Diario de Castilla y León

Pre-Textos celebra el centenario del nacimiento de la cineasta leonesa Margarita Alexandre

Su autobiografía 'La otra cara de la luna' acaba de llegar a las librerías españolas, en el que repasa en primera persona los avatares de una intensa vida de cine

La cineasta leonesa Margarita Alexandre.- ICAL

La cineasta leonesa Margarita Alexandre.- ICAL

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Redacción
Valladolid

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Margarita Alexandre (León, 1923-Madrid, 2015) vivió una vida de película. En una de las últimas entrevistas que concedió, a la Agencia Ical en 2014, calificaba su vida como “desarraigada” y de “kamikaze”, y argumentos no le faltaban. Ahora la Editorial Pre-Textos acaba de sacar a la luz ‘La otra cara de la luna’ (23 euros), la autobiografía inédita de la cineasta leonesa, un torrente imparable que apostó por la libertad visceral como forma de vida. Actriz en los años 40, pionera tras la cámara en la España franquista en los 50, productora y miliciana en Cuba en los 60 durante la Revolución, y creadora comprometida contra el franquismo en los 70, dedicó los últimos diez años de su vida a “escribir —y reescribir— sus memorias de la época cubana”, en palabras de su nieta Dácil Melgar.

Es ella, su nieta, quien se ha ocupado, desde el fallecimiento de Margarita, de “rescatar y editar” los textos, para “cohesionarlos y estructurar” el libro que ahora acaba de llegar a las librerías españolas. “Desde que yo tengo memoria de ella, pasaba los días y las noches frente al ordenador, intentando recuperar, ordenar y transmitir todas las vivencias que aquí se relatan”, describe, informa Ical.

En una breve nota a la edición, Melgar explica que “aunque a veces le asaltaban las dudas sobre el interés de lo que contaba, su intención siempre fue publicarlo” . “Yo, intentando juzgar objetivamente, considero muy valiosas su experiencia y su visión, y creo que pueden inspirar a muchas otras personas a crear, a vivir sin miedo y, en definitiva, a ser libres”, relata en el prefacio.

Portada de 'La otra cara de la luna', libro autobiográfico de la cineasta leonesa Margarita Alexandre.- ICAL

Portada de 'La otra cara de la luna', libro autobiográfico de la cineasta leonesa Margarita Alexandre.- ICAL

Margarita dejó como testimonio de su vida una decena de películas como actriz, y otras tantas como productora, directora y guionista, entre las que destacan ‘Cristo’ (1953; una de las películas que conformaron la programación de la primera edición de la Seminci ), ‘La gata’ (1955), ‘La muerte de un burócrata’ (Tomás Gutiérrez Alea, 1966) y ‘Operación Ogro’ (Gillo Pontecorvo, 1979).

En 2004 recibió la medalla de honor de la Asociación Española de Historiadores del Cine, en 2016 se publicó un libro biográfico a partir de sus entrevistas (‘El cuerpo y la voz de Margarita Alexandre’, a cargo de Sonia García López) y en 2019 se estrenó un documental sobre su vida (dirigido por Fermín Aio). Sin embargo, Melgar confirma que “esta obra autobiográfica fue el proyecto al que más tiempo dedicó”.

En ‘La otra cara de la luna’, los primeros recuerdos de Alexandre se remontan al “amanecer de un helado y sombrío Día de Reyes de 1938, aunque posiblemente la memoria se enrede entre los sueños, la realidad y las sombras de una pantalla cinematográfica”. “Porque la ruta ha sido vasta y quizá infrecuente, y la distancia, como los faroles de las viejas locomotoras, solo ilumina las vías que transita. Los pasajeros que un día ocuparon sus asientos y contemplaron los márgenes del camino hoy no los vislumbran porque los ojos se han enturbiado con las cenizas de carbón aventadas por el tiempo…”, escribe.

Por sus páginas, desfilan “ recuerdos desordenados” que en el libro se agrupan en torno a ocho grandes bloques . Así, la cineasta rescata imágenes vívidas en su memoria, como los restos de cortezas de naranjas impregnados de polvo que poblaban las aceras de Valencia tras el estallido de la guerra civil, cuando apenas contaba con trece años.

Los recuerdos de la cruda posguerra (“Madrid se había poblado de ridículos bigotillos coronando sonrisas satisfechas y sus brillantes botas pisaban la huella reciente de las heridas”, relata) se mezclan en ‘La otra cara de la luna’ con las personas que marcaron su vida (su padre, su marido, su suegra de la alta nobleza…). También cuenta cómo llegó al mundo del cine, cuando con apenas 17 años el equipo de ‘Tierra y cielo’ (Eusebio Fernández Ardavín, 1941) la eligió en el Liceo Francés donde estudiaba para encarnar a la Inmaculada Concepción que inmortalizó Murillo en el siglo XVII.

Actriz en los años 40, fue una de las primeras mujeres en ingresar en la Escuela Oficial de Cinematografía cuando abrió sus puertas, junto a Ana Mariscal. Con 19 años se casó y tuvo dos hijos, pero en el rodaje de 'Puebla de las mujeres' (Antonio del Amo, 1952) se enamoró de Rafael Torrecilla, crítico de cine, ayudante de dirección y su pareja desde entonces, con quien años después acabó codirigiendo tres largometrajes. “Los dos compartíamos el sueño de dirigir cine”, relata en sus memorias.

Al no ser legal el divorcio en España, en 1959 marcharon juntos rumbo a México, pero el destino les llevó hasta Cuba, donde acababa de estallar la revolución de Fidel Castro, y lo que iba a ser una estancia temporal de quince días acabó convertido en diez años.

Allí “vagaba en la dulce ociosidad, dedicada exclusivamente a contemplar el volcánico entusiasmo de todo un pueblo”, cuando recibió “una llamada que sería un reclamo irresistible” del recién creado Instituto Cubano de las Artes e Industria Cinematográficos (ICAIC), para trabajar en la producción de las primeras películas de Tomás Gutiérrez Alea, entre otras, antes de dirigir el Teatro Musical de La Habana o de convertirse en miliciana, episodios que también recuerda en su autobiografía.

Agotada por los burócratas (‘Malditos burócratas’, titula uno de los capítulos), años después encaminó sus pasos hacia Italia y durante más de una década residió en La Toscana. Aquellas experiencias quedan ya fuera del libro que acaba de ver la luz, como sucede también con su apoyo a la lucha antifranquista, ya de vuelta en España, que le hizo ser encarcelada en 1975 cuando intentaba sacar del país clandestinamente una copia de 'Canciones para después de una guerra', del salmantino Basilio Martín Patino . O con su pelea durante un lustro para llevar al cine el polémico libro de Eva Forest, ‘Operación Ogro, cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco’. Las huellas de una vida intensa, vivida plenamente, ahora encuentran eco negro sobre blanco en esta autobiografía.

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