El TSJ dobla la indemnización por la muerte de un hombre al que Sacyl tardó cuatro años en diagnosticar cáncer de próstata
Tumba la pretensión de Sanidad, que había rebajado a la mitad la cuantía argumentando que las opciones de curación eran del 50%
Sacyl deberá pagar 210.400 euros a la familia de un hombre que falleció tras no ser diagnosticado a tiempo de un cáncer de próstata en el hospital Clínico Universitario de Valladoild. La cuantía que finalmente recibirán la viuda y los hijos es el doble de lo que pretendía pagar la Consejería de Sanidad, que había rebajado la indeminización argumentando que la probabilidad de supervivencia del paciente sólo hubiera alcanzado el 50% incluso si el tumor hubiera sido identificado a tiempo.
La sala de los Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justifica de Castilla y León tumba ese planteamiento al considerar probado que existió mala praxis por parte del servicio de Urología del hospital vallisoletano, cuyos facultativos tardaron cuatro años en diagnosticar el cáncer de próstata que padecía este vallisoletano de 76 años, según consta en la sentencia enviada ayer por la Asociación El Defensor del Paciente, que ha llevado la demanda.
En la sentencia, el TSJ entiende que no cabe rebajar la cuantía en este caso. En realidad, falla que las probabilidades de recuperación resultan irrelevantes para calcular la indemnización cuando se ha demostrado que existió mala praxis y que esa atención negligente es la causa directa del fatal desenlace de este paciente, que falleció el 5 de febrero de 2017.
El hombre, de 76 años, acudió en enero de 2013 a la consulta de Urología derivado por su médico de atención primaria al presentar en una analítica marcadores sospechosos de cáncer de próstata. En los tres años posteriores, los especialistas del Clínico de Valladolid se limitaron a realizar controles periódicos de esos marcadores en sangre y tactos rectales que no evidenciaron nódulos, sin que en ese tiempo se le practicara ninguna prueba específica (como una biopsia o un TAC) para determinar la posible existencia de un cáncer de próstata, ni siquiera cuando los marcadores comenzaron a situarse por encima de 10 ng/mL en sangre, que es el listón a partir del cual deben saltar las alarmas.