El PP nombra jefe de Servicio al ex consejero de Cultura de la Junta por su “docilidad” y “sumisión”
Javier Ortega consigue el nombramiento tras apartarse de Ciudadanos y de Igea durante la campaña electoral
Premio para el ex consejero de Cultura y Turismo de la Junta, Javier Ortega , por su “sumisión” y “docilidad”. Su sucesora en funciones, Rocío Lucas, ha firmado su nombramiento como Jefe de Servicios de Estudios y Documentación. Hoy sale publicado en el Boletín Oficial de Castilla y León y ha sido una bomba en los ámbitos políticos y especialmente en el departamento de Cultura de la Junta de Castilla y León. Javier Ortega, brigada protésico dental del Ejército, que tuvo que volver a su plaza de archivero en el Ministerio de Cultura tras ser cesado por Mañueco cuando convocó elecciones, fue el único consejero que se distanció de Ciudadanos a la vista de la debacle que se avecinaba para el partido naranja. Desde el 20 de diciembre, día de su cese y de la convocatoria de elecciones, desapareció de la escena política y no participó en campaña, como si hicieron los otros dos para arropar a Francisco Igea. “Es un premio a su docilidad y sumisión”, confiesan fuentes tanto desde el PP como desde el partido que todavía preside Inés Arrimadas.
El nombramiento, discrecional, se sustenta, según refleja hoy el Bocyl, en que “es el candidato más idóneo de entre quienes han optado a dicha plaza para desarrollar de manera eficiente las funciones inherentes al puesto convocado”. Se desconoce quién más optó, pero evidentemente, fuentes de la consejería aseguran que el nombramiento es más que recurrible. Ortega fue compañero de gobierno de quien hoy le nombra. El asunto resulta a todas luces escandaloso. Fuentes cercanas a Ortega señalan que perdió su plaza en el Archivo de Simancas y tuvo que reincorporarse a otras en Madrid. “Tenía que ir y venir todos los días a Madrid”, apunta un ex compañero de partido de Ortega.
Javier Ortega ya mostró esa docilidad durante su gestión en Cultura y Turismo, donde todo lo manejaba y ordenaba Igea a través del viceconsejero, Raúl Fernández Sobrino, y el director de la Fundación Siglo, Juan González Posada, que son algunos de los que han optado por el sillón en vez de por la lealtad tras romperse el pacto. Fueron nombrados por Ciudadanos, pero han seguido, con sueldos de 72.000 euros, a órdenes del PP sin rechistar.
El paso de Ortega por Cultura y Turismo ha dejado como huella la inacción. Y fundamentalmente que Castilla y León perdiera por primera vez en 33 años Las Edades del Hombre, que por primera vez, este año, se celebrarán fuera del amparo de la región. Se las ha llevado Plasencia después de los constantes enfrentamientos con Igea de la Fundación de las Edades y la decisión de este, asumida por Ortega, de que la muestra fuera bianual. Rápido le salieron novias y novios a Las Edades. Por eso este años se celebrarán en Plasencia.
Javier Ortega nunca pintó mucho en la consejería que dirigía, tal y como reconocen ex compañeros suyos de gabinete. Todas las decisiones, vetos y estrategias corrían a cargo de Igea, como en el resto de consejerías de Ciudadanos, señalan las mismas fuentes, que no entienden como Ortega “dejó pisotearse de esa forma”. La diferencia es que la actitud de Javier Ortega era indisimulada. Hasta tal extremo que por primera vez en la historia la presentación de la última edición de Las Edades celebrada en Castilla y León, con la catedral de Burgos y tres sedes como ejes, la presentó el vicepresidente y Ortega ni apareció.
Ortega, que fue gerente de la Fundación Delibes antes de incorporarse a la consejería, no fue capaz de encauzar la sede para el organismo que lleva el nombre de uno de los escritores más ilustres de Castilla y León. Recientemente la hija del escritor y presidenta de la Fundación ha mostrado su malestar por la inoperancia de la consejería después de tres años. Ortega permitió que la Fundación Siglo, eso que Ciudadanos llamaba chiringuito, se convirtiera en un polvorín con ceses y cambios ilegales. Es el caso del antiguo director de Turismo, Javier Ramírez, que recientemente ganó una demanda contra los rectores de la Fundación que le ha costado a las arcas públicas, que pagamos todos los ciudadanos, 25.000 euros.
Y mientras, la Consejería ha sobrevivido del trabajo de sus antecesoras, especialmente en el ámbito del Turismo. Es más, durante la etapa de Ortega se llegó a perder el liderazgo en Turismo Rural que tenía Castilla y León desde hace años. El malestar con la gestión durante la pandemia de los sectores de la hostelería, la restauración y el turismo con el departamento está reflejado en cientos de crónicas, declaraciones y comunicados.
Estos son los méritos políticos de Javier Ortega, que a cambio de su “sumisión” y “docilidad”, además de haberse apartado de Igea en las elecciones, le han valido ahora el nombramiento como jefe de Servicio, pese a no ser funcionario de la Junta. Falta saber quién ha elaborado los informes que avalan su nombramiento, que de forma ordinaria deberían haber hecho el secretario general de la Consejería y el viceconsejero, es decir, los que fueron su subordinados durante dos años y medio. El escándalo no ha hecho más que estallar.