Francisco Hevia: «Tenemos que ser capaces de tener un plan de comunidad»
El director corporativo de Galletas Gullón, empresa centenaria, reclama unidad para que Castilla y León siga siendo una «comunidad viva y pujante» y que se potencie «la cultura del legado»
Galletas Gullón, empresa centenaria y líder en el sector y principal fabricante de Europa es el modelo de negocio que puede servir como espejo a otras empresas para desarrollar un proyecto de éxito y con gran apego al territorio. Una tierra «extremadamente diversa», indicaba Francisco Hevia, director corporativo de Galletas Gullón, en su ponencia en el foro ‘Somos Castilla y León’, que cuenta con muchas «realidades distintas», pero que requiere de un engranaje entre tres grandes bloques: «Administraciones y estado, empresas y ciudadanía». A juicio de Hevia «todos estos estamentos debemos compartir una misma estrategia, unos planes de actuación y generar foros de debate». Esto pasa por romper con un paradigma social: «Las empresas no solo estamos para ganar dinero, solo se sostienen si son capaces de generar soluciones a los problemas de los ciudadanos». Y ponía el ejemplo de sus productos: «Galletas que solventaran la necesidad del consumidor: comer un producto bueno, bonito y accesible a su bolsillo».
El éxito de Gullón, exponía, «es que hemos aprendido que se avanza si pones la mirada en el largo plazo. No es importante la cuenta de resultados del 2022, sino qué compañía va a entregar el legado. Entregar una sociedad a nuestros hijos nos tiene que unir. Esa mirada a largo plazo no nos debe hacer tropezar, la cuenta de resultados debe funcionar». En su caso facturaron 419 millones en 2021, generando más de 1.700 puestos de empleo directos, y exportando más del 40% de la producción a 120 países de todo el mundo. Una empresa que cuenta con mayor número de mujeres en plantilla, y que ejerce una política de reinversión de los beneficios que le ha permitido desarrollar el mayor complejo galletero de Europa con 200.000 metros cuadrados en Aguilar de Campoo, con fortaleza financiera y evitando el endeudamiento.
En su ponencia Hevia rechazaba la llamada «cultura de la competitividad malsana» que existe «entre nosotros mismos, pueblos, provincias, partidos…» y defendía «la colaboración que es lo que funciona». En esta línea, y con representantes políticos y del tejido empresarial y sindical, demandaba «un plan de comunidad que la mantenga viva y pujante» porque «se puede ir solo y probablemente vayamos más rápido, pero se llega más lejos yendo juntos».
Otra de las claves para tener un próspero futuro es «potenciar la cultura del legado», pero también «la cultura del propósito porque la sociedad nos necesita y focalizarnos en aprovechar la tecnología», y «potenciar la cultura del logro y los resultados, y la del esfuerzo y el mérito». Pero todo tendrá buenos resultados si se «sabe lo que hay que hacer y hacerlo».
En palabras del director corporativo de la empresa galletera existen dos imputs en las empresas: «Uno es el empleo, la manera de que la gente pueda tener unos ingresos, generando movimiento económico del que salen los impuestos y se sostiene la administración pública y el estado para gestionar la parte común que nos interesa que funcione», y por otro lado, «recogemos recursos externos a la compañía, financieros, naturales y humanos y los incorporamos a nuestra actividad empresarial y salen unos resultados, impuestos, trabajo… outputs que no en todos los casos son positivos, como el impacto al medioambiente».
Pero para seguir generando valor en el territorio, indicaba, es necesario «basarse en las soluciones, en el beneficio económico, pero también en el mantenimiento del medioambiente y de las buenas gobernanzas en las compañías», y ponía como modelo «a los empresarios» que han salido adelante gracias a «las pymes de la comunidad», aprovechando «los recursos suficientes que tenemos».
La preocupación actual es la despoblación, aunque según Hevia el problema del reto demográfico «se debe resolver, pero no es un tema de cantidad sino de calidad, y poner en valor a las personas que habitan en el territorio. Necesitamos aprovechar el mejor talento, tener gente políglota para hablar con todos, agricultores, empleados, administraciones…entender lo que dicen todos, y tener buenos traductores para tener buena información y que cambie la realidad». Y ensalzaba el valor de los empresarios pasados: «Gente valiosa siempre ha habido para mantener la actividad económica suficiente». Y rompía una lanza a favor «del Diálogo Social que funciona en Castilla yLeón».
Para afrontar el futuro de la comunidad, considera que hay que trabajar en dos aspectos: «Eficiencia, ser los mejores hoy haciendo lo que hacemos; y la innovación. Estar siempre pensando en que hacer para ser los mejores mañana. Si uno de los dos se paran la sociedad sufre, y hay que poner recursos y focalizar en hacerlo muy bien hoy y hacerlo muy bien mañana». Para ello apelaba a «fomentar las políticas públicas, y que las sociedad que funcionan sean las que los activos sean más que los pasivos».
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Una región que debe trabajar en «retos como el de la energía» porque siempre «ha generado energía, carbón, hidroeléctrica, nucleares… tenemos superficie y tenemos recursos naturales», pero también poner las bases para «seguir liderando la transformación de la movilidad con los motores de combustión», o a través de la «economía del conocimiento», y de la llamada «’silver economy o plateada’, una economía basada en la tercera edad», en un segmento poblacional de gran poder adquisitivo.
El secreto de toda empresa debe ser cumplir la máxima de toda la vida: «No gastes más de lo que ingreses, es la economía del hogar de toda la vida», exponía Francisco Hevia, que aprovechaba la experiencia de la empresa palentina, con más de 130 años de historia, y que es un motor importante de la economía de la comunidad, y un reflejo para el resto de empresas no solo de la tierra.