Ómicron hunde las rebajas y deja el comercio "bajo mínimos" en Castilla y León
"La pandemia marca el ritmo y la gente no sale de casa", lamentan los comerciantes
El comercio sigue sufriendo los efectos de la pandemia. La campaña de Navidad no dejó contentos a los propietarios de los establecimientos de Castilla y León en diciembre y las rebajas que comenzaron este mes de enero tampoco están a la altura de las expectativas generadas . La sexta ola frena el ímpetu de los ciudadanos y los representantes de las asociaciones de comercio coinciden al señalar que la pandemia marca el ritmo. Ómicron hunde las rebajas y deja el consumo "bajo mínimos".
Las cifras de casos se han reducido los últimos días tras el ascenso preocupante experimentado a finales de noviembre y tras el puente de diciembre pero el temor al contagio está muy presente en los ciudadanos. Los profesionales sanitarios insisten en que los efectos de Ómicron no son devastadores -la vacuna también ayuda a evitar que el número de fallecimientos se dispare- pero al mismo tiempo advierten que buena parte de la población dará positivo en las PCR y en los test de antígenos en un momento determinado.
Las autoridades levantaron la mano en las fiestas navideñas. La Junta no repitió restricciones de meses anteriores pero los hosteleros no hicieron la caja esperada . Fueron multitud las comidas y cenas canceladas en la segunda quincena de diciembre después de acumularse las reservas y sabido es que sin un movimiento extraordinario en bares, cafeterías y restaurantes el comercio se resiente.
El presidente de la Confederación Regional de Comercio de Castilla y León (Conferco), Adolfo Sainz, asegura que los mejores días de la rebaja se produjeron a primeros de enero pero después cayeron las ventas. La gente no se vuelca como en años anteriores con el comercio de proximidad y también influyen las promociones especiales de las grandes superficies. "Nosotros mantenemos las rebajas tradicionales y en las grandes superficies siempre hay provisiones y descuentos especiales, no me parece serio", añade.
El problema es que no se trata de un año en concreto porque las pasadas navidades tampoco fueron extraordinarias en cuanto a las ventas. A menos de dos meses para alcanzar los dos años de pandemia, los comerciantes ven con desesperación que el periodo de rebajas no está sirviendo para aliviar la pésimas cifras de noviembre y diciembre. " Llevamos dos años horrorosos , lo peor es la ropa de calle. No hay celebraciones y la gente no necesita comprar ropa para salir, lo que necesita es ropa de casa", asegura Sainz.
Hay otro aspecto que también tiene mucho peso a la hora de analizar los motivos de estas cifras decepcionantes que sufre el comercio de Castilla y León. "Se nota mucho los efectos de la inflación , el consumo está bajo mínimos".
El presidente de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva), Jesús Herreras, aprecia que la gente no se anima a pisar la calle y eso deriva en una discreta campaña de rebajas. "Está siendo mucho más floja de lo esperado. Alcanzamos el pico de incidencia, el virus sigue presente y eso hace retraerse a los clientes. La incidencia marca el ritmo pero todavía hay esperanza de mejorar. No es que la gente tenga miedo a entrar en los comercios porque en las tiendas la gente tiene seguridad, la cuestión es que sale de casa lo mínimo. La situación es más insegura en los centros comerciales porque el espacio es mayor y se concentran más personas", indica Herreras.
La opinión del presidente de Fecosva es idéntica a la del máximo responsable de Conferco a la hora de encontrar los motivos de la caída de las ventas. Los picos de incidencia van a bajar pero por desgracia la pandemia marca el ritmo. "El invierno es largo y esperemos que la recuperación comience ahora. La campaña de rebajas se inicia a primeros de enero y suele durar dos meses. Hasta ahora, el gasto de compras por parte de los ciudadanos no ha sido significativo".
Otra batalla que deben librar los propietarios de los comercios de proximidad es la de los precios de la competencia en los establecimiento de las grandes superficies. "En los centros comerciales ves carteles con descuentos del 50 y el 60% que no son reales". En este sentido, los comercios del centro y de los barrios recuerdan a los ciudadanos la importancia de comprobar los precios marcados antes y después de comenzar el periodo de rebajas para no verse engañados.
El presidente de la Asociación Vallisoletana de Comercio (Avadeco), Alejandro García Pellitero, señala a este diario que las ventas "se han deshinchado" a medida que pasan los días. "Los primeros días hubo buenas ventas pero después han caído. Estamos pendientes de la evolución de la pandemia". En este sentido, Pellitero hace referencia a las consecuencias que tiene el virus en los comercios del centro y de los barrios. "En las tiendas hay multitud de bajas porque si das positivo y estás solo tienes que cerrar. No ocurre como en las empresas en las que si una persona tiene que aislarse se busca un sustituto".
El consejero de Sanidad de la Junta, Alejandro Vázquez, anunció este pasado jueves que se ha alcanzado el pico en Castilla y León y prevé que pueda volverse a la normalidad en "seis u ocho semanas". Esta buena expectativa anima a los representantes de los comercios a pensar que la campaña de rebajas experimentará una subida entre finales de mes y primeros de febrero. "Las segundas rebajas llegarán en febrero, esperemos que se animen las ventas. Las tiendas no tienen la capacidad de las plataformas online y tampoco pueden devolver los artículos que no han vendido".
Es otro de los grandes obstáculos del comercio. En la segunda quincena de febrero hay una previsión de mejoría en la temperatura y la gente se anima a salir a la calle pero se aproxima la temporada de primavera y no resulta sencillo devolver la ropa que no se vendió ni en noviembre y diciembre ni en las rebajas. Conferco, Fecosva y Avadeco no han llegado a calificar de catastrófica la campaña de rebajas pero sí coinciden al señalar que es un año malo. El presidente de Avadeco asegura que lo peor se sufrió coincidiendo con la crisis del ladrillo. "En esa etapa la gente se quedó sin trabajo y es entonces cuando dejas de comprar".
La pandemia ha dejado a mucha gente sin ocupación laboral y ha frenado el poder adquisitivo en muchas familias debido a los Ertes y aunque las cifras no sean tan nefastas en este aspecto como en los años de la crisis del ladrillo, Pellitero señala que sectores como el comercio, la hostelería y el turismo necesitan ganar confianza. "En situaciones así influyen el ánimo y el comportamiento".