Mañueco entrega las Cortes a Vox a cambio de fortalecerse en la Junta
El PP recupera la Portavocía y tendrá 7 de las 10 áreas de Gobierno, mientras el partido de Abascal se quedará con 3 carteras y la Vicepresidencia, después de conquistar el Parlamento para un leonés por primera vez en la historia
Vox ya está en un Gobierno por primera vez en su historia . Castilla y León se convierte en la primera Comunidad en la que el partido de Santiago Abascal ya no apoyará un ejecutivo del Partido Popular desde fuera, como sucede en Madrid y Andalucía, sino que se sentará en la mesa del Consejo de Gobierno de Castilla y León , después del pacto de gobernabilidad que rubricaban el presidente autonómico del PP, Alfonso Fernández Mañueco, y el candidato de Vox, Juan García-Gallardo.
Acuerdo en el que, más allá de los 11 ejes y las 32 acciones de gobierno que lo jalonan, Mañueco le entrega a Vox la Presidencia de las Cortes de Castilla y León, que asume el procurador por León, Carlos Pollán , a cambio de fortalecerse en el próximo Gobierno de la Junta. Esa es la verdadera enjundia del pacto, aquella que tiene que ver con un reparto de consejerías que hará que el PPse quede con siete de las diez áreas de Gobierno, mientras que las tres restantes serán para Vox.
Fernández Mañueco se fortalece en esta nueva Junta , que surge del pacto con los de Abascal, no sólo en el hecho de que controlará más consejerías, siete frente a las seis que tenía con Ciudadanos, sino porque tendrá las de mayor peso, como Economía, Educación y Sanidad, que todo apunta será para el PP, además de la Portavocía del Gobierno.
Pacto de gobernabilidad que , por más que el Twitter de García-Gallardo de este miércoles a última hora de la tarde y la posterior respuesta de Fernández Mañueco, también vía tuit quisiera hacer ver lo contrario, estaba hecho . Y lo estaba, más allá de las reuniones entre PP y Vox a apenas media hora de celebrarse la sesión constituyente de las Cortes. Sólo una cuestión corría el riesgo de hacerlo encallar , quién presidiría el nuevo Parlamento, tal y como adelantaba este periódico. Los ‘populares’, por boca de Alfonso Fernández Mañueco y hasta del propio nuevo líder nacional, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, insistían en que era el PP quien debía ostentar la Presidencia de las Cortes, al ser quien había ganado las elecciones. Vox no estaba por la labor de ceder ese cargo y sólo cuando el PP accedía a que los de Abascal se sentarán en el sillón de la Presidencia del Parlamento autonómico, lo que sucedía en la mañana de ayer del constituirse, se daba luz verde al acuerdo, que Vox recibía con aplausos de todos sus procuradores.
Pacto con el que García-Gallardo y Fernández Mañueco aseguran que que garantizan «la estabilidad política en Castilla y León, con un gobierno sólido, estable y por cuatro años , que evita el fantasma de la repetición electoral». Un Gobierno que, en palabras del presidente de la Junta en funciones «garantiza estabilidad, solidez y gestión eficaz y que nace con el fin de permanecer durante los próximos cuatro años».
Ambos líderes insisten en dejar claro que el pacto se cierra en torno al programa y sin hablar de sillones . Durante su comparecencia ante los medios de comunicación para defender el programa pactado, García-Gallardo y Mañueco insistían una y otra vez en que esaban asegurando «la estabilidad y la solidez», además de «una gestión eficaz en un momento en el que se vislumbran tiempos complejos y turbulentos desde el punto de vista tanto económico como de creación de empleo», destaca Mañueco, quien a renglón seguido afirma que «García-Gallardo cumple sus compromisos por encima de su interés personal y de partido». La respuesta del candidato de Vox no se hacía esperar, para asegurar que «la unión será estable, duradera y fructífera».
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«Más allá intereses partidarios o personales ponemos por encima los intereses de las personas, con este acuerdo garantizamos la estabilidad política en Castilla y León y desterramos cualquier fantasma de repetición electoral», aseveraba Mañueco, a lo que García-Gallardo respondía: «Este pacto es un éxito para la Comunidad. Estoy entusiasmado». El líder de Vox en las Cortes y en el nuevo Gobierno espera que cunda el ejemplo de este pacto en el resto de comunidades. «Este Gobierno tengo la esperanza de que sea ejemplar y que el resto de comunidades autónomas tome buena nota del buen hacer del PP y de Vox en Castilla y León», afirma García-Gallardo.
En el momento de presentar el pacto, Mañueco retrocedía al que, a su juicio, había sido el germen de este acuerdo, aquel 10 de marzo de hace justo un año cuando el PSOE presentaba en las Cortes una moción de censura «sustentada en tránsfugas, que abría un periodo de inestabilidad que desembocó en esta cita electoral», aclaraba el presidente del PP de Castilla y León, quien de nuevo miraba al pacto para asegurar que con este acuerdo con Vox cumplía con lo que prometía en su campaña electoral, «dar estabilidad política a Castilla y León».
« El 13 de febrero las personas de Castilla y León nos otorgaron su confianza para liderar el futuro de esta tierra pero también nos pidieron diálogo, negociación y que hubiera acuerdo», aclara el presidente en funciones, para a renglón seguido lamentar la «autoexclusión» de la negociación de otras fuerzas políticas.
« Era crucial sustentar un gobierno sólido y estable con las opciones que el electorado nos otorgó , hemos cumplido la voluntad para formar un Gobierno que cumpla con esas expectativas», recalca Mañueco. Mientras, el candidato del partido de Abascal se mostraba «entusiasmado» tras la constitución de las Cortes. «El anterior hemiciclo ya no reflejaba la realidad social», puntualiza García-Gallardo, para quien «el pacto nace tras un diálogo lento y fructífero y que ha dado como resultado este acuerdo positivo que favorece un Gobierno fuerte, estable y duradero».
Ni Mañueco, ni Gallardo detallaban los pormenores de la negociación, aunque dejaban claro que ambos tenían que ceder para cerrar este acuerdo en el que se ha primado el programa. «No se trata de quién ha cedido más o menos sino de lo verdaderamente importante, que es lo que pasó el 13 de febrero», defiende García-Gallardo.
Sobre la primera intención de Mañueco de lograr un gobierno en solitario, el líder del PP en Castilla y León se defiende: «Lo importante no es mi opinión ni mi voluntad sino la de los ciudadanos que, con su voto, han dicho lo que querían. Más allá de si el gobierno es en solitario, lo importante es tener un gobierno fuerte, garantizar estabilidad política y evitar la repetición electoral». Y es que Fernández Mañueco insistía, una y otra vez, en destacar que el acuerdo con Vox surgía fruto de lo que habían pedido los ciudadanos en las urnas, diálogo y acuerdo.
Sobre el hecho de que Núñez Feijóo rechazara a Vox para las Cortes, Mañueco se limitaba a indicar que tenía «manos libres» para negociar. «Si alguien cree en la libertad y en la autonomía de los partidos en las comunidades autónomas es Feijóo», destacaba. Sobre si éste era un matrimonio de conveniencia en el que no había amor, en alusión a lo que se había dicho por Ciudadanos en el anterior pacto, Mañueco respondía:«Quien dijo lo de la cuestión del amor no sé si tiene amor, pero se ha quedado sin compañía».
Por último, tanto Mañueco como García-Gallardo pedían «tranquilidad, confianza y esperanza en el futuro».