Cerrar

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

«¿Qué hace ahí esta mujer?»

Conquistan hitos y logran récords: son la mejor investigadora del mieloma del mundo, María Victoria Mateos; la primera astronauta del país, Sara García; la artífice del primer exoesqueleto pediátrico del planeta, Elena García, y una magistrada del Constitucional, María Luisa Segoviano

La zamorana María Victoria Mateos, la leonesa Sara García, y las vallisoletanas Elena García y María Luisa Segoviano.

Publicado por
ALICIA CALVO | RAÚL RUANO | VALLADOLID
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Cuenta la vallisoletana María Luisa Segoviano una anécdota de un pasado de cierta invisibilidad: «Un día un litigante vino a hablar conmigo, pidió hablar con el juez y yo estuve dándole explicaciones de lo que él preguntaba. En un momento determinado me dijo ‘mira, mira, muy amable, pero vete a llamar al juez y no me entretengas’ . Le respondí: ‘Soy yo’. Creo que ese hombre no se fue convencido de que había hablado con la jueza». Otro se sorprendió al verla y preguntó: ¿Qué hace esta mujer ahí? Es que es la juez », relata esta magistrada a este diario con motivo del reportaje por el Día Internacional de la Mujer en el que se destacan cuatro perfiles que, pese a pertenecer a ámbitos distintos, poseen rasgos comunes con el talento como pilar fundamental. 

La zamorana María Victoria Mateos , la leonesa Sara García y las vallisoletanas Elena García y María Luisa Segoviano conquistan hitos y logran récords. Rompen techos de cristal. Son la mejor investigadora del mieloma del mundo (María Victoria Mateos); la primera astronauta -suplente- del país (Sara García); la artífice del primer exoesqueleto pediátrico del planeta (Elena García) y una magistrada del Tribunal Constitucional (María Luisa Segoviano).    

El éxito es algo subjetivo, aunque parece claro que cada una de estas cuatro profesionales lo habría alcanzado, como mínimo a nivel laboral. Pero más allá de ‘medallas’ o reconocimientos, que indiscutiblemente atesoran, está la repercusión de sus desempeños y trabajos, que las sitúa en la élite, en algunos casos, incluso mundial.

Las cuatro despuntan y las cuatro reflexionan en estas líneas sobre la igualdad, el machismo, los techos rotos y por romper y cómo afrontar los años venideros para que situaciones del pasado no se perpetúen en el futuro.

SARA GARCÍA: «Alguna vez le han atribuido a colegas la autoría de un trabajo realizado por mí»

Que el nombre de Sara García ( León , 1989) pasará a la historia del país ya es indudable. Las nuevas generaciones, no sólo femeninas, tienen en ella un referente en el que fijarse.

Esta joven leonesa, biotecnóloga molecular e investigadora de cáncer  (desde 2019 trabaja como investigadora posdoctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) donde lidera un proyecto para descubrir nuevos fármacos contra el cáncer de pulmón y de páncreas) fue seleccionada el pasado noviembre por la Agencia Espacial Europea (ESA) en calidad de reserva, convirtiéndose en la primera mujer española candidata a astronauta.

García explica, en declaraciones a este EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN, que no se ha visto perjudicada por su género, aunque sí ha vivido alguna situación machista puntual. «A lo largo de mi carrera no me he encontrado con trabas por razón de género que me hayan impedido conseguir mis objetivos. Tanto en mi carrera científica, como en el proceso de selección de astronautas, he sentido igualdad de género a la hora de evaluar los méritos y capacidades de los candidatos. En alguna ocasión he experimentado episodios de machismo, como dar mayor crédito a mis colegas masculinos o atribuirles la autoría de un trabajo realizado por mí, y cuando esto ha ocurrido lo he hablado y se ha solucionado», expone quien de pequeña tenía una meta y se dirige a cumplirla: «Mi objetivo era explorar, dejarme llevar por mi curiosidad y entender el mundo que me rodeaba».

La Sara de niña se marcó un camino que de adulta sigue recorriendo. «Nunca tuve un único sueño u objetivo claro. Sabía que de mayor quería dedicarme a la ciencia y que mi labor mejorara la vida de las personas. La forma de conseguir esas metas se fue definiendo con los años».

Sobre la presencia de la mujer en la ciencia, opina que «hay grandísimas científicas y que siempre las ha habido, pero estaban muy invisibilizadas». «Después de décadas trabajando hacia la igualdad se han logrado hitos, desde la obtención de derechos hasta medidas que garanticen la igualdad en los puestos de trabajo, en temas de salario, de oportunidades de acceso... pero estaremos cerca de conquistar la igualdad cuando no sea necesario hablar de cuotas o paridad, sino que sea algo natural», señala García , que aboga por «organizar el principal espacio de integración social, que es el trabajo, por ejemplo, a la hora de hablar del cuidado de los niños y los mayores; trabajando hacia medidas de conciliación y organización asumiendo que las mujeres no son las únicas responsables de esa tarea», afirma.

Como el resto de entrevistadas, confiesa su mayor éxito: «Haberme dejado llevar por mi curiosidad desde que era niña, guiando mis pasos hacia la dirección de aquello que me hacía feliz. Así he conseguido dedicarme a lo que más me apasiona, la investigación sobre el cáncer, y cumplir un sueño, convertirme en la primera mujer candidata a astronauta».

Mª. VICTORIA MATEOS: «Las cuotas del 50% hombres y 50% mujeres no nos favorecen» 

Para la hematóloga María Victoria Mateos (Zamora, 1969) existe un concepto que ha marcado su trayectoria: «Desde que era pequeña creo que mi meta, aunque fuera de una manera inconsciente, era la excelencia, porque cuando estudiaba me gustaba siempre llegar a tope». Por esa causa, escogió Hematología en el Hospital Universitario de Salamanca. «Tenía claro que la  formación quería que fuera de excelencia».

Esta licenciada en Medicina, considerada por Forbes como una de las 100 mejores médicos de España en 2023 en el ámbito de la asistencia, la investigación y la docencia, cree que «el punto de partida es el mismo para los hombres y para las mujeres», aunque precisa que «el problema es cómo se desarrollan los acontecimientos hasta llegar al final, y es cierto que en algunas ocasiones las mujeres necesitamos demostrar más lo que valemos para poder llegar», indica. «También hay veces que las propias mujeres nos ponemos nuestras propias trabas y lo que tenemos que hacer es no poner nunca una excusa de casa, de hijos, de familia para no hacer determinadas cosas que te puedan impulsar tu desarrollo profesional».

En su caso, asegura que tuvo que repartir el tiempo como pudo y con algunas concesiones: «Al final tienes que hipotecar un poco de tu vida personal y decir, bueno, yo cambio la cantidad por la calidad» .

Su recomendación para aquellas que se sientan en el aula de una facultad de Medicina pasa por que «no solamente realicen la carrera, sino que intenten hacer una carrera de investigación, que es posible, para generar conocimiento».

A juicio de la mejor investigadora clínica del mieloma del mundo, según la Sociedad Internacional del Mieloma, que la premió en 2022 con el Bart Barlogie Award, «la igualdad existe en algunas ocasiones». Mateos es de la opinión de que «mantener cuotas para hombres y mujeres no favorece en nada a las mujeres». «Yo lo que quiero es que me pongan en un sitio no porque tenga que haber un 50% de mujeres, sino porque lo valgo. Eso defiendo yo, que esté el que valga», subraya.

Coincide con Sara García en que «se han conseguido cosas para dar visibilidad a muchas mujeres», pero queda por hacer para que «no haya el día de la mujer, ni que luchar por la igualdad, sino que sea algo que exista de manera natural».

A quienes se plantean hacia dónde encauzar su vida profesional, les diría, ya sean niñas o niños, que «si quieren ser médicos pongan su empeño en conseguirlo». Y recuerda que a la hora de poner en práctica los conocimientos y de la investigación «no se olviden de que hay que colaborar y trabajar en equipo», resalta.

Para esta reconocida hematóloga su «mayor logro personal es la familia», y el profesional, haberse dedicado «a investigar una enfermedad en la que los pacientes vivían aproximadamente dos años -de esto hace casi 30- y sus pacientes ahora viven diez años o más». «El mayor logro es conseguir ser capaz de combinar la actividad profesional que te apasiona con tu actividad personal y que la gente a tu alrededor entienda que lo que haces tiene un valor importante y contribuyan a ello», resume María Victoria Mateos.

ELENA GARCÍA: «El 8-M es una oportunidad para que sirvamos como palanca del cambio»

La científica Elena García (Valladolid, 1971) ha conseguido lo que nadie antes. Es la artífice del primer exoesqueleto pediátrico del mundo. Un dispositivo, dirigido a menores con atrofia muscular espinal y con parálisis, que permite que «niños que no han caminado nunca se pongan de pie», algo que sin él sería impensable.  Lo ha desarrollado la compañía que ella lidera, Marsi Bionics, una spin off del CSIC, y está pensado para terapias de rehabilitación.

Considerada una de las referencias en el sector de la ingeniería robótica a nivel mundial, el mayor premio de Elena García es ver las sonrisas de los menores y sus familias cuando utilizan su creación. «Es el proyecto de mi vida. Hemos llegado hasta aquí porque no podíamos dejar que un proyecto tan bonito y necesario no llegara a los niños y niñas que lo necesitan», afirma. 

García está convencida de que aún «hay que romper muchos techos de cristal». «Aunque en los últimos años hemos visto que cada vez somos más mujeres liderando proyectos científicos o empresas , no nos podemos conformar. La meta es que no haya ámbitos de espaldas al 50% de la población», defiende, y lo sustenta con su propia experiencia: «Vengo de una carrera y de un sector en el que somos muy pocas mujeres. ¡Con todo lo que podemos aportar! Nos quedan muchos techos y estereotipos por romper».

Por esta causa, entiende que este 8 de marzo «es una oportunidad extraordinaria para que muchas mujeres visibilicemos nuestro trabajo y sirvamos como palanca de ese cambio cultural que se está produciendo», asevera. «En el ámbito científico-técnico, y más aún en la ingeniería robótica, somos muchas menos mujeres de las que deberíamos, pero también es cierto que se están consiguiendo grandes avances y cada vez son más las que se apasionan con la ingeniería», agrega.

Mª LUISA SEGOVIANO: «Un litigante me dijo ‘vete a llamar al juez y no me entretengas’. Dije: ‘Soy yo’»  

Desde otro prisma, el de la judicatura, María Luisa Segoviano (Valladolid, 1950), que abrió camino al ser la primera mujer en presidir una sala del Supremo y a finales de año fue designada magistrada del Tribunal Constitucional, apunta que en su sector sucede «exactamente lo mismo que en el resto de la sociedad y en casi cualquier ámbito al que se mire, que la igualdad en los puestos de especial responsabilidad, en la cúpula, los más significativos, hay muy poquitas mujeres».  

Segoviano sostiene «no se puede consentir que se siga repitiendo a lo largo del tiempo», y para conseguirlo entiende que «lo esencial es educar para que la sociedad tenga como principio el valor igualdad y que este guíe todas las actuaciones y todas las soluciones».

Aunque reconoce los cambios en materia de igualdad, la magistrada vallisoletana también ve los efectos de la desigualdad. «Juezas y magistradas a veces tienen este lastre de que no han podido atender como les gustaría a todas estas actividades , como formarse, hacer cursos, salir al extranjero, hacer artículos, libros... por cuestiones de atención a la familia. Es aquí donde se nota bastante la situación diferente entre jueces y juezas».

A cualquier niña que le pueda escuchar, le da un consejo tan sencillo en apariencia como complejo en el fondo: «Que tengan una total confianza en sí mismas, que nunca piensen que son inferiores a sus compañeros. ¡Y a por ello!»

Cargando contenidos...

A nivel más personal, cree que su trayectoria laboral «ha sido muy gratificante». «He ido subiendo los distintos peldaños o escalones que puede haber en la cerrera profesional. En todos ellos he aterrizado con suavidad. Creo que los saltos no son buenos, hay que ir poco a poco, ir ascendiendo y conociendo las cosas. En este sentido, me siento contenta. Estoy en el Tribunal Constitucional, algo verdaderamente esencial en un Estado de Derecho y para un magistrado creo que es el sueño para culminar una carrera. Este es el top».