LA MEJOR ELECCIÓN... CASTILLA Y LEÓN
El Duero, un río que vertebra la comunidad
Desde su nacimiento en Picos de Urbión en Soria, el tercer río más largo de la península recorre otras cuatro provincias / Genera un ecosistema natural a lo largo de más de 500 kilómetros que permite al visitante descubrir rincones con una variada riqueza geológica, patrimonial y enológica
El río Duero vertebra la comunidad de Castilla y León desde el este al oeste, aunque en realidad la acepción más acorde sería ‘rompe’ en dos la región conformando uno de los ejes culturales más importantes del sur de Europa. En Castilla y León discurre por las provincias de Soria, Burgos, Valladolid, Zamora y Salamanca , antes de cruzar la frontera entre las almendreras de la Fregrenada y el puerto de Vega Terrón para encarar su recorrido por tierras portuguesas hasta concluir en el Océano Atlántico.
El propio nombre del Duero tiene algo de misterio, pues se confunde con la misma denominación del agua en ibérico y euskera. Su primitivo nombre fue al parecer Turia, latinizado en Turius, posteriormente suavizado en Durius, de donde proceden nuestros actuales Duero y Douro.
Desde su nacimiento, en la falda sur de los Picos de Urbión, en el término municipal de Duruelo de la Sierra a 2.160 metros de altitud inicia un recorrido vertiginoso de 897 kilómetros , es el tercero más largo de la península tras el Tajo y el Ebro, de los cuáles 572 son en Castilla y León, 112 fronterizos, y 213 en Portugal. Allí recorre los distritos portugueses de Braganza, Guarda, Vila Real, Viseu, Oporto y Aveiro. Un río caudaloso que posee la mayor cuenca hidrográfica de la península con más de 98.000 km2 , con territorios de siete comunidades, aunque el 98% de la superficie corresponde al territorio de Castilla y León.
Los ríos, cargados de misterios y de magia, pueden ser el eje central de una escapada turística para disfrutar de los encantos de Castilla y León. Porque el agua es algo primigenio, y los ríos son más estables que caminos y ciudades, pues estos cambian y desaparecen: los ríos tienden a la eternidad, comparados con el devenir de la historia. Por eso, este o aquellos ríos conservan el nombre con que les bautizaron los vacceos, u otros pueblos más antiguos todavía. Nos transmiten un mensaje más viejo que la misma historia.
El Duero y sus afluentes dan vida a Castilla y León y Portugal. Su vegetación, de ribera, suele ser tupida y diversa. De hecho casi todas las riberas han sido declaradas Lugar de Interés Comunitario (LIC) y muchas Zona especial de Protección de aves (Zepa) dentro de la Red Natura 2000. El Duero da origen a Parques Naturales como el de Arribes del Duero, en el oeste de Zamora y Salamanca, conformando uno de los cañones más profundos y extensos de toda la península. Un espacio natural privilegiado en el que destacan la belleza agreste de su paisaje granítico y una rica y variada fauna y flora. Con el atractivo del Pozo de los Humos donde el agua cae desde más de 200 metros de altura. En este entorno pueden recorrerse varias rutas temáticas, entre ellas una geológica de Arribes del Duero a lo largo de 37 municipios de Zamora y Salamanca. Ruta con estupendos miradores para descubrir colonias de águilas, buitres, alimoches, y cigüeñas negras.
Pero también conforma reservas naturales como Alto Duero, en la zona de Duruelo de la Sierra, donde se integran los cauces del río Duero, en su parte inicial, y el río Triguera. También la Reserva Natural Riberas de Castronuño, Vega del Duero, -en la imagen superior- al oeste de la provincia de Valladolid , y próximo a su límite con Zamora. Un interesante bosque de ribera, formado principalmente por chopo negro, sauce, álamo blanco, fresno y majuelo, acompaña al río en su sinuoso discurrir por la llanura sedimentarla. Además de embellecer el paisaje, esta formación rupícola sirve de refugio y protección a una gran cantidad de aves, entre las que destacan las importantes colonias de garza real, martinete y garceta común.
Se caracteriza este espacio por la determinante acción erosiva que ha ejercido la red fluvial encabezada por el río Duero y su red de afluentes durante el período cuaternario. Hay que destacar el gran meandro en forma de uve que describe el Duero a su paso por el término municipal de Castronuño, encajado en la llanura aluvial, respondiendo a una forma de equilibrio fluvial entre los fenómenos de erosión y sedimentación.
La Cuenca del Duero cuenta con hasta 16 embalses, siete en cuatro provincias de Castilla y León, y el resto en Portugal. En el Duero desembocan, además de los grandes ríos como el Tormes o el Águeda, pequeños y numerosos arroyos, denominados riveras. Son cortas, solo tienen unos pocos kilómetros. Llegan tranquilas entre prados, tamarales y sayugos. Pero cuando se acercan al gran río, se transforman en alegres y vigorosos arroyos de montaña que mueven molinos para el trigo y el centeno, pisones y batanes. Forman vagüeras y se cruzan por vadías o por los tradicionales puentecillos de lajas.
RIBERA DE DUERO
En este recorrido el río deja a su paso enclaves literarios y poéticos como Soria, gastronómicos como Aranda de Duero, históricos como Tordesillas y Toro, patrimoniales como Zamora y naturaleza en su estado más puro en los Arribes donde deja de pertenecer a un solo país para convertirse en Internacional. Sin olvidar que en todo este recorrido no le deja de acompañar un amigo fiel, el vino. Más de cinco denominaciones con reconocimiento internacional beben de la vega del Duero, lo que ha también ha provocado la intervención del hombre en un paisaje único en la Península.
Aunque la Denominación de Origen se empezará a gestar en la década de 1970, la vinculación del vino con este territorio se remonta a época fenicia aunque serán los romanos los que descubran la calidad de los caldos de esta zona. Hasta cuatro provincias, Soria, Burgos, Segovia y Valladolid, cuentan con municipios dentro de la D. O. Ribera del Duero, siendo otro activo turístico importante, a través de experiencias enológicas, en una comarca vitivinícola referente fuera de nuestras fronteras.