Diario de Castilla y León

El turismo rural de Castilla y León se plantea cerrar en otoño por el alza de la energía y la falta de reservas

El sector se enfrenta a un final de año atípico en el que apenas hay plazas vendidas salvo para el puente de los Santos y valora cerrar los alojamientos para ahorrar en una situación cada vez más «insostenible»

Imagen de archivo de una casa rural de Castilla y León.- E. M.

Imagen de archivo de una casa rural de Castilla y León.- E. M.

Publicado por
Ricardo García
Valladolid

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El encarecimiento de la energía sigue sumando afectados. En esta ocasión son los empresarios del turismo rural los que pagan las consecuencias de unos precios cada vez más elevados, con unas facturas cada vez más cerca de ser inasumibles y a las que ahora se suma un otoño con pocas o ninguna reserva. Ante este escenario, son ya varios los propietarios que se plantean echar el cierre hasta, al menos, las fiestas navideñas, cuando es habitual que aumenten las plazas ocupadas.

Según relatan algunos empresarios del sector, lo único que maquilla unos meses parcos en reservas es el próximo puente de Todos los Santos. Los días entre el 29 de octubre y el 1 de noviembre, es decir, la próxima semana, las previsiones son moderadamente buenas. En pocos casos se puede hablar de lleno absoluto, pero el buen tiempo que ha protagonizado las últimas semanas, a excepción de las lluvias, han animado a los viajeros a aprovechar para una última escapada.

Esto siempre son buenas noticias para las casas y los hoteles rurales, aunque no tienen muchas expectativas una vez pase el puente. Para muchos, las agendas están desiertas prácticamente hasta final de año , cuando los fines de semana de Navidad y Año Nuevo sí se espera más afluencia. Se espera, pero no se puede asegurar, ya que la tendencia ahora es que las reservas anticipadas hayan dejado paso a las de última hora.

Ni siquiera el puente de la Constitución y la Inmaculada, el esperado puente de diciembre, sirve para tranquilizar al sector. Desde la Asociación de Turismo Rural de Valladolid, Luis Chico lo explica. «Este año es muy bueno porque hay dos tramos, de sábado a martes y de jueves a domingo», señala, aunque incide en que 2022 es un año atípico porque «todavía no hay reservas» mientras que antes, por estas fechas ya quedaban pocas plazas libres. «Ni siquiera hay peticiones» , lamenta.

Por todo ello, Chico relata a este periódico que son ya varios los propietarios que se plantean echar el cierre temporal hasta que llegue la temporada de mayor afluencia, como es la que comienza a partir de Semana Santa. Un cierre que, como explica Goyo Ibáñez, titular de la casa rural La Almuerza de Torrescárcela (Valladolid), consiste en c ortar todos los suministros para tratar de reducir los gastos todo lo posible.

En años anteriores, la práctica normal era mantener la electricidad, el gas, el agua y el gasoil un funcionamiento normal, pero ahora la mejor opción parece cerrar las llaves de paso. En este sentido, Ibáñez avanza que, en el caso de recibir alguna reserva, todo se pondrá en funcionamiento unos días antes de la llegada de los huéspedes para que sobre todo la calefacción aporte confort al alojamiento, pero que mientras tanto reducir gastos es lo principal.

Y este es solo el paso intermedio, ya que hay otros casos más drásticos en los que directamente se dejará el negocio apartado hasta que el mercado mejore. No en vano, todo el sector coincide en que la falta de clientes y el incremento de los gastos fijos hace que el balance de beneficios sea cada día más escueto.

Es de nuevo Chico quien pone el foco en esas facturas que asumen los establecimientos de turismo rural. Recuerda que no solo se trata de pagar agua, luz, gas o otros combustibles, sino también seguros e impuestos. A modo de ejemplo, señala que en su caso el Impuesto de Bienes Inmuebles le supone un desembolso añadido, pero que además el seguro de responsabilidad civil ha subido el precio en torno a 150 euros.

Circunstancias todas ellas que redundan en la misma previsión. «Se espera que mucha gente cierre en los meses de frío» , aunque matiza que esto solo es posible «siempre que tengas una capacidad de poder subsistir» por disponer de otro tipo de ingresos.

Por otro lado, a la situación que viven los empresarios también se suma la que atraviesa el conjunto de los ciudadanos, que en definitiva son los que eligen los destinos turísticos. Tampoco son ajenos a esta situación los propietarios de casas y hoteles rurales, que reconocen que «a los clientes también les ha subido el viaje» , tal y como señala Chico.

Ya no solo es una cuestión de pagar el alojamiento, que los empresarios tratan de ajustar todo lo posible a pesar del aumento de gastos, sino también el combustible del coche, las comidas en restaurantes u otro tipo de actividades y visitas. En cualquier caso, también advierten de que ese esfuerzo por no subir el precio de sus alojamientos no podrá prolongarse mucho si la inflación continúa su escalada. «A mi me ha subido todo. Si lo repercuto en mi producto tengo que subir los precios un 20 o un 30%» , explica Chico.

Por otro lado, la situación económica actual también ha hecho que los clientes sean mucho más exigentes . Esto hace que a la hora de buscar destinos rurales, cada vez se decantes más por opciones como piscinas, algo que no siempre es frecuente en este tipo de negocios. Sí es más habitual de ver en los hoteles rurales, pero en según qué zonas tampoco abundan, recuerda Ibáñez.

HOTELES

Junto al sector del turismo rural, el hotelero tampoco se encuentra en una situación mucho mejor. El otoño se sigue viendo con cierta incertidumbre provocada por un notable descenso de las reservas , ya que el puente de noviembre aún deja plazas libres. En este sentido, desde la Asociación de Hoteleros de Castilla y León se encomiendan a las reservas de última hora para tratar de mejorar las cifras, sobre todo ahora que la tendencia de los clientes ha variado.

En lo que respecta al puente de diciembre, en este sector sí se trabaja con mejores expectativas, «sobre todo en la última parte de la semana». Aún así, y como en el caso del turismo rural, la subida de precios continúa poniendo en jaque la rentabilidad de las empresas . Esto, a su vez, se ve reflejado en los precios, con la consecuencia negativa de que los clientes son menos decididos con todas aquellas ofertas que puedan comprometer su economía doméstica, que también paga las consecuencias de la crisis.

El otoño se ha convertido en una etapa de incertidumbre para el turismo de Castilla y León , y así lo hace ver todo el sector que expresa su preocupación. No obstante, también son muchos los que lanzan críticas a las administraciones, a quienes reclaman mayores actividades de promoción y, en escenarios como el actual, algún tipo de bonificación o beneficio que mitigue la sangría de los precios.

Con respecto al primer punto, Luis Chico es contundente. Las campañas de publicidad del turismo castellano y leonés son pocas y siempre llegan tarde. «No sirve de nada empezar a hacer promoción en julio» , denuncia, al tiempo que explica que la época veraniega es precisamente la mejor en cuanto a ventas. Tampoco considera que dar a conocer la Semana Santa, atractiva para muchos turistas, deba ser una prioridad.

Por el contrario, pone el foco en que la promoción del sector que realizan la Junta de Castilla y León y las diputaciones provinciales debería ir encaminada a aumentar las reservas en temporadas de menor afluencia, como puede ser la que tienen ahora por delante. 

Por otro lado también está la parte del as ayudas, que los empresarios reclaman para poder hacer frente a una situación económica cada día más complicada. «Deberíamos tener algún tipo de fiscalidad positiva» , defiende también Chico, quien incide una vez más en que el escenario es muy lesivo: «necesitamos una ayuda».

En este sentido, propone que las casas y los hoteles rurales paguen menos en según qué impuestos, a través de un tipo más bajo o con bonificaciones de otro tipo. También sugiere que a ellos podrían extenderse los beneficios que se aplican en el mundo rural, o al menos algunos similares, ya que son ellos parte de los que apuestan por el mantenimiento de la economía en zonas menos pobladas de la Comunidad.

Por el momento, la única respuesta que han recibido es la de su propia resignación, enfrentándose cada día a nuevas dificultades que han llevado a algunos a plantearse lo que nunca imaginaron, cerrar temporalmente sus negocios para evitar que los gastos superen a los ingresos. Solo las expectativas ante unas fiestas navideñas que maquillen los libros de reservas les hacen mantener la esperanza, aunque con la mirada puesta en el regreso de la primavera y los clientes.

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