Diario de Castilla y León

La despoblación financiera que no cesa en Castilla y León

La Comunidad suma 43 municipios que se quedaron sin oficina bancaria durante el pasado año mientras que Palencia se sitúa a la cabeza del país con casi el 92% de sus localidades sin acceso permanente a este servicio

Una persona mayor utiliza un cajero automático en el exterior de una sucursal bancaria. EUROPA. PRESS

Una persona mayor utiliza un cajero automático en el exterior de una sucursal bancaria. EUROPA. PRESS

Publicado por
Ricardo García
Valladolid

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Fijar población en el medio rural es indispensable para combatir la sangría demográfica que sufre Castilla y León. Sin embargo, esto requiere a su vez una dotación adecuada de servicios públicos que permitan a los ciudadanos acceder a ellos sin grandes desplazamientos. Los mejores ejemplos son la sanidad y la educación, pero hay otros, como las sucursales bancarias, casi igual de importantes para evitar una migración de los pueblos a las ciudades. Además, los datos demuestran que por parte de las entidades financieras esto no es una prioridad, puesto que en tan solo un año su huida ha dejado a 43 pequeñas localidades de la Comunidad sin oficina en medio de una despoblación financiera que no cesa.

Las cifras del Banco de España no dejan lugar a dudas: los 358 municipios que contaban con oficina bancaria al cierre del año 2021 se han reducido a 315 al final del pasado ejercicio. Y aunque la diferencia pueda no ser mucha, son más de 40 sucursales cuyo cierre no solo deja desatendidas a las localidades en las que estaban ubicadas, sino también a las más cercanas cuyos vecinos, en la mayoría de los casos, cada vez tienen que desplazarse más kilómetros para realizar cualquier tipo de gestión financiera cotidiana.

En muchos casos, el cierre de oficinas de bancos y cajas de ahorros en el medio rural, aunque algunas también han desaparecido de las ciudades, se debe a la fuerte apuesta que las entidades han hecho por la banca online. Hoy en día cualquiera puede operar desde un ordenador o teléfono móvil, aunque esto genera enormes dificultades para la mayoría de personas mayores que son las que principalmente residen en los pueblos. Se trata de ciudadanos que, anteriormente, podían hablar con un trabajador que les ayudaba a hacer sus operaciones del día a día, pero que ahora han quedado desatendidos.

Evolución del número de oficinas bancarias en los pueblos de Castilla y León. E.M.

Evolución del número de oficinas bancarias en los pueblos de Castilla y León. E.M.

Como solución a esta despoblación financiera, algunas administraciones han puesto en marcha medidas para acercar la banca a las poblaciones del medio rural. Quizá el mejor ejemplo sea el de la provincia de Valladolid, donde la Diputación habilitó un cajero móvil que de manera itinerante recorre los municipios que no disponen de oficina bancaria para acercar este servicio a los ciudadanos. En cualquier caso, esto no suple una sucursal abierta a diario a la que acudir en cualquier momento, además de que su función principal no es otra que la retirada de efectivo.

Las mismas cifras mencionadas indican también que Salamanca y Zamora son las que acaparan más municipios que se quedaron sin su única sucursal bancaria a lo largo de 2022, con nueve en cada caso, mientras que la siguiente provincia en la lista es Palencia, con ocho municipios más sin oficina. En el caso de León se contabilizan siete, mientras que en Valladolid son seis. Soria cierra la lista tras añadir cuatro localidades a la lista de las que no cuentan con un banco o caja de ahorros, puesto que en Ávila, Burgos y Segovia no se registraron cierres de este tipo a lo largo del año pasado según los datos del Banco de España.

Concretamente, los municipios leoneses que se han visto sumidos en esta despoblación financiera son Congosto, Cubillos del Sil, Palacios del Sil, Pobladura de Pelayo García, Sabero, Torre del Bierzo y Villasabariego. En el caso de los palentinos , se trata de Astudillo, Cevico de la Torre, Cisneros, Lantadilla, San Cebrián de Campos, Santibáñez de la Peña, Velilla del Río Carrión y Villaviudas.

Por parte de Salamanca, los municipios que entraron más recientemente en la lista de los que no tienen sucursal bancaria de ninguna entidad son Lagunilla, Martiago, Sanct-Spiritus, Santiago de la Puebla, Santibáñez de Béjar, Los Santos, Tordillos, La Velles y Villoruela.

Los cuatro que corresponden a Soria son Cabrejas del Pinar, Cerbón, El Royo y Valdeavellano de Tera, mientras que en Valladolid se trata de Ataquines, Becilla de Valderaduey, Montemayor de Pililla, Mucientes, Serrada, Traspinedo y Villanueva de Duero. En el caso de la provincia vallisoletana, conviene destacar que el dato de que hay seis municipios menos sin sucursal se debe a que, aunque en siete se cerraron, durante 2022 se abrió una en Simancas.

Finalmente, en el caso de Zamora , la despoblación financiera se ha extendido por Ferreras de Abajo, Fuentelapeña, Lubián, Morales del Rey, Morales de Toro, Muelas el Pan, Quiruelas de Vidriales, Rabanales y Santa Croya de Tera.

Más allá del perjuicio que supone el cierre de las oficinas bancarias para los vecinos de los municipios en los que se ubicaban, lo significativo en este caso es la reducción de servicios básicos a la que se enfrenta el medio rural de Castilla y León, lo que hace que sea cada vez más difícil que las personas puedan realizar sus quehaceres y gestiones habituales.

El 86% no tiene sucursal

Tan dramático es el escenario que, según los datos del Banco de España, al cierre de 2022 el 86% de los municipios de Castilla y León no contaba ya con sucursal bancaria . Y aunque ya de por sí se trata de un dato alarmante, lo es más si se tiene en cuenta que doce meses antes apenas superaba el 84%.

Además, en comparación con otras comunidades autónomas, Castilla y León es la que peores registros tiene . No en vano, la media nacional se sitúa en torno al 57%, con varias provincias que esquivan esta despoblación financiera y que afecta únicamente a menos del 20% de sus municipios.

La fotografía de la despoblación financiera en la Comunidad es, por tanto, enormemente representativa de las dificultades que entraña la vida en un mundo rural que, incapaz de atraer población, cada vez pierde más servicios que aquellos interesados en iniciar un proyecto de vida en municipios pequeños tienen muy en cuenta.

Y si ese porcentaje de localidades que no tienen acceso directo a una oficina bancaria es llamativo en el conjunto de Castilla y León, lo es todavía más cuando se analiza provincia por provincia, donde la que sale peor parada sin ningún tipo de duda es Palencia. En este territorio, el 91,62% de sus municipios no tiene sucursal, lo que la sitúa no solo a la cabeza de Castilla y León, sino también de todo el país.

Lamentablemente, la provincia palentina no se queda sola como farolillo rojo de la tabla nacional, puesto que de las diez con menos municipios equipados con servicios bancarios permanentes, nueve se corresponden con las de Castilla y León . Solo Guadalajara se cuela entre medias ocupando el sexto lugar de la lista.

Tras Palencia se sitúa Salamanca , donde algo más del 90% de sus municipios carecen de oficina bancaria. Acercándose a la media autonómica aparecen Zamora (88,7%), Ávila (86,7%) Valladolid (85,8%) y Soria (85,3%); mientras que ligeramente por debajo del dato del conjunto de la Comunidad aparecen Burgos (84,4%), Segovia (81,3%) y León, que cierra la lista con un (77,7%). Según el último balance elaborado por el Banco de España, Castilla y León contaba al cierre de 2022 con 1.218 oficinas bancarias para 2.248 municipios, lo cual ya anticipa que en un reparto equitativo habrá muchos que se queden sin ella. Pero además, a esto se suma que gran parte de esas sucursales se concentran en las capitales y grandes localidades, lo que deja todavía menos para el medio rural.

En definitiva, lo que todas estas cifras vienen a certificar es algo que no es ningún secreto, y es que el medio rural, ese que ocupa una gran parte de la superficie de Castilla y León, cada vez cuenta con menos servicios. De nada sirven los esfuerzos de administraciones públicas como la Junta, que mantiene abiertas escuelas con solo tres alumnos matriculados, si sus familias no tienen posibilidad de acudir a una oficina bancaria a hacer cualquier gestión de los más sencilla, entre ellas sacar dinero en efectivo.

Pero el problema no reside solo en la banca. Cada vez es más difícil encontrar municipios de pequeño tamaño en los que exista un supermercado o incluso una tienda de alimentación con los productos más básicos. Eso, por no hablar de los negocios de artesanía regentados por los propios vecinos de cada pueblo y que ahora ya han caído en el abandono, restando vida y atractivo a estos núcleos de población que cada vez están más olvidados.

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