De León a Nueva York: El arte de Víctor del Fueyo
El tatuador leonés Victor del Fueyo ha viajado por todo el mundo gracias a su trabajo hasta establecerse en estudio Bang Bang Tattoos de Nueva York
Un total de 5.529,82 kilómetros separan en línea recta la ciudad de León de aquella otra que nunca duerme, Nueva York , y que, a pesar de eso, alberga el desarrollo de muchos sueños. Más de 3.436 millas que también separan, en línea recta, a Víctor del Fueyo de su hogar, pero que al mismo tiempo han servido para crear uno propio. Hace ya unos cuantos años, Víctor concluyó sus estudios de arte como grabador y técnico de imprenta , a lo que se sumaron varios cursos de diseño y fotografía , sin llegar a encontrar nunca un trabajo específico. Tras pasar por varios empleos, de repente se topó con un mundo que le cambiaría la vida para siempre: el tatuaje . Así, animado por amigos y familiares, comenzó a adentrarse en él hasta convertirse hoy en día en uno de los más reconocidos de la capital leonesa , a pesar de ya no trabajar en la ciudad.
“Siempre me gustó este mundo, ya llevaba tinta en la piel antes de iniciarme en el oficio y lo vi como una salida a mis conocimientos, habilidades artísticas y una buena manera de ganarme la vida”, explica el tatuador, quien asegura que haberse enganchado a ello enseguida, informa Ical.
Sin embargo, su crecimiento en el arte de pintar la piel fue una carrera de fondo. “ Comencé como muchos otros , en el sótano de mi casa, haciendo lo que me pedía gente muy valiente que se prestaba a donar su piel para que practicase, hasta coger la habilidad suficiente para llegar a realizar un trabajo profesional”, recuerda el artista, quien se adentró “poco a poco en el mundo del tatuaje” a través de “convenciones, visitas a otros estudios como artista invitado y conocer a otros artistas y la industria hasta el día de hoy”, pero sin dejar en ningún momento de lado “el aspecto artístico y creativo del oficio” que, para él “es muy importante”.
Un proceso de evolución y aprendizaje, en el que Victor del Fueyo reconoce haber tenido muchas influencias . “Además de mi familia y amigos, son muchos los artistas de los que he bebido, tanto del tatuaje, como de la fotografía, música, cinematografía, diseño o literatura”, señala y, aunque reconoce que “es difícil nombre específicamente a todas las influencias”, cita entre algunos ejemplos a su abuelo Santos de la Torre , que fue quien le inició en el dibujo y la pintura, Barnett Newman, Helmut Newton, William Gibson, Ridley Scott, Jim Morrison, Akira Toriyama o Moebious .
Todo ello ha dado lugar a un estilo que él mismo define como “como FineLine/BlackWork en cuanto a la técnica” e “ Ilustrativo/Gráfico/Abstracto en cuanto a los recursos estilísticos de las imágenes”. Para ello, encuentra la inspiración en diferentes sitios, “desde la música, la tecnología, la ciencia ficción -especialmente en las distopías futuristas como es el subgénero cyberpunk -, en las obras literarias de fantasía o en el cine negro”. “Pero si he de decir algo que me inspira realmente, son las personas que se hacen a sí mismas”, reconoce.
Viajes y colaboraciones
Unas influencias, una evolución y un trabajo personal que le han permitido “tener la suerte de poder viajar mucho y de conocer sitios y gente increíble ”, algo que considera que “si se consigue llegar a ello, es una de las partes mas bonitas del oficio”. De esta forma, el artista ha trabajado por toda España, Italia, Islandia, Reino Unido, Francia, Suecia, Canadá, Países Bajos, Estados Unidos, Alemania, Hungría, Noruega, Chipre, Suiza y otros”.
En esos viajes como artista invitado “en muchos estudios alrededor de Europa y Norteamérica”, el leonés ha tenido la oportunidad de llevar a cabo algunas colaboraciones especiales con “ artistas de renombre en el mundo del tatuaje ”. Entre ellas destaca el caso de París, donde tuvo la oportunidad de colaborar con la artista italiana Serena Caponera en el estudio DADC, o Londess, en Through my Third Eye Tattoo, donde comenzó un proyecto con Mowgli basado en los personajes y estética del film de Ridley Scott Blade Runner .
Estos viajes y colaboraciones le han permitido “aprender mucho” a lo largo de mis doce años de carrera . “He conocido a personas muy interesantes, con un talento increíble que me han influido a nivel profesional y personal”, cuenta, convencido de que “la experiencia vital es algo fundamental para la vida artística”, de manera que “la oportunidad de poder desarrollar la actividad que amas en cualquier parte del mundo” es algo que seguirá “aprovechando al máximo”.
Viajes de trabajo para tatuar en diferentes partes de todo el mundo que le permitieron llegar al punto en el que ahora mismo se encuentra: tatuando en el estudio Bang Bang Tattoos de Nueva York , a donde cuenta que llegó a través de un contacto que hizo en Dinamarca, tras lo que “una cosa llevó a la otra”, de manera que el estudio en el que actualmente trabaja se encargó del patrocinio de su visado para poder trabajar en Estados Unidos.
Ya establecido en Nueva York, confiesa que en un comienzo “fue duro establecerse una rutina en una ciudad así”, pero ahora ya se encuentra como en su casa y basa su día a día en “trabajar, patinar, hacer boxeo, disfrutar de la etapa con mi mujer y seguir ganado experiencia”. No obstante, siempre lleva consigo a León , ya que “la familia, los amigos y la tierra se echan de menos”.
Viaje al espacio
Tras varios años en el oficio, el artista leonés nunca olvidará su primer tatuaje , “unas letras muy mal hechas”, al tiempo que siempre guardará con especial cariño el primero que le hizo a su madre “basado en un anillo que siempre llevaba mi abuelo”. Varios años que le han permitido crear un estilo propio que, según considera, permite diferenciar a sus diseños por “el conjunto que crean, la técnica, la temática y la composición”.
Víctor también tuvo la oportunidad de tatuar hace bastantes años y hace pocos meses a Sara García Alonso, la primera mujer que tendrá la posibilidad de viajar al espacio y que, además, es leonesa. “Tuve la oportunidad de conocerla cuando la tatué por primera vez, antes de que fuera astronauta y ahora “sigue siendo la misma mujer inteligente y encantadora de entonces”. “Toda mi vida me he sentido atraído por la carrera espacial, la astronomía y el cosmos y cuando me enteré de que lo había conseguido, me alegré mucho por ella y sentí mucho orgullo. Fue muy emocionante, porque siempre he considerado el tatuaje como cualquier otra disciplina artística y el hecho de que mi arte pueda viajar algún día al espacio , para mí es algo increíble”, cuenta.
Además de a Sara, el tatuador reconocer haber “tenido la suerte de tatuar a muchas personas interesantes ” a lo largo de su carrera, como actores, deportistas, músicos, científicos, otros artistas plásticos, funcionarios, políticos. “Conoce todas esas historias y esos puntos de vista te hace sentir muy humilde y parte de algo mucho más grande que uno mismo con cada tatuaje”, confiesa.
Sin llevar la cuenta exacta de cuántas piezas puede haber hecho a lo largo de su carrera, Victor espera que le queden por hacer “por lo menos todos los que llevo hechos hasta ahora” y tiene claro que nunca tatuará “símbolos e iconografía de regímenes autoritarios como el nazismo o el comunismo”.
En cuanto a la situación del sector, el leonés considera que “cada vez hay mucha más competencia, artistas con mucho talento que salen a la luz cada día”, pero al mismo tiempo “ la demanda cada vez es mayor ”, por lo que apunta que “es importante mantenerse activo e interesado por tu oficio, cuidar tu arte y ofrecer un servicio lo mas profesional posible, como en cualquier otro oficio ”, ya que “es algo muy globalizado y muy desestigmatizado, aunque aún depende mucho del contexto, la clase social del que los lleva, el país de origen o la raza”, que hacen que “siempre haya prejuicios, como en todo”.
Ante lo “inquietante” que le parece el futuro, espera “ poner más atención en lo que las nuevas tecnologías van a suponer para el mundo del arte y para el mundo en general” y, más concretamente de la Inteligencia Artificial , “algo que no se puede controlar y que puede beneficiar de una manera inimaginable” o que, como se dice en las distopías tecnológicas que tanto le apasionan, al tiempo que le asustan, “acabarán por arruinar la sociedad”. “Quizás encontremos un punto gris en el que estemos cómodos. Veremos si hemos aprendido algo de la ciencia ficción, o no. Por el momento solo cabe disfrutar de lo que amas y esperar ”, finaliza.