Diario de Castilla y León

La Junta desconoce cuándo entregará los bonos turísticos pese a que ya hay casi 4.000 solicitudes

Los bonos pueden tardar hasta un mes en llegar debido al anticuado modelo de tramitación elegido por la Consejería y, por tanto, no repercutirán de forma inmediata en la reactivación del sector

El consejero Javier Ortega, en la presentación del bono turístico, en una imagen de archivo. ICAL

El consejero de Cultura, Javier Ortega, en la presentación de los bonos. ICAL

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Alicia Calvo
Valladolid

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Descontrol e incertidumbre. ¿Cuándo recibirá cada usuario los bonos turísticos que la Junta puso en marcha la semana pasada? La respuesta es una incógnita que no parece que vaya a resolverse pronto. La Consejería de Cultura y Turismo, capitaneada por Javier Ortega, desconoce cuándo entregará las tarjetas #DisfrutaCastillayleon pese a que ya hay casi 4.000 solicitadas. 

El modelo escogido por Castilla y León, que es por subvención, ralentiza la entrega, dilata los plazos y dificulta que la Administración aporte una estimación sobre cuándo podrá disponer el usuario de estas tarjetas, que pueden ser de 250, 500 y 700 euros y a las que la Junta abona el 50 o el 60% según la modalidad. 

Esta opción abre una maraña de trámites para el turista que no habría si se llega a habilitar un bono consumo, como han hecho otras administraciones provinciales dentro de la propia Comunidad e incluso de otras comunidades autónomas, como Galicia.

Lo cierto es que algunas fuentes de la Consejería de Cultura reconocen que el proceso es muy farragoso y va a ocasionar retrasos importantes en la concesión de los bonos. Esas mismas fuentes apuntan que «no es descabellado» que tarden hasta un mes en conceder los bonos. 

Primero, los funcionarios tienen que revisar uno a uno cada uno de los casi 4.000 expedientes de solicitud, tramitados inexplicablemente como una subvención. Esos expedientes dan paso a la concesión. El solicitante tiene siete días para ingresar el aporte económico que le corresponde. Eso hay que certificarlo. A partir de ese momento, se transfieren los datos a la entidad bancaria que gestiona el bono en formato tarjeta prepago. Hay que autorizar la tarjeta prepago por el operador, VISA en este caso, y luego enviarla al domicilio del solicitante. 

Y a partir de ahí, ya es cosa de Correos, que no se prodiga por la velocidad en las entregas. Un proceso inexplicable para un bono de consumo. Tan inexplicable que en la tramitación hasta requieren estar al corriente de todas las obligaciones con Hacienda y no haber recibido ninguna subvención de este tipo. «¿Y qué tiene que ver un bono turístico para incentivar el consumo con que no se tengan deudas tributarias?», señalan fuentes de la Junta que consideran un «despropósito» el modelo utilizado para una iniciativa de éxito copiada de otros sitios, pero mal ejecutada en la tramitación.

Tan lioso es que hasta ha habido gente que ya ha hecho los ingresos antes de disponer de la subvención en los números de cuenta publicados en el portal Turismo Castilla y León, que es otro ejemplo del caos que reina en la Consejería de Cultura y Turismo. En ningún otro lugar, como Valladolid, León, Salamanca o Galicia se ha empleado un modelo de subvención para habilitar bonos de consumo. Sólo la Consejería de Javier Ortega ha empleado un camino más propio de la administración que relataba en sus novelas Benito Pérez Galdós. 

Incluso en la Consejería, hay quien ha tenido la tentación de indicar que se iba a dar el visto bueno a las solicitudes sin más para agilizarlo e intentar salir de atolladero en el que están. Desde algún departamento ya han sido advertidos que cada solicitud ahora debe ser revisada minuciosamente, tal y como rige en la legislación. Ese es el problema, revisar con agilidad la documentación de, por ahora, 3.000 solicitudes. 

¿Qué quiere decir esto? que el objetivo de los bonos turísticos que era incentivar el consumo en el sector en este trimestre del año no va a cumplir su objetivo. Primero, porque la Consejería no cumplió los plazos prometidos para lanzarlo oficialmente. Y, después, porque el modelo es más propio del siglo XIX que de las actuales tecnologías dispuestas para el consumo inmediato. 

Pero es que además, la Consejería tiene que depositar en una cuenta los dos millones de euros de subvención para financiar los bonos turísticos. Algo que tampoco ha hecho, según las fuentes consultadas. En cualquier caso, resulta insólito que la Consejería no pueda informar a esos 3.000 solicitantes cuándo va a entregar los bonos.

Preguntada por este diario sobre una fecha estimada, descarta dar un horizonte concreto. Desde su departamento de Comunicación se limitan a explicar los pasos que se llevarán a cabo e indican que «dependerá de cada caso». Aclaran que por el momento «se están comprobando los datos de estos 3.000 primeros». 

Este anticuado modelo suscitó críticas desde que se puso en marcha, no por el concepto –que todos coinciden en respaldar– sino por su ejecución «que no es ni accesible, ni sencilla ni inmediata». 

La Federación de Turismo Rural de Castilla y León y Facua-Consumidores en Acción cargaron contra el desarrollo de esta iniciativa por no aportar plazos cerrados y que«discrimina» al exigir la utilización del DNI electrónico o el certificado digital, por lo que reclamaron –sin éxito– que los bonos turísticos fueran accesibles para todos, también para quienes no se manejen o no empleen esos dos elementos digitales. 

A esta polémica se suma la falta de respuesta de los establecimientos y empresas. De las más de 10.000 que podrían participar apenas se han sumado a esta iniciativa más de 600.

 

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