EL CES DE CASTILLA Y LEÓN: 30 AÑOS DE CONCERTACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
«Los fondos europeos son un analgésico pero nosotros somos garantes del desarrollo propio»
El CES sustenta la estrategia tras la pandemia en la creación de más empresas y en el impulso del Corredor Atlántico
«Ímpetu, iniciativa y una gran capacidad de auto exigencia», son las tres reivindicaciones que expuso ayer el presidente del Consejo Económico y Social (CES), Enrique Cabero, para afrontar el futuro de Castilla y León, en aras de encauzar la senda estratégica a seguir a partir de ahora, después de que la pandemia haya obligado a «tomar decisiones» de transformación, tanto a nivel político, como social y económico.
En un Club de Prensa celebrado por EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN para conmemorar el treinta aniversario de este órgano consultivo, convertido en referencia gracias a la elaboración de informes y recomendaciones, el actual responsable de la institución hizo hincapié en la necesidad de exprimir las oportunidades que ofrece el territorio más allá de ayudas externas. «No podemos dormirnos en nuestros laureles y pensar que otros vendrán a resolver nuestros problemas; los fondos europeos son un analgésico, pero nosotros mismos somos garantes de nuestro desarrollo», reflexionó.
En esa misma línea se expresó su antecesor en el cargo, Germán Barrios, al reivindicar mayor presencia de la industria en la comunidad a fin de garantizar la creación de empleo, pero no tanto vinculado a la llegada de negocios procedentes del extranjero, sino dotando de más envergadura a las pequeñas, para generar «trabajo y riqueza».
Así, incidió en la necesidad de promover una «revolución a la alemana», con más industrias y de mayor tamaño, y de una «revolución a la italiana», en la que se prime un turismo basado en los atractivos de las reservas de la biosfera, de los bienes declarados patrimonio de la humanidad y de interés cultural o en los recursos gastronómicos para aprovechar las oportunidades más allá de los reclamos de «sol y playa». «Tenemos las mejores catedrales del mundo, activos culturales, un patrimonio turístico y gastronómico increíble, ¿por qué no le damos la calidad pendiente en este país?», cuestionó en una de sus intervenciones.
También el que fuera presidente entre los años 1995 y 2000, Pablo Antonio Muñoz Gallego precisó que hay que «confiar» en los recursos propios. «Hay que tener una visión de tejido endógeno, más que esperar paracaidistas que llegan con grandes inversiones e, igual que entran, se van», sostuvo antes de reflexionar que quienes aportan estabilidad en Castilla y León son las empresas que tienen sus raíces en la propia comunidad.
Así, los tres ponentes coincidieron en señalar que la pandemia del Covid ha supuesto un punto de inflexión que deberá servir para encauzar el futuro modelo estratégico autonómico, que debe asentarse sobre criterios de sostenibilidad, no sólo a nivel medioambiental, sino también en el ámbito de la financiación, el consumo o la prestación de servicios sociales. «La economía se tiene que transformar, hay que tomar decisiones», expresó el actual presidente.
Cabero defendió no sólo dotar de mayor dimensión y de proyección internacional a las empresas, sino también «recuperar la imagen de la economía de proximidad», con un «esfuerzo de vertebración del territorio» para afrontar el «reto demográfico» y urgió la toma de decisiones para «avanzar en propuestas y acuerdos» que tengan reflejo a medio y largo plazo. «Hay decisiones que darán resultado dentro de tres o cuatro legislaturas», vaticinó.
Para conseguir ese «cambio en el modelo productivo», Germán Barrios abogó por mejorar la transferencia del conocimiento –aumentando las inversiones en investigación y desarrollo–, por impulsar la transferencia tecnológica y por mejorar las comunicaciones en aras de reducir los costes logísticos. Y, en este sentido, reiteró la importancia de «dimensionar» tanto el Corredor Atlántico como el Mediterráneo, a fin de garantizar la distribución de mercancías por Europa en un tiempo máximo de diez horas para competir contra China y Estados Unidos en un mundo globalizado. «Tenemos análisis; sabemos lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo», defendió.
En un acto celebrado en la Feria de Valladolid, el actual presidente y de dos de los ex presidentes del CES enmarcaron la importancia de este órgano como «voz de la sociedad civil organizada», asentada en el «debate y el diálogo», y destacaron que sus recomendaciones y propuestas «han mejorado la vida de los castellanos y leoneses».
«Si esta institución no existiera, habría que estar creándola de manera urgente, porque consigue algo que desde otros ámbitos no es posible, como es que todas las organizaciones puedan participar de manera institucionalizada, permanente y constante en la vida social y económica de la comunidad; el
CES es la casa común de todas las organizaciones», destacó Enrique Cabero.
En sus intervenciones iniciales los ponentes repasaron también los cambios organizativos desde su creación en noviembre de 1990 –y el inicio de su andadura en abril de 1991– hasta haberse convertido en la actualidad en un referente gracias, sobre todo, a la publicación del informe anual sobre la situación económica y Social de Castilla y León.
Enrique Cabero: «Hay que superar los límites provinciales y ver el gran proyecto que tenemos delante»
El presidente del Consejo Económico y Social, Enrique Cabero, abogó en su intervención por impulsar un «mejor» conocimiento –ante el resto de España y ante la Unión Europea– de la comunidad como una unidad, en aras de aprovechar una «tierra» que, consideró, tiene «un gran presente y un mejor futuro». «Conozcamos mejor Castilla y León, superemos los límites provinciales que nos pueden constreñir a la hora de ver la globalidad y seamos conscientes del gran proyecto que tenemos delante de nosotros», subrayó.
A juicio de Cabero, la comunidad dará «un paso muy importante» cuando alcance esa «convicción», y por eso incidió en la necesidad de «abordar de manera inmediata» los «grandes retos» del territorio, aprovechando la llegada de fondos europeos para «redimensionar la economía» y propiciando la colaboración público-privada.
Porque destacó que «éste es el momento y hay que aprovecharlo». «Estamos en una encrucijada; si lo dejamos pasar, quizá no se repita», expresó antes de insistir en el mensaje de que la pandemia ha marcado un punto de inflexión y, a partir de su estallido, van a surgir oportunidades para «relanzar» a Castilla y León como territorio «estratégico» de oportunidades de futuro.
En este sentido, puso como ejemplo la creación de nuevos servicios o productos para cubrir la demanda de las personas mayores, la denominada «economía de la longevidad», más allá de los relacionados con los cuidados. «Es una suerte que tengamos personas mayores en la comunidad, y tenemos que aprovechar esa dimensión de la sociedad desde el punto de vista empresarial, porque tienen otras preferencias y demandan productos y servicios que debemos prestar», valoró.
Respecto a los jóvenes, Cabero apuntó a la necesidad de avanzar en el cambio de imagen que las personas jóvenes tienen de Castilla y León, para propiciar que establezcan aquí su residencia cuando terminan de formarse. «Tenemos que transmitir las oportunidades que hay a las personas más jóvenes; no se puede permitir la idea de que es una buena comunidad para formarse pero luego se tienen que ir, porque luego se dan cuenta de que fuera no se trabaja tan bien como decían y podían estar generando aquí riqueza».
Dentro de las oportunidades, el presidente del CES también reiteró la importancia de impulsar el corredor atlántico –«es una grandísima oportunidad, no sólo por la inversión, sino porque da nuevas oportunidades al tejido empresarial», dijo– o la transformación digital y tecnológica de las empresas. El contexto de «crisis profunda», reflexionó, ofrece, en definitiva, «múltiples oportunidades», y citó otras ventajas de Castilla y León respecto a otros territorios, como el peso del sector primario o el de las energías renovables.
Germán Barrios: «Quiero que Castilla y León sea la California europea»
Si hubiera que poner en una balanza dos estados asentados sobre pilares de desarrollo tan dispares como son Florida y California, el ex presidente del CES, Germán Barrios, tiene claro qué modelo copiaría: «Quiero que Castilla y León sea la California europea», sentenció como ejemplo de prosperidad, con Silicon Valley zona de referencia tecnológica. «Quiero que se asiente sobre la creatividad, la transferencia del conocimiento y el pensamiento crítico; si sabemos hacerlo bien, nuestra comunidad prosperará».
En su intervención final para despedir el Club de Prensa celebrado ayer con motivo del treinta aniversario de la institución, el que fuera presidente entre los años 2013y 2019 consideró que el crecimiento debe estar asentado en la participación social e insistió en que en el paraíso donde se asientan grandes gigantes como Apple, Facebook o Google «no hay materias primas», mientras otros países como México o Venezuela sí disponen de ellas y no gozan de la misma prosperidad económica.
La llegada de los fondos europeos para afrontar los estragos de la pandemia debe servir, a su juicio, para «aprovechar las oportunidades» en materia de movilidad, buscando alianzas con las comunidades colindantes y también con Portugal y Francia. «Mejoremos nuestra logística; ya se han hecho las infraestructuras en casi toda España y donde más quedan pendientes es en Castilla y León y Extremadura», expuso.
Barrios recordó que Castilla y León «es el primer productor de energía renovable de España, el segundo en hidráulica y tiene una buena posición en fotovoltaica», pero falta mejorar las conexiones para facilitar exportaciones e importaciones.
De ahí que insistiera en la necesidad de buscar alternativas de movilidad como oportunidad de colaboración entre territorios vecinos, centradas sobre todo en el impulso del corredor atlántico, para que se rebaje el coste de los suministros que deben afrontar las familias y las empresas, a pesar de ser una comunidad productora de energía.
Además, fue muy crítico con la desaparición de servicios financieros en el mundo rural y valoró que se exija a las entidades una contraprestación cuando reciben ayuda pública, para que los pueblos no se conviertan en un «desierto financiero». «Hay que ser exigentes porque si nos quedamos sin cajeros, sin oficinas y sin cobertura, se van a despoblar más». «Los castellanos y leoneses depositan en las entidades financieras 80.000 millones de euros y los bandos conceden créditos por valor de 40.000, es decir, de la mitad, ¿dónde se queda la otra mitad?», cuestionó.
Pablo Antonio Muñoz: «Necesitamos más empresas y de mayor dimensión»
El que fuera presidente del CES entre los años 1995 y 2000, Pablo Antonio Muñoz Gallego, dejó claro en su intervención que en Castilla y León hay un «déficit de tejido empresarial» y que se necesita que haya «creación de riqueza» para que «el problema poblacional deje de ser un problema». Así consideró que la comunidad no sólo necesita un mayor número empresas, sino también de una dimensión mayor.
«El punto álgido de productividad lo alcanzan las medianas empresas, no las grandes ni las pequeñas; las medianas son las más competitivas», destacó para exponer que en esa aspiración de lograr un tamaño que conjugue productividad y sostinibilidad, la «clave» recae en los equipos directivos, pues tienen que ser capaces de tener una visión y de organizar los recursos con el fin de «hacerse hueco en el mercado».
A juicio de Muñoz, Castilla y León tiene un «déficit» en cuanto a la formación de perfiles directivos y técnicos y aunque el informe Pisa de Educación avala la labor en las universidades o en los grados de FP –«ahí tenemos un punto fuerte y se reconoce nuestra solvencia», dijo– no ocurre lo mismo en la formación del empresariado.
«Tendría que apostarse por mejorar la calidad de los directivos y de los técnicos que se ocupan de implantar y de hacer crecer las empresas porque, tras salir de los centros al uso, aquí no estamos suficientemente bien dotados y muchos se marchan a Madrid, quizá por variedad o calidad», subrayó antes de apuntar que lograr una «calidad de los recursos humanos permitirá tener mayor capacidad para aprovechar los recursos disponibles».
Además, apuntó a un problema de «herencia genética», pues mientras en Gran Bretaña el 10% de las personas aspira a poner en marcha un negocio, en Castilla y León apenas representan entre el 4 y el 5%. «Tenemos que crear esas ganas de poner en marcha iniciativas empresariales».
Sobre los obstáculos que también dificultan a los pequeños negocios dar los pasos para convertirse en medianas empresas, Muñoz recordó las «obligaciones contables, fiscales y sociales» y de ahí que solicitase «ayuda» para que puedan «hacer más digerible» el camino.
«Es demasiada atomización la que tenemos en la comunidad autónoma y eso no nos permite crecer en el espacio que queremos», continúo el ex presidente del CES para reivindicar que se necesitan más «fusiones o alianzas». «Hay que intentar establecer iniciativas que faciliten la cooperación, acuerdos de integración entre empresas que permitan tener más dimensión para asumir riesgos y tener recursos que una empresa por sí sola no tendría».
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