PP y Vox abren el camino hacia la coalición con tres consejerías para los de Abascal
Ambas formaciones planean reducir la estructura del gobierno repartiendo las funciones de Transparencia en otras carteras, una vicepresidencia para García Gallardo y discutir qué áreas de gobierno lleva cada uno
PP y Vox emprenden hoy el camino que les llevará a mitad de marzo a alcanzar un acuerdo de gobierno. El presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, y el flamante líder de Vox en Castilla y León, el jovencísimo Juan García-Gallardo, inician el camino para construir un gobierno conjunto, el primero en el que entre la formación que abandera Santiago Abascal. Ya no hay vuelta atrás. Eso o repetición electoral.
Los dos lo hacen con vocación de acuerdo, según fuentes de ambas formaciones consultadas por este periódico. Vox ha rebajado la tensión inicial tras el fragor de su éxito electoral, pero quiere entrar en gobierno con el peso que a su juicio le han otorgado las urnas en una coalición. Un tercio del peso de las carteras del ejecutivo es la aspiración con la que hoy Gallardo se sienta frente a Mañueco, aunque no lo confiese, con la que escenificar que puede abrirse un diálogo fluido. Muy lejos de lo que ocurrió el lunes con Tudanca, cuando la reunión duró 15 minutos. La escenificación también cuenta y Mañueco lo sabe como nadie.
A Vox le tientan las carteras de Agricultura, la que más, la de Industria y la de Familia. Además de la famosa vicepresidencia que pidió Abascal en la misma noche electoral. Pero todo eso hay que litigarlo cuando se ponga el foco directamente en la negociación.
El acuerdo quedará más que evidente, incluso antes de que esté fraguado, el 10 de marzo con la elección del inquilino o inquilina de la Presidencia de las Cortes, que retendrá el PP, tal y como adelantó este periódico hace una semana, y que es posible que Vox también reclame, aunque únicamente para introducir otro elemento negociador, no porque tenga interés alguno en un puesto que ha denostado en campaña, según fuentes del partido consultadas por EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN.
Cuando hoy se sienten a hablar los equipos negociadores en una sala de las Cortes de Castilla y León, atrás quedará lo de «Mañueco el progre» y otras lindezas que los verdes de Vox le dedicaron al ganador electoral en campaña. Hoy la reunión servirá para poner las bases de una negociación que, en serio, comenzará la próxima semana, una vez que el PP haya certificado que el único camino certero para repetir gobierno en la Junta es Vox.
El PP, además, quiere una elección a la primera. A la vista del vértigo de los acontecimientos en Génova y con una crisis de dimensiones todavía no cuantificables, «no estamos para arriesgarnos a depender de la abstención de nadie para no repetir elecciones, que es algo que nadie quiere, ni nosotros ni ningún partido», confiesan desde el núcleo más cercano a Fernández Mañueco.
Por eso hoy no se hablará de carteras ni de repartos. No interesa al PP, pero tampoco a los de Vox. Tras el traspiés inicial, pidiendo vicepresidencia y consejerías, los estrategas del partido de Abascal han optado por significar que lo que les mueve es aportar estabilidad a la gobernabilidad de Castilla y León, con capacidad para desarrollar algunas de sus principales reivindicaciones. Y entre esas no estará la supresión de la Ley contra la Violencia de Género ni de la Memoria Histórica, cuya retirada pidió a las primeras de cambio Juan García Gallardo. Este es el momento de la política en el que las hemerotecas dejan en evidencia a los líderes. Pero todos harán de tripas corazón para buscar un gobierno conjunto.
Lo cierto es que la estrategia de Vox inicial era no entrar en gobierno con el PP. Tiene puesta la vista en Andalucía, donde espera darle un susto todavía más grande a los populares, con Macarena Olona como cabeza de cartel, uno de sus activos más importantes. Pero el empeño inicial de Abascal, especialmente en su rivalidad y su pulso contra Pablo Casado, hace muy difícil que ahora Vox pueda escurrirse y dar el apoyo a Fernández Mañueco sin tener hueco en el ejecutivo de la Junta.
Mañueco tiene cada vez más claro que lo del gobierno en solitario, si es que alguna vez hubo alguna posibilidad, se esfumó con la galopante crisis que vive su partido, provocada por los incendiarios Pablo Casado y Teodoro García Egea. El PPno está para sostener muchos pulsos en estos momentos que delibera su supervivencia interna y la sucesión tras el terremoto provocado por lo pobladores de Génova.
manos libres
Pero la crisis del PP se ha convertido en un arma de doble filo para Mañueco. Así lo reconocen en su entorno. Le debilita en la negociación ante Vox. Pero también le fortalece en la misma negociación. Mañueco ya dijo que decidiría él los acuerdos y el gobierno de Castilla y León. Fue la primera advertencia que mandó a Casado y Egea, cuando estos aún agarraban el timón de la dirección popular. Ahora que están amortizados y pendientes que hoy los barones rubriquen su final, Mañueco navega en solitario y a sus anchas.
Eso precisamente le ha permitido establecer los puentes con Santiago Abascal que Casado intentó dinamitar al día siguiente de las elecciones, vetando a Vox del gobierno. Mañueco y Abascal ya han conversado, según fuentes de ambas formaciones. Mañueco quiso apaciguar a Abascal ante las amenazas de Casado y Egea. Ahora ya no es necesario. Casado y Egea están a punto de ser olvido en el PP.
Precisamente la crisis y la caída de Casado es un elemento que elimina el factor beligerante que quería exhibir Abascal contra el PP sobre el tapete de Castilla y León. Ya no es necesario. Casado ha acabado con Casado, con la inestimable ayuda de su lugarteniente. Abascal no tendrá que pasarle en la negociación por la Junta la factura de la moción de censura, que ya advirtió que no olvidaría.
Casado pretendió que el adelanto electoral, que él mismo empujó y animó, fuera el inicio de su ascenso camino de La Moncloa y ha acabado convirtiéndose en su sepultura política.
La crisis deja las manos libres a Mañueco para pactar hasta donde quiera con VOX, sin las inevitables interferencias de Génova, como ocurrió hace dos años y medio, cuando el PP de Castilla y León fue un mero convidado de piedra, con García Egea exhibiendo su poderío en las negociaciones con Ciudadanos.
La mejor prueba es que a Mañueco le acompañan sus consejeros, el palentino Carlos Fernández Carriedo y la zamorana Isabel Blanco, además de su inseparable secretario general, el segoviano Francisco Vázquez. No ha presencia de Génova.
El camino de la negociación conducirá, según fuentes de ambas formaciones, a un gobierno seguramente con nueve consejerías. Seis para el PP y tres para Vox, preservando así la proporcionalidad de las urnas. Un vicepresidencia para Juan García-Gallardo. Lo cual no quiere decir que sólo vaya a haber una vicepresidencia, como ocurrió con Ciudadanos. Entre otras cosas porque Mañueco exhibirá que hace dos años y medio el PP perdió las elecciones y ahora las ha ganado. Y porque la bisagra naranja giraba a ambos lados, aumentando su capacidad de subasta en una negociación. La bisagra verde de Vox sólo tiene un lugar para girar, a no ser que quiera provocar una repetición electoral ante la debilidad en que se encuentra el PP. Pero tampoco está claro que eso sea bueno para Vox, a la vista de la prudencia con la que se ha expresado Abascal sobre los crueles momentos que vive su adversario en la derecha, interpretan desde Vox.
Vox quiere mermar la estructura. Y al PP no le importa. Transparencia, la sobredimensionada consejería de Igea, desaparecerá, repartiendo sus funciones entre otras, como ocurrió en tiempos precedentes, sin que por ello su eficacia se vea mermada. PP y Vox la dan por amortizada. Con ello se reduce la estructura y se armoniza el reparto de carteras, según fuentes de ambos partidos. Aunque para llegar a todo esto hay que bajar al detalle y desbrozarlo en intensos encuentros que ambos aspiran que culminen antes de mediados de marzo, días después de la constitución de las Cortes. El tiempo es riesgo a la vista de la velocidad que adquieren los acontecimientos políticos y aunque Mañueco no tiene prisa, sí tiene ahora la atención puesta en formar gobierno y en ayudar a reconstruir, de la mano de Alberto Núñez Feijóo, el erial y la desolación que han dejado Casado y Egea en el ánimo de los cuadros y dirigentes locales y de la militancia. El año que viene hay municipales y autonómicas. Urge una reconstrucción exprés.
«Queremos que se nos vea como un partido de gobierno, como un partido que estamos dispuestos a dar estabilidad, precisamente en el momento de mayor inestabilidad del PP», relatan fuentes del partido de Abascal a las que ha tenido acceso este periódico. «Esa será nuestra gran baza en este momento», apuntan. Por eso, desde la dirección nacional, que lo pastorean todo, han reclamado «prudencia, bajar el tono y evitar alteraciones dialécticas». Las siempre vibrantes y vigorosas cuentas de Twitter de los dirigentes y procuradores electos de Vox en Castilla y León han entrado en timidez, cuando no en hibernación, algunas enmudecidas desde hace días, advierten desde el propio partido.