La pandemia no da tregua y deja otra jornada negra con 10 muertos en Castilla y León

El elevado número de víctimas mortales que se ha cobrado el coronavirus durante casi un año de pandemia ha sido siempre a máxima preocupación para las autoridades sanitarias. En esta nueva cuarta ola, que va camino de sumar un mes en Castilla y León, la vacunación de los más vulnerables hacía pensar en un notable descenso de la mortalidad, pero la jornada negra con diez defunciones registrada ayer y que vino detrás de otras similares o incluso peores, confirma que esta sigue siendo la peor cara del virus.

Las cifras no dan un respiro. Si el miércoles la Comunidad notificaba once personas que habían perdido la vida en hospitales a causa del virus, ayer los datos publicados por la Consejería de Sanidad confirmaban que una decena más de decesos se sumaban a una cifra acumulada desde marzo de 2020 que se sitúa en 5.894 difuntos. Durante semanas no hubo cambios a este respecto, afortunadamente, pero ahora ha retomado su incremento camino de las 6.000 víctimas mortales, después de que la región acumulara el 11,5% de los 87 muertos notificados ayer en el conjunto del país y 48 en la última semana.

Por el momento no se ha dado a conocer el perfil del fallecido por coronavirus en esta nueva ola. Con media Junta de Castilla y León de vacaciones, incluida la consejera de Sanidad, la información se limita a la actualización diaria de los datos y al cruce que se puede realizar con los de residencias los martes y los viernes. Porque lo que sí se confirma es que muchos de los fallecidos recientes son usuarios de centros residenciales de edad avanzada, que son trasladados al hospital antes de fallecer y por tanto se contabilizan en una estadística y no en la otra. La consejera del ramo, Isabel Blanco, apelaba hace pocos días a la calma al dar por controlado un borte en la residencia de Dueñas (Palencia), aunque las cifras de los últimos días inviten a todo lo contrario.

Son varias las incógnitas que circulan en torno a las altas cifras de muertos que está ocasionando la nueva ola, y que a medida que avanzan los días contrastan cada vez más con el resto de indicadores. La incidencia acumulada, pese a todo, sigue aferrada a un contante descenso en toda la Comunidad, y aunque en algunas provincias la evolución es más marcada, todas evolucionan de una forma bastante paralela. Lo mismo ocurre con las localidades de más de 20.000 habitantes, donde salgo algunos incrementos excepcionales en alguno de los indicadores, siguen mejorando sus cifras.