PEDRO RUIZ ARAGONESES | Presidente de Vitartis
«Los Pertes están parando proyectos a la espera de unas ayudas que nunca llegan»
Su voz es la del sector alimentario, del campo a la industria / Le preocupa el medio rural y el cambio climático / El «gran reto» sobre la mesa es el futuro plan agroindustrial autonómico / Y los Pertes, «a ver hasta dónde llegan», dice sin esconder su «decepción»
Pregunta.- ¿Cómo funciona Vitartis: es una asociación, un lobby, una patronal agroalimentaria…?
R.– Nació como un clúster de biotecnología y evolucionó hacia la actual asociación para representar los intereses del sector alimentario y teniendo muy en cuenta la cadena de valor.
P.– Se refiere al sector primario y a la distribución.
R.– Sí. De hecho muchos de los socios nos dedicamos también a la parte ganadera o agrícola.
P.– A menudo esos tres eslabones (campo, industria y distribución) parecen enfrentados. Lo vemos con la actual inflación, donde unos culpan a otros del incremento del precio final de los productos.
R.– Vamos en el mismo barco y si alguien se queda atrás todos tenemos un problema. La industria siempre ha trabajado por que haya unos precios adecuados para el sector primario. Yo me dedico al sector del vino y no somos sospechosos de no cuidar al viticultor.
P.- Porque cultivan su propia uva.
R.– Y porque también la compramos. Pagamos el kilo a 3,20 cuando el precio medio en Ribera es un euro. Es importante que el sector primario se sienta reconocido, no sólo en la parte emocional sino en la parte económica. Y, por supuesto, la distribución lo mismo. Parece que sólo los empresarios son la industria, pero el sector primario también lo es.
P.– Sin embargo, la industria no sale a la calle, donde sí hemos visto hace unos días protestar a los agricultores y ganaderos.
R.– Hay un problema de fondo que el sector primario identifica con los precios. A nosotros tampoco nadie nos garantiza un precio de venta, ni a la industria ni a la distribución. Tenemos que considerar cómo somos mejores, más productivos y más competitivos. También en el sector primario. Y esa parte a veces se les olvida. Cuando se nos ha convocado desde el Ministerio para hablar de los Pertes agroalimentarios fuimos nosotros los que dijimos que el sector primario tenía que estar. No podemos hablar de la cadena de valor y luego abordar por separado la industria, el sector primario y la distribución.
P.– ¿Cuánto han crecido los costes de producción este año?
R.- Una barbaridad.
P.– ¿Y se han repercutido en igual proporción en el precio final?
R.– Ni mucho menos. Hablamos mucho de inflación pero la inflación real que estamos viviendo es mayor. Ni la industria, ni el sector primario ni la distribución han podido repercutir los costes.
R.– El día que lo hagan será prohibitivo entrar en el súper o la frutería.
R.– Posiblemente. Venimos de una pandemia en la que el sector agroalimentario se ha considerado esencial y se ha hecho un esfuerzo maravilloso por atender las necesidades de la sociedad. Pero esto rápidamente se nos ha olvidado. No se va a repercutir todo el coste, se están reduciendo los márgenes, como pasó también en la pandemia, cuando muchos decían que el sector agroalimentario estaba ganando mucho dinero en una situación complicada.
P.– ¿Y no fue así?
R.– Tuvimos que incrementar el personal y ampliar turnos, ante una situación desconocida. En algunos casos se incrementaron las horas de trabajo para producir equipos de protección o geles hidroalcohólicos; muchas fabricas se pusieron al servicio de la sociedad.
P.– Y cree que la ciudadanía no lo valora.
R.– Creo que falta reconocimiento. O, por lo menos, que no se traslade un mensaje negativo. Parece que la industria se está forrando a ganar dinero, cuando no es verdad. Hablamos de incrementos de costes del 20%, 30%, 40% o 50% en muchos casos. Eso es insostenible. Y no se ha repercutido. En este momento nos toca apretarnos el cinturón a todos. El sector no sólo está ahí para tener beneficios; hay una parte importantísima de actividad y de responsabilidad social, de generar empleo, economía, riqueza.
P.– ¿Es partidario de buscar algún acuerdo para topar precios en la cesta de la compra, como propone el Ejecutivo central?
R.– No. No tiene ningún sentido. El mercado es libre y no se o pueden fijar los precios. Si el Ejecutivo decide fijar precios, debería compensar esa situación. Y no sé si es lo mejor. Estamos ante un Ejecutivo excesivamente proteccionista. Es muy importante el estado de bienestar, pero no podemos ser dependientes de las decisiones del Estado. No es un mensaje político, pero debemos buscar una evolución y un avance en el mercado. No que todos estemos por debajo sino de que todos estemos por arriba.
P.– ¿Qué alternativas proponen para frenar esta escalada de precios?Esta semana hemos sabido que en Castilla y León hay cada vez más personas en riesgo de exclusión, por encima del medio millón. Y algunos productos básicos se han encarecido un 20% como la leche, el aceite, los huevos…
R.– Venimos diciendo que estos costes energéticos son insoportables. Ahora han actuado con el tema del IVA, pero lo llevamos pidiendo mucho tiempo. Es imposible que no se repercuta cierta parte de ese coste al mercado final. ¿Qué se puede hacer? Evidentemente hay muchas familias en riesgo de exclusión que tienen que tener una protección, pero es un error querer proteger a la sociedad en su conjunto. Eso es involucionar. Hay otras alternativas no directas a nivel fiscal, con incentivos, donde también podemos reducir esa inflación a través de los costes a nivel de producción. Pero si actúas al final de la cadena, lo que estás haciendo es poner una tirita en la herida. Lo que queremos es cortar la hemorragia desde el principio. Pero en esto también llegamos tarde, como pasó con el conflicto logístico, ahora con la guerra de Ucrania o con el Euribor. La solución es poner medios que sirvan para multiplicar. Lo hemos dicho también con los Pertes:si todo ese dinero sólo va a servir para tapar agujeros, estamos haciendo un flaco favor a la sociedad.
P.– No tiene mucha esperanza en la llegada de esos fondos...
R.– Sinceramente, no espero ya nada. Es muy duro decirlo. Pero como represento a Vitartis tengo que hablar de forma más moderada. Hace unas semanas tuvimos otra reunión con el Ministerio de Industria, pero ya hay mucha desolación en el sector. Nos convocaron hace un año, nos pidieron nuestra opinión y trasladamos nuestras propuestas. La sensación es que no han escuchado prácticamente ninguna. Se habla de una cantidad de dinero muy importante con cierta ligereza. Se generan unas expectativas altísimas, se nos pide a la industria que trabajemos en proyectos motores, trasladamos algunos proyectos y la realidad es que a día de hoy no tenemos ninguna respuesta. No conozco a nadie que haya recibido dinero de un Perte agroalimentario.
P.– ¿Cuáles son esas propuestas desoídas?
R.– Hay un error de fondo. Todo está diseñado para llegar a las grandes empresas y no podemos olvidar que el 90-95% del sector alimentario son pymes o micropymes. No digo que las grandes empresas se queden fuera pero creo que no es el vehículo para hacer llegar el dinero. Muchas empresas no tienen estructura para poder gestionar un proyecto de este tipo, con lo cual ya se quedan fuera. Yse ha bajado la inversión mínima, creo que recordar que la han dejado en 100.000, pero era más alta y muchas empresas no llegaban. Por otro lado, se ha centrado mucho en la sostenibilidad, el tema digital y verde. Oye, ¿qué pasa con las empresas que durante años llevamos invirtiendo en esto? Nos parece bien ayudar para que nadie se queda atrás, pero habrá que tener dos varas. Dicen que esas ayudas tienen un efecto incentivador en las inversiones, pero están consiguiendo justo lo contrario. Están parando proyectos que queríamos desarrollar a la espera de unas ayudas que nunca llegan. Además, empezamos a hablar de esto hace año y medio, en una situación muy complicada de pandemia. Hoy el contexto es muy diferente:de inflación, de costes energéticos y de materias primas. Nos están exigiendo a las empresas que invirtamos como si estuviéramos en un contexto de pandemia cuando ahora tenemos unos problemas muy diferentes a los que teníamos hace año y medio.
P.– Cómo afronta la industria la falta de cereal y de otras materias primas. ¿Se prevé el desabastecimiento de algún producto en los próximos meses?
R.– Estamos en plena montaña rusa. Hay meses en los que parece que todo va a desaparecer y que no se puede conseguir materia prima y luego de repente parece que la situación se tranquiliza. Cuando llegó la guerra de Ucrania y no había cereal, muchos de los socios tuvieron que buscar soluciones en otros mercados, pero no te puedes quedar de brazos cruzados. Hemos pasado momentos tan difíciles con la pandemia que nos hemos generado una coraza para sobrellevar situaciones inesperadas. Lo cierto es que, ante la incertidumbre, no nos queda otra que adaptarnos y buscar soluciones. Habrá momentos más boyantes y habrá momentos de apretarse el cinturón. Ahora toca apretarse el cinturón
P.– El año 2023 también lo pintan cuesta arriba.
R.– Esas son las previsiones. Sin embargo, yo quiero ser siempre optimista. Nos dijeron que éste sería el último verano, parecía que en septiembre se iba a acabar el mundo; estamos en octubre, casi en noviembre, y parece que las cosas no han ido tan mal. La realidad es que dentro de una situación de preocupación o incertidumbre, lo cierto es que el mercado a día de hoy va bastante bien, dentro de las dificultades.
P.– El cambio en el Gobierno autonómico ha cambiado a sus interlocutores en las consejerías de Agricultura e Industria, ambas con hay consejeros de Vox. ¿Cómo son las relaciones?
R.– Los inicios no fueron fáciles, no por las relaciones sino porque las elecciones no fueron en el mejor momento: unos comicios paralizan la actividad. Durante seis meses o un año hubo cierto parón económico y en la toma de decisiones políticas. Había también mucha incertidumbre con estos nuevos cargos. Puedo decir que desde Vitartis la relación con la Consejería de Industria es prácticamente inexistente, es cierto. A pesar de todo, nuestra relación siempre ha sido más directa con Agricultura y Ganadería. Reconozco que al principio costó un poquito hasta que ellos llegaron y se situaron, pero ha habido un acercamiento maravilloso con Gerardo [Dueñas], con quien tenemos una relación muy cercana, fluida y transparente, respecto a lo que cada uno espera. La próxima semana nos sentaremos de nuevo para el plan agroindustrial.
P.– ¿Cómo avanza la gestación de ese plan agroindustrial?
R.– Una de las bases y el core de Vitartis es la cultura colaborativa. Cada vez que nos piden ayuda y opinión, allí estaremos. Ahora mismo lo estamos definiendo, es una guía sobre dónde queremos ir los próximos años.
P.– ¿Y dónde quieren ir?
R.- A un sector agroindustrial potente, que sea seña de identidad de nuestra región y ofreciendo la marca España más allá de nuestras fronteras. En Vitartis basamos nuestro plan estratégico en tres ejes, productividad, sostenibilidad y responsabilidad. Y esos mismos ejes son los que marcamos también para el plan agroindustrial de nuestra región. No podemos olvidar la gran implicación del sector en el medio rural, que es una preocupación para nosotros, en un territorio con poca densidad de población. La mejor propuesta a ese reto es el sector agroalimentario.
P.– Vitartis es un gran convencido del cambio climático, los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y la agenda 2030, conceptos que VOX rechaza. Cuesta imaginar una conversación sobre estos asuntos en la Consejería de Agricultura.
R.– Me formé como psicólogo y siempre he entendido que el lenguaje es muy importante en lo que transmitimos hacia los demás y hacia nosotros mismos. Pero a veces perdemos demasiado tiempo en cómo definimos las cosas. Hay una realidad y la situación mundial a nivel climático exige de una respuesta de sostenibilidad. Necesitamos una concienciación brutal si no queremos comprometer lo que tenemos entre manos para la próxima generación.
P.– ¿Y hay entendimiento en esas ideas, así expresadas?
R.– Yo creo que todos estamos de acuerdo. Cuando hemos hablado con ellos no hemos encontrado ningún problema. Nos iría mejor si quitamos la palabra oposición en la política de nuestro país porque cuando hay cosas que funcionan parece que la oposición, sea del color que sea, tiene que salir a hacer frente. Necesitamos avanzar, independientemente de que la propuesta venga de un sitio o de otro.
P.– A nivel productivo, qué medidas están tomando para adaptarse al cambio climático, que condiciona los ciclos agroganaderos y los rendimientos.
P.– Hay una realidad que es el cambio climático. Lo podemos llamar como queramos, pero tenemos que adaptarnos y no miramos para otro lado. En los últimos diez o quince años la temperatura media se ha elevado dos grados, las situaciones son cada vez más extremas, o no llueve nada o vemos lluvias torrenciales como las de estas semanas en el Levante. Todos nos estamos adaptando, desde el campo a la industria. No ha sido fácil. Hemos tenido que adaptarnos ante leyes que nos han pillado por sorpresa, que también estaban muy lejos de la realidad. Acordémonos de la gran preocupación por los plásticos, que ahora parece que se nos ha olvidado a todos: el sector es el primero que va buscando alternativas por delante. Vitartis tiene varios proyectos. Yel sector lleva mucho tiempo trabajando en varias líneas. Si tuviera destacar una, sería la reducción de emisiones en general.
P.– ¿Cómo están las conversaciones con el Ayuntamiento de Valladolid para el desarrollo del Parque Agroalimentario?
R.– Estamos muy agradecidos. Tanto con el alcalde, con Óscar [Puente], como con la concejala, siempre nos han tenido en cuenta. Nos han trasladado sus propuestas y nos han escuchado. Es un gran proyecto que debe ser vertebrador para toda la región. Ojalá sea pronto una realidad.