La tasa de abandono de la UVA se dispara un 25% y se sitúa a la cabeza de la Comunidad
El 17% de los alumnos matriculados no concluyen su formación, tres puntos más que los que dejaron sus estudios de grado hace seis años / Ingeniería y Arquitectura, ramas con la permanencia más baja
Una parte de los alumnos que comienzan estudios universitarios deciden abandonarlos tras la finalización del primer curso . Existen diferentes motivos que los llevan a decantarse por esta opción, aunque también lo hacen en un volumen diferente según la universidad elegida. En Castilla y León, la Universidad de Valladolid encabeza esta estadística dentro de las instituciones públicas, a lo que se añade además que la cifra se haya incrementado una cuarta parte a lo largo de los últimos cursos.
Un informe elaborado por la Fundación BBVA no deja lugar a dudas. Los alumnos de la UVA son los más propensos a aparcar libros y apuntes de la Comunidad , ya que un 26% lo hicieron en la cohorte correspondiente al curso 2012-2013, es decir, uno de cada cuatro matriculados entonces y hasta la finalización de la carrera. Estos datos, que se corresponden con varios años atrás, fueron recabados y analizados en 2019, y ofrecen valores para todas las instituciones universitarias de España.
Según este mismo estudio, la siguiente de la lista es la Universidad de Burgos, con una tasa de abandono del 23,6%. En tercer lugar aparece la Universidad de Salamanca, diez puntos por debajo de la institución vallisoletana con un 16,8%; y seguida de la Universidad de León, donde solo el 10,9% de los alumnos de la cohorte 2013-2013 abandonaron la carrera tras el primer año.
Hay que destacar aquí que mientras la UVA se sitúa en la mitad de la tabla elaborada por la Fundación BBVA, Salamanca y especialmente León ocupan los puestos más bajos, siendo esta última superada únicamente por la Universidad Camilo José Cela, ubicada en Madrid y de gestión privada. Mientras tanto, la institución vallisoletana iguala las cifras de la Universidad Autónoma de Madrid, la Rovira i Virgili de Tarragona o la Nebrija, también ubicada en la provincia madrileña.
Hay que destacar también, por otra parte, que a pesar de que la Universidad de Valladolid se sitúa a la cabeza de las instituciones públicas de Castilla y León aún está lejos de las tasas de abandono más altas de España , que lideran las universidades a distancia UNED y la de Madrid , que llegan a superar el 60% también de acuerdo con los datos recopilados por la Fundación.
Que un alumno abandone los estudios de grado no implica necesariamente que rehúse de la formación universitaria. Hay muchos casos en los que lo hacen para matricularse en otra carrera o incluso en otra rama, bien porque en un inicio no pudieron acceder por la nota de corte o bien porque descubrieron que su vocación es otra. Aún así, no deja de ser llamativo que uno de cada cuatro alumnos de la UVA deje su carrera, pues aquí entran también en juego la oferta de cada universidad y otras circunstancias de muy diversa naturaleza.
Más allá de los datos ofrecidos por la Fundación BBVA, la propia Universidad de Valladolid ofrece en su página web estos mismos datos. Sin embargo, existen notables diferencias, puesto que ese 26% que contabiliza la primera entidad para el curso 2012-2013, se convierte en un 14% en las tablas que publica la UVA.
Dentro de las estadísticas de la institución vallisoletana lo más llamativo es que esa tasa de abandono se ha incrementado notablemente a lo largo de los últimos años. En concreto, el dato crece tres puntos entre el mencionado curso y el 2017-2018 que, con los cuatro años sucesivos, lleva la estadística hasta el momento actual.
A esto hay que sumar, además, que durante los últimos años institución universitaria encabezada por el rector Antonio Largo desde que fuera elegido para el cargo en 2018 ha perdido bastantes alumnos , 5.649 en la última década de los 16.000 totales que contabiliza el Ministerio de Universidades y una cifra que también la coloca a la cabeza de Castilla y León.
La suma de todos estos factores es la que resulta más alarmante, pues resulta evidente que algo falla en el sistema universitario cuando las entidades no son capaces de retener a sus alumnos. Es más, no son pocas las voces que señalan a la formación de calidad como una herramienta fundamental a la hora de atraer población a Castilla y León para luchar contra la despoblación.
Por otra parte, hay que tener en cuenta también que esos tres puntos de incremento de la tasa de abandono que registra la Universidad de Valladolid pueden no parecer mucho, pero suponen un crecimiento de más del 24% en la tasa en apenas seis años.
En cuanto a las ramas de conocimiento, Ingeniería y Arquitectura se colocan holgadamente en la primera posición de la estadística , ya que su tasa de abandono supera el 32% en lo que respecta al curso 2017-2018 y se coloca diez puntos por encima que seis años antes. El segundo lugar lo ocupan Artes y Humanidades, con un 17,73% (13,7% en el curso 2012-2013), y seguidas de Ciencias Sociales y Jurídicas, con un 14,68% y dos puntos más.
Mención especial merecen las ramas de Ciencias y de Ciencias de la Salud , las únicas que escapan de la tendencia creciente para situarse con un 12,96% en el primer caso (13,9% en el curso 2012-2013) y con un 6,79% en el segundo (medio punto menos).
Otro aspecto negativo que viene relacionado con la tasa de abandono de los estudiantes universitarios es el coste que implica para las instituciones. Según el informe de la Fundación BBVA, el gasto anual por alumno se sitúa de media en 5.120 euros, una cantidad que resulta desaprovechada si el alumno abandona los estudios en lugar de graduarse. De hecho, la Fundación indica que ese coste se multiplica si el abandono se produce cuando se ha cursado más de un año, lo que afecta notablemente a las cuentas de las universidades.
Solo a modo de ejemplo, el estudio concluye que al año unos 125.000 alumnos dejan la carrera, lo que se traduce en unas pérdidas de 974 millones de euros.
ABANDONO EN MÁSTER
Mientras la tasa de abandono en los grados impartidos en la Universidad de Valladolid aumentó durante los últimos cursos de los que la institución publica datos, en los máster existen algunas excepciones . De hecho, el balance conjunto de estas enseñanzas indica que mientras el dato se situaba en el 7,7% en el curso 2012-2013, en el 2017-2018 cayó hasta el 6,26%. Además, por ramas de conocimiento, la tasa de abandono se redujo en Ciencias Sociales y Jurídicas, Artes y Humanidades y Ciencias de la Salud, al tiempo que aumentó en Ingeniería y Arquitectura. Como caso peculiar está el de estudios de Ciencias, que pasó de una tasa de abandono cero al 8,7%.
Tras el análisis de estas cifras, la Fundación BBVA publica también una serie de observaciones que de forma general explican la tendencia al abandono en las universidades españolas.
En primer lugar señala que los estudiantes con menores notas de acceso y que cursan estudios que no eran sus preferidos, acaban teniendo un peor rendimiento, lo que les dirigirá más probablemente hacia el abandono. Esa alternativa será más frecuente si se matriculan en titulaciones en las que el rendimiento suele ser menor, sea por las dificultades intrínsecas de las materias o por los criterios seguidos por las universidades al organizar la formación y evaluar el rendimiento.
El elevado número de estudiantes que abandonan tiene también otra implicación relevante: una pérdida de casi 1.000 millones de euros anuales , que han sido aportados por las administraciones públicas y las familias y no conducirán a la obtención del título previsto. La cifra indica el desaprovechamiento del 12% del gasto en universidades públicas y privadas realizado en España.
Estas circunstancias, que no tienen por qué ser las mismas en el caso de la Universidad de Valladolid, permiten hacerse idea de qué es lo que motiva a los alumnos a abandonar sus estudios. Es evidente que su esfuerzo a la hora de obtener unos resultados que les permitan estudiar su primer opción resulta fundamental, pero no se puede obviar el papel que las propias instituciones educativas tienen también aquí, ya que siempre pueden mejorar su oferta, adaptar los planes de estudio o buscar alternativas que fomenten la vinculación de los estudiantes con la universidad más allá de la mera formación.
En definitiva, existen suficientes mecanismos que permiten a las universidades hacer su oferta más atractiva y lograr que los alumnos se sientan más vinculados con estas instituciones educativas, persistan en sus estudios y acaben finalmente graduándose.