fue por un partido en el que jugaba una de mis hijas. El papá de una de sus compañeras tenía un niño en acogida, me lo contó durante el partido y me encantó la experiencia. Luego se lo conté a Celso, y al día siguiente me dijo: ‘Chus, ¿Por qué no?’. A partir de ahí nos formamos, nos fuimos a las charlas, nos preparamos, nos dieron la adecuación, y adelante», relata. Todo eso ocurrió en 2019, y ahora ya lleva nueve niños y niñas que han pasado por su casa en acogida. Todos ellos bebés, salvo una niña de 19 meses cuya historia terminó en una familia de adopción. «Fue una experiencia muy bonita, la preparamos para que conociera a los que iban a ser sus padres y hermanos y desde el primer momento encajaron a la perfección», recuerda.

La pareja tiene dos hijas que no estaban muy seguras del asunto antes de su primera experiencia de acogida. «Cuando nosotros nos decidimos nuestras hijas tenían una edad [16 y 19 años] en la que tenían dudas. Las puedes preguntar ahora. Ha cambiado su perspectiva respecto al acogimiento, que tienen tantísima ilusión como nosotros. Cada vez que llega un niño es una ilusión tan grande, y la misma ilusión sienten nuestras hijas Sandra y Paula» .

Y es que la vocación es muy importante. «Siempre decimos Celso y yo que el día que dejemos de sentir esta emoción cada vez que recibimos una personita en casa, dejaremos de hacerlo» , apostilla. Él asiente de nuevo, acunando el cochecito. «Lo digo yo todo, Celso, como siempre», le espeta, y se vuelven a reír.

El tiempo de acogida va en función de cada caso. «Hemos tenido niños cuatro meses y medio, y otros un año y tres meses. Hay que tener en cuenta que el acogimiento siempre es temporal», explica. «No hay que olvidarse de que los niños están con nosotros el tiempo en que se soluciona su vida personal». 

Por eso llega siembre el momento inevitable de la entrega, de la despedida de un niño al que se ha cogido cariño. El tópico que lleva a tantas familias a no decidirse. Chus admite que es un momento doloroso, pero lo compensa con creces todo lo demás : «Nuestro objetivo es que el niño sea feliz. Si va con una familia adoptiva, o vuelve con su familia de origen extensa –como una abuela, o una tía–, o vuelve con sus papás, porque resulta que han organizado su vida... Si ellos en esa despedida son felices, nosotros somos felices».

Chus relata las distintas situaciones que han experimentado. «Un ejemplo es la presentación de nuestros bebés a sus nuevos papás adoptivos. A esos papás los citan un poco antes que a nosotros. Llegamos a la sala, y esa presentación de esos niños a sus papás es el momento más maravilloso que yo vivo, porque ellos llevan años esperando a ser papás, y es el momento  que desean desde hace tiempo. Y yo les presento a sus niños, y es maravilloso». «Es verdad que nosotros sufrimos, porque es una despedida, pero como sabemos que están bien, lo vivimos como un proceso que tenemos que pasar para que continúen su camino».

Cuando una familia se decide a ser acogedora, entra en un programa de información y formación en el que se detallan todos los pormenores. «Luego hay un proceso de valoración, si la familia quiere continuar, y se estudian las necesidades de los niños y el tipo de ofrecimiento que la familia pueda realizar; para bebés, para grupos de hermanos, para niños de cero a tres años, de cero a seis, a partir de siete años, para acogimiento completo, o a tiempo parcial de fines de semana, un acogimiento de niños menores no acompañados, incluso de niñas menores gestantes», detalla la técnico de Cruz Roja encargada del programa de acogimiento familiar, Noelia Aguado

«Al final, lo que posibilitan las familias acogedoras son experiencias de buen trato de forma temporal, mientras se busca una solución más estable para esos niños», continúa Aguado. «Siempre hay mucha necesidad de familias de acogida, porque en función de la necesidad se busca una familia. La mirada está puesta en las necesidades del niño, y no al revés» . Primero se intenta abordar la familia extensa, y si no es posible, se opta por la familia ajena. «En la entrega, también se busca adaptar los tiempos a las necesidades del niño, para que esa transición sea lo más favorable».

La Junta de Castilla y León pone a disposición de las familias técnicos de apoyo, si fuera necesario, así como compensación por los gastos de manutención del niño o niña, teléfono de emergencias y otros apoyos que la familia o el niño o niña pudiera necesitar. Cruz Roja informa, además, de que existe un número de atención al ciudadano que pone a disposición la Junta de Castilla y León, el 012, donde quien esté interesado puede informarse de la forma de acceso al programa de acogimiento y adónde debe dirigirse.

También como apoyo a las familias acogedoras, existe una modalidad de suspensión del contrato de trabajo por acogimiento de una duración de dieciséis semanas para cada acogedor, similar al habitual permiso por paternidad. Se puede solicitar en caso de acogimiento de menores de 6 años, o bien de mayores de 6 años y menores de 18 con alguna dificultad especial.

La Administración autonómica ha puesto también en marcha el Programa de Estancias Temporales, que para muchas familias es el primer contacto con el acogimiento. Se trata de acoger a menores durante periodos concretos de tiempo, como por ejemplo el periodo vacacional, o un periodo lectivo, o una salida corta lúdica como el fin de semana.

Por provincias , 47 de los 413 niños y niñas acogidas en lo que va de año en familia ajena se registraron en Ávila, provincia en la que hay 15 familias en el programa; 51 en Burgos (con 32 familias); 130 en León (60 familias); 22 en Palencia (20); 31 en Salamanca (25); 25 en Segovia (21); 13 en Soria (11); 58 en Valladolid (43) y 36 en Zamora (con 19 familias).

En cuanto a los menores a lista de espera a 30 de septiembre , 4 están en Ávila; 8 en Burgos; 19 en León; 2 en Palencia; 9 en Salamanca; 6 en Segovia; 3 en Soria; 7 en Valladolid y 4 en Zamora. El 27,6% de los de 0 a 6 años pertenecen a grupos de hermanos, circunstancia que se registra en el 22,63% de los mayores de 7 años.

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Casos más urgentes

Burgos. Grupo de dos hermanos con edades comprendidas entre 0 y 2 años, y otro grupo de dos hermanos con edades comprendidas entre los 5 y 8 años. León. Grupo de tres hermanos con edades comprendidas entre cuatro años y un año; otro grupo de dos hermanos de tres años, y un bebé. Salamanca. Niño o niña de tres años. Segovia. Grupo de dos hermanos menores de un año.