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LA ESPUELA | ÁLVARO TATO

«El alunizaje accidental del ‘SpaceX’ suena a sainete cómico»

DRAMATURGO DE LA COMPAÑÍA RON LALÁ. Estudió Filología Hispánica y en la Resad de Madrid antes de lanzarse al teatro hace 25 años con un «sueño cumplido», la compañía Ron Lalá, fundada por jóvenes compañeros de instituto. Ahora, dramaturgo y poeta, firma junto al resto del grupo la nueva obra ‘Villa y Marte’, que celebrará su estreno absoluto en el Calderón de Valladolid y también parará en Burgos.

Álvaro Tato. - DAVID RUIZ

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Pregunta.– Dicen que se va a estrellar en la Luna, por accidente, un trozo del cohete ‘SpaceX’. ¿Eso es más o menos lo que pasa en vuestro Villa y Marte, pero en el planeta rojo?

Respuesta.– La cosa es muy relacionable, además suena a sainete cómico. No queremos pensar que sea una premonición, pero efectivamente nuestro sainete lírico-musical-poético tiene como arranque el amartizaje más o menos accidentado de una hipotética nave, en este caso una misión española, que llega al planeta rojo y se encuentra con una realidad totalmente inesperada. Es primo hermano de estas últimas noticias de amartizajes de telescopios que van al sol y de naves que alunizan.

P.– ¿Cuando la escribió, sintió algo en plan precognosciente?

R.– Más que de premonición yo te hablaría de un espíritu de la época. Un espíritu de nuestro tiempo. Porque es verdad que estamos en la era espacial, y adentrándonos en la era cósmica a pasos agigantados, y seguramente una de las influencias para diseñar este Villa y Marte es una idea colectiva. 

Yo soy el dramaturgo de Ron Lalá pero nos gusta siempre hablar en plural de cómo surgen nuestras ideas, que en este caso es el enamoramiento  de la ciencia ficción de toda la vida. Me enamora, y nos enamora, todo lo que hace referencias novelísticas, del cine, del cómic, concretadas o mezcladas en este caso con nuestra tradición más castiza, con el mundo del sainete  y del género chico a la manera de Chueca, de Valverde, de La Verbena de la Paloma de Bretón, de Chapí, de todos esos grandes, e intentar buscar esos  mundos a la manera ‘ron lalera’, con nuestra forma de entender.

P.– Y cuando llegan allí, ¿en Marte hay zarzuela y chulapos?

R.– Exactamente. Se trata de ‘Nave España’, que es el Pirulí, que se ha convertido en una nave espacial para colonizar Marte. El capitán y su androide, Trasto, llegan para conseguir una batería que les permita por fin fundar la colonia, y encuentran nada más y nada menos que el cráter donde está ‘Martid’, y en el cráter de Alcalá vive todo el mundo castizo, que en nuestro Madrid se ha perdido pero en Martid pervive.

Este pobre capitán tiene la poca fortuna de enamorarse de una chulapa, martileña, de ocho ojos, porque allí todos son mutantes por las radiaciones solares. Y ella está liada con un organillero, Martín Colorado. Eso da  lugar a toda una trama de amores, de celos, por supuesto de intento de recuperarse del accidente y conquistar Marte... Es todo un gran disparate pero en clave cómica, en clave de ciencia-ficción y en clave de homenaje a nuestro gran género, el género chico.

P.– Pese a tanto disparate... ¿la historia tiene alguna moraleja?

R.– A la mayoría de los teatreros, y en particular a Ron Lalá, no nos gusta demasiado pensar en mensajes o moralejas a los espectadores, pero sí nos encanta, a través del humor, de un teatro muy festivo, muy de juego, o en verso, como este, en homenaje a La Revoltosa, ese romance castizo que practicaban Arniches y los libretistas, y desde luego es una gamberrada y un juego.

Pero nos gusta plantear preguntas a nuestros espectadores. Por ejemplo sobre nuestra herencia cultural, sobre por qué está La Gran Vía llena de musicales norteamericanos, y solo tenemos un templo que es el maravilloso Teatro de La Zarzuela, solo uno dedicado íntegramente a nuestro musical. ¿Por qué teniendo un musical nacional no lo reinventamos?

También trata sobre el otro; sobre enamorarse de lo ajeno, y qué significa el redescubrimiento de las raíces del capitán a través del amor por esta marciana postinera que lo que quiere es huir de Marte. Cómo todos queremos lo que no somos.

Y en tercer lugar está la crítica de fondo, con una cierta mala leche, que a nosotros nos encanta intentar destilar o transmitir, acerca de este mundo, ¿no? Un mundo tecnológico en el que las grandes corporaciones pueden estrellar trozos de naves en nuestro satélite, o que contaminamos tanto el planeta que nos tenemos que ir a Marte.

Hay un montón de preguntas flotando el aire y a nosotros nos gusta compartirlas con los espectadores y reírnos de nosotros mismos y también de nuestra situación actual.

P.– ¿Cree que hay alguna oportunidad, igual que ha ocurrido con el cine musical, para el género chico?

R.– Nosotros queremos reivindicar el género chico en Villa y Marte, y queremos proponer la posibilidad de su reinvención. No solamente es un juego nostálgico, sino que hay un intento, un desafío artístico y técnico, pero también una propuesta. ¿Por qué no, en este momento de auge de los musicales no solo en la pantalla grande, sino en los grandes teatros? Es el momento ideal para reinventarnos, para retirar los prejuicios de las nuevas generaciones. Hay mucho que reivindicar y creemos en ello. 

P.– El estreno absoluto de la obra va a ser en Castilla yLeón, en el Calderón de Valladolid. También pasará por Burgos, y luego el recorrido va a ser grande...

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R.– Estaremos el 4 y 6 de febrero en Valladolid y el 12 de marzo en Burgos, pero también pasaremos por Santander, Cáceres, y luego entramos en temporada en los Teatros del Canal de Madrid, que han sido nuestros aliados. Será muy gracioso estrenar en Madrid en la ‘Sala Roja’. Han sido nuestros cómplices en la producción.