Abascal: "Mañueco es un ejemplo para el PP, pero lo dejarán solo por pactar con VOX"
El presidente de VOX avala el gobierno con el PP en Castilla y León: "Las represalias por la ruptura de Ayuso y el discurso de Feijóo es seguir apoyando al mejor gobierno que hay en España"
La coalición de gobierno continúa a salvo en Castilla y León , como si fuera una isla de tierra alejada de la placa tectónica de la cercana Madrid, epicentro de una grieta entre el VOX y el PP. Mañueco es la cara y Feijóo la cruz para VOX . Era la primera aparición pública de Santiago Abascal tras la moción de censura contra Pedro Sánchez, en la que Núñez Feijóo dejó patente su desencuentro no apoyándola y ni siquiera apareciendo por el Congreso, y el líder de VOX no tenía pensado dejar pasar la afrenta. Quiso recalcar su malestar con el PP nacional y también con el de Ayuso, pero no así con el de Castilla y León. De hecho, ante la expectación despertada por el nuevo ‘marco’ de relaciones con los populares que iba a anunciar tras los acontecimientos y desencuentros de los últimos días, respondió refrendando y avalando el pacto de gobierno autonómico, tal y como adelantó este periódico en su página web. «Nosotros no tomamos represalias. Las represalias por la ruptura con Ayuso y el discurso de Feijóo serán seguir apoyando al mejor gobierno que hay en España, el de Castilla y León», aseveró ante un entregado auditorio de la feria de Valladolid, con aforo completo de más de 600 personas y otras tantas que se quedaron sin poder entrar.
Frente a los reproches al líder del PP nacional, que abundaron, y al que Abascal acusó de «ponerse de perfil» ante el Gobierno del país, el número uno de VOX ensalzó a su socio de gobierno en Castilla y León y lo hizo en la figura del presidente: «Mañueco es un ejemplo para el PP y no se me caen los anillos en reconocerlo». Un comentario inesperado que, tras la sorpresa, arrancó del público un fuerte aplauso, si bien, acto seguido, ofreció sus augurios, malos augurios, sobre lo que cree que le sucederá a Alfonso Fernández Mañueco dentro de su partido: «Lo dejarán solo, han intentado convertirlo en el patito feo por pactar con VOX».
«Ante esta ruptura solemne en Madrid, VOX va a seguir respaldando al Gobierno de Castilla y León y formando parte de él, porque funciona bien. No se está de acuerdo en todo, como es lógico, pero cada fuerza política se respeta. No vamos a romper la esperanza de tantos españoles con la única alternativa total a la izquierda. Castilla y León es un ejemplo para toda España », resaltó un Abascal que no ocultó en ningún momento su distanciamiento con el PP.
Exhibió un ‘nuevo marco’ de relaciones con el PP y se cuidó muy mucho de dinamitar una coalición de gobierno que los de VOX son conscientes que es la única alianza que le da un verdadero lustre, dado que es el único gobierno autonómico del que forma parte.
Acusó al Partido Popular, de manera general, y en concreto en la figura de su presidente nacional de ser igual que el PSOE. «Hasta el PP decía que había que cambiar este gobierno y llega la moción y se ha abstenido. Ha decidido ponerse de perfil porque está tendiendo la mano al Partido Socialista, partido sin ningún escrúpulo. Son lo mismo... No son capaces de plantear ninguna alternativa, solo esperar a las elecciones para que haya un relevo. Por eso no es importante acabar con Sánchez, sino acabar con las políticas de Sánchez», explicó un Abascal que no se salió de su guión: contraponer el rechazo a Feijóo con el aplauso a Mañueco.
Así lo hizo cuando habló del buen estado de la relación de los dos socios del gobierno autonómico. «Funciona bien de una manera razonable, con desencuentros lógicos». También lo intentó en lo que él entendió que era echarle un cable con la polémica de la ‘peineta’ del presidente de la Junta a una procuradora socialista en las Cortes, diciendo que le parecía lógico con lo que les insultan los partidos de izquierda. «Mañueco ha cometido el delito de hacer una ‘peineta’. Poco me parece para los insultos que recibimos de la izquierda». Una declaración con la que el líder de VOX no sólo no criticaba el gesto de Mañueco cuando abandonaba el hemiciclo el miércoles pasado, cuanto estaba interviniendo la procuradora socialista Rosa Rubio, sino que lo justificaba. Y el público le respondió con otra ovación.
Pese a la inquietud que había entre las filas populares de Castilla y León por si le salpicaba las batallas con Ayuso , a la que Abascal reprochó «romper la baraja» y le dijo que «VOX no traga más» , o la de líderes nacionales, finalmente se cumplió lo que ya avanzó este diario. La alianza entre socios de la Comunidad se protege. No en vano, desde el partido de García-Gallardo son conscientes de que su presencia en el Gobierno les da visibilidad y creen que ofrece la imagen de un partido «útil que cumple con lo que promete en campaña». Así lo repitieron tanto Abascal como García-Gallardo. Y pese a los incendios prendidos en gran medida por los suyos, como el protocolo fantasma antiaborto anunciado por el propio vicepresidente o la ‘sí pero no’ desaparición del Serla , seguirán de la mano de Mañueco y de sus consejeros populares por mucho que a estos les pesen a veces los trajes ignífugos.
Abascal alabó a Mañueco, pero lo hizo también, como se esperaba, a los suyos. En especial, al vicepresidente de la Junta. «Es un honor y un orgullo estar en esta tierra representado por gente como Juan , Irene (Carvajal, la candidata a la Alcaldía de Valladolid), Mario (Fuentes, el presidente provincial de VOX)», señaló. Un respaldo que llega en el momento apropiado para un Gallardo que acumula polémicas y desgaste tras las cuestionadas medidas contra el aborto y los casi continuos enfrentamientos con las bancadas de la oposición en las Cortes, con insultos mediante, hasta el punto de ser visto por no pocos como uno de los mejores aliados del gobierno central como distracción cuando les vienen mal dadas (escuchar el latido fetal versus rebajas de condenas por el sí es sí).
El acto del partido lo abrió la candidata a la Alcaldía de Valladolid, Irene Carvajal, que aseguró que su objetivo es revertir «las políticas de despilfarro» del actual equipo de gobierno y cargó contra el alcalde: «Óscar Puente es un machirulo que nos quiere a las mujeres en la cocina», espetó. También defendió que el soterramiento «es posible» y que VOX apuesta por él. «Valladolid no es Ámsterdam, aunque Puente y Saravia lo digan. Es Castilla», defendió.
Entre Carvajal y Abascal, intervino Juan García-Gallardo , que sacó pecho de lo trabajado en estos meses en la Junta de Castilla y León y enumeró las bondades de los tres consejeros de VOX. De Gonzalo Santonja dijo que es catedrático y que está al frente de la Consejería de Cultura «por sus méritos», presumió del Museo Delibes que antes estaba parado y de «poner orden en fundaciones»; de Gerardo Dueñas resaltó su trabajo «con las concentraciones parcelarias, con la PAC y poniendo el foco en el futuro del campo». Sobre el consejero de Industria, Mariano Veganzones, destacó «la reducción de subvenciones a los sindicatos de clase». Una afirmación que tuvo una gran acogida por parte de los presentes. Sobre la gestión, afirmó Gallardo que «la siembra ha dado tanta cosecha en menos de un año... ¿Qué no podríamos hacer con presencia en otras instituciones como el Ayuntamiento de Valladolid o diputaciones?» , aseveró para pedir al público la confianza para trasladar esta alianza a otras administraciones en los comicios de mayo. «Este es el gobierno de los mejores, de la meritocracia. Una nueva forma de gobernar sin parangón en la historia de nuestra democracia», presumió sobre su coalición con el PP.
Mañueco, ahora inmerso en su propia controversia por la ‘peineta’, sigue teniendo vía libre para gestionar su matrimonio con los de Abascal como buenamente pueda y como considere oportuno para sacar adelante la gestión de la Comunidad, al margen de los enfados de los máximos presidentes de ambos partidos. Y entre sus intenciones no pasa tampoco , a día de hoy –aunque en esto de las relaciones políticas todo cambia de golpe– r omper el gobierno. PP y VOX saben que se necesitan de cara a las próximas municipales. Muchas alcaldías están en juego y al margen de lo que escenifiquen en determinados momentos y territorios, en Castilla y León siguen de la mano.