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PATATAS MELÉNDEZ ESTRENA EN MEDINA SU NUEVA PLANTA 4.0

Meléndez arranca la fábrica de patatas más grande y moderna del mundo

Inteligencia artificial, robotización, automatización de procesos en 21.600 m2, nuevos, que se suman a los 10.000 m2 de las antiguas instalaciones reconvertidas en almacén / Gana «competitividad, calidad e internalización» sin reducir plantilla, a la que se ha formado 3 años / Javier Meléndez: «Me siento muy orgulloso, es un gran proyecto que crea riqueza también en el territorio»

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Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

Creado:

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Es un escenario de ciencia ficción, pero sin ficción. Atravesar la puerta de la macrofábrica 4.0 que está a punto de inaugurarse en Medina del Campo tiene algo de cruzar un portal en el tiempo. La tecnología «más puntera del mundo» para ‘actualizar’ uno de los productos más sencillos y tradicionales de la tierra. O lo que es lo mismo, Patatas Meléndez es líder en el sector a nivel mundial con la factoría más vanguardista de este tubérculo. Y, cuadrando el círculo, ha conseguido introducir estos avances tecnológicos y la digitalización agraria sin prescindir de mano de obra.

Años de intenso trabajo en busca de una mayor competitividad ven al fin su fruto:  alrededor de 36 millones de inversión por parte de la compañía vallisoletana se traducen en una planta ‘inteligente’ de 21.600 metros cuadrados (más los 10.000 de las antiguas instalaciones que continúan sirviendo para almacenar el stock de suministro) que «mejora los procesos, la calidad y los resultados» sirviéndose de la robotización, la inteligencia artificial y otras herramientas a la última.

Este periódico recorre las entrañas de estas tan innovadoras como abrumadoras instalaciones de la mano del artífice del gigante: el CEO de la compañía, Javier Meléndez , que se encuentra ante el proyecto de su vida, al menos hasta este punto de su ya fructífera trayectoria. «Sí, me siento muy orgulloso. Por ahora es mi gran proyecto , pero creo que no es mi última etapa, todavía me quedan muchas cosas por hacer y por aportar», confiesa antes de detallar al dedillo cada adelanto tecnológico implementado.

Eso, lo de aportar, es precisamente uno de los objetivos perseguidos con este salto cualitativo de su empresa, que facturó el último año 110 millones de euros. «Somos líderes y, como tal, creo en abrir camino. Me veía en la obligación de hacer algo por el sector. Aquí lo importante es eso. No he trabajado para vender una empresa y capitalizarme, sino que he buscado siempre aportar porque vengo de donde vengo, de una zona rural, de un pueblo. He crecido como hijo de agricultor y quiero ayudar a los que me rodean en el sector en la medida que pueda , y con este proyecto eso se ve cumplido», afirma el empresario vallisoletano. «Al final, si tú estás liderando una categoría, quieres aportar lo máximo posible para esa categoría porque eso nos hace mejores a todos», señala.

Estamos ante una planta automatizada con una capacidad de procesado de materia prima muy superior al standard medio ya que permite las 100 toneladas la hora. «Toda nuestra planta funciona a través de nuestro programa que esta hecho ad hoc para nosotros», destaca el máximo responsable de la entidad.

Las ingentes cifras que envuelven el proyecto de la nueva planta de Meléndez en Medina –como los 22.000 metros cuadrados de placas solares que alimentan energéticamente parte de las instalaciones– dan una idea aproximada de la dimensión de la innovación y digitalización de la nueva fábrica

Pero para descubrir la magnitud de la vanguardia tecnológica aplicada al proceso de la selección, tratamiento y envasado de la patata, en vez de números (que también son aplastantes) también basta un par de apuntes más personales para comprender que se trata de una inversión que va más allá de lo financiero, que busca «mejorar la calidad y la forma de trabajar de las personas y, luego, la eficiencia, es decir, que tuviéramos mejores resultados económicos que se pudieran reinvertir en estas inversiones », defiende Meléndez. 

Y todo esto, subraya, «manteniendo el apego al territorio, el valor de un equipo, revalorizando la cualificación de la plantilla y manteniendo lazos estables con el agricultor». De una apuesta por el producto local. «Vamos de la mano con los agricultores. Hacemos contratos a varios años para que tengan estabilidad porque somos conscientes de la dificultad del relevo generacional en el campo y en la industria».

Con esta nueva inversión (de casi 40 millones) se ha robotizado parte de la planta por lo que la mano de obra necesaria resulta evidente que cambia. 

Por ejemplo, la patata fluye por un caudal de agua en alturas que evita golpes, en vez de por las cintas convencionales de las que se prescinde. Esta es una de las cuestiones que hace que el perfil del empleado que se requiere sea sustancialmente diferente. Sin embargo, desde la compañía han optado por reciclar a sus trabajadores «para que se conviertan en supervisores o controladores de los procesos». «Llevamos tres años de formación para poder manejar toda la tecnología. Aquí la maquinaria y los adelantos no sustituyen a nadie, solo facilitan el trabajo y cambian el día a día. Los formamos para que lleven todo este tipo de maquinaria. No quitamos personal, sino que elevamos su nivel . Y al final conseguimos que también sea como una escuela de formación dentro la propia fábrica».

Javier Meléndez entiende esta estrategia como una manera, además, «de promover la cohesión territorial en el marco del reto demográfico, fomentando el empleo local». 

Para llegar a la excelencia tecnológica, él y su equipo pusieron el foco en la fruta. «En cómo se mima, en su proceso de tratamiento, como el de una manzana... En cómo hacían con la manzana para supermercados en Estados Unidos, Nueva Zelanda o Europa» y lo extrapolaron a este tubérculo.  «Nuestra filosofía es tratar a la patata como una fruta. Cuidarla al máximo».  De ahí, por ejemplo, la instalación de los caudales de agua.

Respecto a la eficiencia energética, minimiza el impacto ambiental gracias al desarrollo de una infraestructura de autoconsumo basado en las renovables, a través de los mencionados 22.000 m2 de placas fotovoltaicas que conseguirán «una producción equivalente al 40% del consumo de la fábrica». Además de otras medidas como la medición y el control de la huella de carbono certificado. 

Entre las incorporaciones estrella de esta transformación digital, junto con el transporte por canales de agua y la linealidad en el flujo de patata, «minimizando golpeo para garantizar la calidad final», se encuentran también los selectores ópticos inteligentes que, a través de la inteligencia artificial , identifican y seleccionan hasta siete categorías de patatas según sus características, «por tamaño, forma y calidad, en un único proceso». 

Esta transformación incluye «sistemas de trazabilidad automática para una gestión más completa del proceso productivo de la patata de inicio a fin». También apuesta por un transporte de guiado automático, que sustituye a las carretillas clásicas y «mejora la trazabilidad, la gestión logística y ofrece un coste de mantenimiento eficiente con posibilidad de gestión remota ». 

El almacén gana en tamaño y en ‘inteligencia’. Está automatizado hasta el área de pesado. «Todo esto nos da una capacidad de respuesta muy fuerte que antes no teníamos. Así podemos responder ante todo tipo de incidencias, como puede ser una pandemia o una guerra », indica Meléndez. Y es que la crisis sanitaria del Covid les puso a prueba y les empujó a dar el paso definitivo para este salto. «En la pandemia surgieron necesidades, tuvimos picos de producción en los que triplicamos la producción y estresamos mucho los equipos. Es ahí cuando me planteo firmemente invertir en un proyecto que fuera tan potente», reconoce este empresario.

Toda esta implementación provoca que se aproveche más el producto, que mejoren los costes, los márgenes, la eficiencia y que Patatas Meléndez pueda cumplir con las exigencias de determinados países por lo que la internacionalización mejora sus perspectivas. « Somos muy fuertes en Portugal . También estamos haciendo exportaciones a Francia, a Bélgica, Holanda y Suiza. La exportación representa para nosotros en torno al 7% y el objetivo es estar en tres años en torno al doble», indica Javier Meléndez, muy consciente de que parte de su incontestable éxito radica en no perder de vista el entorno, la cadena, la relación con los agricultores... No pocas veces, así lo confiesa, ha recibido suculentas ofertas para venderlo todo o incluso para trasladar su sede principal de Medina a otras provincias de otras comunidades, como Madrid, Andalucía o Comunidad Valenciana. La respuesta siempre ha sido tan rotunda como negativa. « Me gusta ayudar a mi tierra, al entorno, a la provincia. Creo en generar valor », sostiene.

Preguntado por cómo se llega a la cima de su sector, por cómo se firman esos 110 millones de facturación en 2022 en una empresa que este último ejercicio alcanzó el 20% de la cuota de mercado con 200.000 toneladas vendidas, asegura que desde bien jovenzuelo sabía que quería despuntar. Vaya si lo hizo. Bajo su mando se encuentran 370 empleados , dispone de 4.000 hectáreas de campo de cultivo propio y trabaja con 526 agricultores. 

«Creo que lo más importante para conseguirlo es tener mucha visión de futuro. Salir de lo que estás viendo en tu entorno. Ver más. Viajar, formarte, prepararte. Todo eso ha sido fundamental. Ser ambicioso, pero no para uno, sino para tu comunidad, tu sector… Siempre he tenido la visión de que quería ser grande, el número uno, y para ello hace falta trabajo, trabajo, mucho trabajo. Tener claro que hay que estar rodeado de buena gente y tratar de hacer las cosas bien y con respeto. Aunque el éxito de Patatas Meléndez, sin duda, nos los han dado los productores , los agricultores, porque al final son los que han confiado en mí», reconoce.

«Siempre hemos tenido el foco puesto en ellos porque no se puede hacer nada de esto sin los productores. Y me han seguido, han creído en el proyecto y ha habido años buenos y años malos. Pero los hemos resuelto siempre», esgrime como sobresaliente hoja de servicio, antes de subrayar que aspira a mantener una esencia fundamental: «Si pongo en marcha otro gran proyecto más grande que este lo haría aquí. No me iría en ningún momento ». 

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Este miércoles tendrá lugar la puesta de largo de la novedosa macroplanta en una inauguración en la que participará el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco , y otras autoridades de Castilla y León, pero será previsiblemente en mayo cuando la fábrica esté en marcha a pleno rendimiento. Cuando eso suceda, toda la inversión económica, de tiempo y capacidad compensará de golpe.