El pueblo de Salamanca que apuesta por la lectura como cura
La Biblioteca Municipal de Peñaranda de Bracamonte, en Salamanca, pone en marcha la iniciativa ‘Biblioterapia: remedios literarios para males ordinarios’
“Un libro adecuado, leído en el momento oportuno, puede cambiarte la vida”. La lectura tiene ese poder sanador para curar el alma a partir de las letras, para transportarte a mundos lejanos mediante las palabras, y para evadir la mente de una manera que ningún otro arte puede hacerlo. Para alejarte de los problemas y las preocupaciones, y para sanar pequeñas dolencias que cualquiera ha sufrido alguna vez. Como fórmula para curar e incentivar la lectura, la Biblioteca Municipal de Peñaranda de Bracamonte , en Salamanca, ha puesto en marcha la iniciativa ‘Biblioterapia: remedios literarios para males ordinarios’. Un talonario de 50 recetas que hace de los libros una píldora curativa y que da un impulso a que la literatura salga de las bibliotecas durante el verano , en una temporada en las que estos espacios se encuentran más vacíos de lo habitual.
Inspirado en el ‘Manual de remedios literarios’ de Ella Berthoud y Susan Elderkin, el responsable de la Biblioteca, José Luis Sánchez , con la ayuda del bibliotecario Pitxi Gil , ha diseñado una iniciativa para tratar dolencias habituales y pequeños males a través de los libros. En un pequeño recetario recogen estas claves para que, mediante la novela adecuada, los lectores reciban la cura para estos contrapuntos como pueden ser la apatía, las flatulencias, la alopecia, la indecisión, el desamor, la avaricia o incluso un resfriado , informa Ical.
En total, diez recetas diferentes en la que cada una de ellas recoge distintas dolencias . Por ejemplo, para la pérdida, el duelo, la depresión, la tristeza profunda, la desesperación y la baja autoestima, el bibliotecario prescribe dos libros: ‘La insoportable levedad del ser’, de Kundera, y ‘Las aventuras de Sherlock Holmes’, de Conan Doyle. Estos, a su vez, pueden ser sustituidos por ‘La Tregua’, de Benedetti; ‘Nos vemos ahí abajo’, de Lemaitre o ‘El Principito’, de Saint Exupéry.
La duración del tratamiento es clara: “Hasta volver a sonreír”, indica el prospecto, donde no faltan las advertencias para el lector. “Cuando te hundas y pienses que nadie puede permanecer ahí abajo, es conveniente sumergirse en la lectura y dejarse acompañar por los personajes de las novelas prescritas”, dicta. Además, si el tratamiento que se requiere es urgente, en cada página el lector encontrará un código QR para poder descargar una novela libre de derechos de autor . Pero siempre, “en caso de duda, consulte a su bibliotecario”.
Toda esta iniciativa, como relata el bibliotecario, no son más que “unas advertencias, unos consejos, unas veces más graciosos y otros menos”, pero que han sabido despertar la curiosidad de vecinos y visitantes que acuden al Centro de Desarrollo Sociocultural en busca de los prospectos, para que ‘José’ les explique “qué es eso de las medicinas”. Algo que, como indica, “no se aparta mucho de lo que son las guías de lectura que prepara cualquier biblioteca”, en un formato novedoso, que se convierte en “el consejo de 50 obras literarias a los lectores de Peñaranda”.
Paraletramol, Poesiril o Bibliocalm
Además del talonario, similar a la receta de cualquier médico, las recomendaciones literarias han salido de las paredes de la biblioteca en forma de cajas de medicamentos . Comprimidos de Paraletramol, Poesiril o Bibliocalm que también se encuentran en los mostradores de las farmacias y del centro de salud .
En cada una de las cajas también aparece una serie de dolencias y dentro se encuentran esas “píldoras” mediante códigos QR con obras para curarlas como si de un medicamento se tratase . “Las recetas deberían darlas en el centro de salud y las medicaciones dispensarlas en las farmacias”, pensó Sánchez. Por ello, cada mañana se encarga de reponer los estantes de estos establecimientos, cuyas cajitas se entregan con las compras, y a los que mucha gente acude en exclusiva para preguntar por el Libroprofeno o el Lorcazepam .
“Yo solo quiero que den los talonarios. Ellos dirán, qué es, cosas de la biblioteca. Que lo ojeen, lo miren y que cuando vean el cartel en algún sitio digan, esto me suena”, continúa el bibliotecario. Con “bajas pretensiones”, pero con la ilusión de sacar las historias y las letras lejos de los estantes y que lleguen a todos los vecinos de su localidad .
Asimismo, gracias a su difusión por Twitter , admite haber tenido una “gran acogida” fuera de la provincia , recibiendo peticiones para poder usar el proyecto en otros centros . Por ello, ya ha mandado más de un centenar de diseños, que ha publicado en código abierto para que bibliotecas o centros educativos puedan replicarlos con una licencia de Creativa Commons en uso libre.
“La cuestión es animar a la lectura y yo creo que la propuesta lo consigue. O por lo menos consigue que se hable de la literatura fuera de la biblioteca”, argumenta. Con ganas y entusiasmo, después de 34 años en su puesto de trabajo en un centro que llegó a ser la biblioteca con más usuarios de España con una media de 500 socios por cada mil habitantes , continúa desarrollando iniciativas para el fomento de la lectura llevando los libros a los bares a través de posavasos; repartiendo versos mediante tarjetas regalo en los comercios locales; distribuyendo lectura mediante un mercadillo anual de libros olvidados; o abriendo su espacio a que los vecinos recomienden las lecturas imprescindibles en sus vidas .
Como reza el talonario, un libro, “además de su poder sanatorio, te servirá para olvidarte de múltiples preocupaciones, te alejará de los problemas y te proporcionará ratos inigualables”. Sea cual sea la dolencia, entre las páginas el lector encontrará historias para evadirse, personajes para inspirarse y advertencias para mejorar su día a día. Aun así, las recomendaciones no acaban aquí: recuerde que “para problemas no especificados en este recetario, consulte a su bibliotecario”.