Diario de Castilla y León

Esperando el tren de regreso

Cada vez más dispuestos a volver a casa. La pandemia y el teletrabajo abren la posibilidad de reinstalarse en la Comunidad. Reclaman servicios que lo hagan posible: mejoras en frecuencias y precios de trenes, rebajas fiscales, conectividad, incentivos al alquiler y oportunidades de empleo / La hija de Pablo irá al cole en Palencia y Lara instalará su oficina remota en Zamora, ambos trabajan en Madrid

Lara Alonso se plantea regresar a Zamora y trabajar en  remoto desde ahí. / E. M.

Lara Alonso se plantea regresar a Zamora y trabajar en remoto desde ahí. / E. M.

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Alicia Calvo
Valladolid

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El marido de Lara le hablaba de su sueño de volver a su patria chica, a Zamora, y ella casi ni escuchaba. Las prisas de Madrid no le dejaban tiempo para la esperanza. Ya se veía perenne entre ruido, kilométricas distancias y quemando buena parte del sueldo en poseer una vivienda. Ella sentía que él que hablaba de ilusiones inviables. «Parecía irreal, imposible». 

Pero llegó la pesadilla de la pandemia para arrasar con todo, y en muchas empresas, también, «desterrar la idea de que se rinde menos sin la vigilancia presencial». Ahora, el matrimonio planea comprar una casa en la capital zamorana y continuar trabajando en Madrid. En remoto, con desplazamientos puntuales a la capital de España.

No son los únicos castellanos y leoneses que añoran regresar a casa. Cada vez más estiman que la oportunidad de esta pareja podría convertirse en una posibilidad colectiva, una vez que se derriben algunos obstáculos para que ese retorno se produzca con consecuencias demográficas significativas. 

A más corto plazo, las frecuencias y el precio de las conexiones en alta velocidad deberían ajustarse para poder mantener esa labor a distancia o para trasladarse a diario. Pero hay otros retos, como que conectarse a internet en algunos rincones de Castilla y León no suponga poner a prueba la paciencia de quien lo intenta y, por supuesto, que las ofertas de empleo no procedan siempre de fuera.

El coronavirus favoreció el teletrabajo, pero aminoró algunas conquistas conseguidas, como las frecuencias ferroviarias a algunas capitales. Uno de los principales reclamos de quienes están a camino entre la Comunidad y Madrid es recuperar esos trenes a primeras horas que facilitaban a algunas provincias esa proximidad. «Es un punto de partida. Recuperar los servicios previos a la pandemia», afirma Juanjo Álvarez como parte del colectivo Jóvenes de Castilla y León en Madrid. «El tren madrugador es fundamental para eso», agrega.

Este elemento que históricamente ha servido como motor de desarrollo económico se convierte de nuevo, en pleno siglo XXI y en una crisis sanitaria mundial , en fundamental para acortar distancias y permitir, así, al común de los mortales el milagro de la ‘bilocación’: vivir en una ciudad y ‘estar’ en otra.

Aquí, además de los inconvenientes que genera su «alto coste» para quienes lo utilizan a diario, las deficiencias del servicio se erigen como el primer enemigo a batir.

Desde la Asociación de Usuarios de AVE y AVANT de Valladolid señalan que las estaciones más perjudicadas a este respecto son «Zamora, Salamanca, León y Palencia». La ciudad del Tormes «cuenta con la mitad de frecuencias que antes del coronavirus». «A Zamora le han quitado el tren de la mañana y a una población pequeña no se la debería machacar. León y Palencia tienen el problema añadido de que no cuentan con los servicios especiales de Avant y, sin ellos, se complican las conexiones», afirma Carlos Perfecto, portavoz de la organización.

Esta plataforma urge a la Junta a que «mueva ficha» al respecto y, pese a que la Alta Velocidad depende del Ministerio, exige al Ejecutivo autonómico que implante una rebaja fiscal para que los usuarios habituales puedan mantener su domicilio en la Comunidad y también, «mayores incentivos al alquiler» para favorecer el reasentamiento.

Perfecto asevera que alrededor de medio millar de personas de distintas provincias de la Comunidad, especialmente de Valladolid, contactan con ellos por su interés en tomar ese ‘tren de regreso’.

Explica este portavoz que «con la pandemia se da una oportunidad única para que gente que se plantea volver pueda hacerlo». Habla de que Madrid pone en marcha «bonos al alquiler de hasta 700 euros», y opina que «la Junta debe contrarrestar esa medida para retener a los ciudadanos» . «Si no se aprueba de inmediato la deducción de la cuota autonómica del IRPF de las personas con abono a Madrid se habrá perdido una ocasión única de fijar población porque es el momento en el que la gente se está planteando qué hacer», indica, convencido de que el teletrabajo se implantará «más allá de la pandemia, en algunas empresas del todo y en otras de manera combinada».

A su juicio, «una apuesta de la Junta por facilitar que esto suceda» supondría un efecto dominó ya que serviría a Renfe «para que viera que hay demanda». «Llevamos hablando de despoblación mucho tiempo y no se ha hecho nada», remacha.

Por otro lado, el colectivo Jóvenes de Castilla y León en Madrid presentó hace unos días medio centenar de propuestas para lo que entienden sería el billete de vuelta, pero de una vuelta duradera. Pasos hacia «la dinamización e industrialización de Castilla y León que combatan la despoblación estructural».

Juanjo Álvarez asegura que este grupo de jóvenes, además, reclama mejoras «en los transportes y en la conectividad digital, como dos aspectos clave en la comunidad autónoma del país con más zonas en blanco –sin conexión a internet–». «Si teletrabajas y solo tienes que desplazarte de vez en cuando a Madrid, sí sería factible con una buena conexión ferroviaria porque te evitas los altísimos alquileres», indica.

Sin embargo, Álvarez entiende que «el teletrabajo será la oportunidad de algunos» , pero el colectivo teme que «cuando termine la pandemia el grueso de los trabajadores tendrá que volver a la presencialidad. Es verdad que el teletrabajo puede ayudar a retornar a un número de jóvenes, pero hay que atajar el problema estructural de Castilla y León», defiende.

Por esta convicción, porque «cada año se van 2.000 jóvenes», propone que la Junta refuerce «los sectores en los que Castilla y León puede ser competitiva, como el de logística –por el Corredor Atlántico–, el farmacéutico o el energético para crear empleo».

En cualquier caso, ambas organizaciones coinciden en que «todo lo que se haga para que la gente que está dispuesta pueda volver a casa es necesario». Lara Alonso / Programadora informática

«Nunca me había planteado volver a Zamora a vivir, hasta ahora, con la pandemia y el teletrabajo»  

La opción de volver, a la que tanto aludía su marido, la que tantas veces desechó por improbable, toma forma desde que va camino del año «sin pisar la oficina» . «Ya sí es real». El coronavirus cambió las dinámicas de su empresa, una consultora de la capital de España. 

Lara Alonso, programadora informática de 34 años, se encuentra ante un horizonte más despejado: «Nunca me planteé volver a Zamora hasta ahora, con la pandemia y el teletrabajo», expone. Lara prevé que una vez se recupere cierta normalidad en su compañía habrá modalidad mixta, trabajo a distancia con algunos momentos presenciales. «Puedo hacerlo desde Zamora y trasladarme los días que haga falta, solo que para eso sí debería haber buenos servicios de tren, como el madrugador, y hacen falta bonos descuento como en Toledo o Valladolid», apunta.

Su marido es ingeniero de Obras Públicas del Estado y aspira a poder pedir en un tiempo no muy lejano el traslado, si no a Zamora sí a algún enclave próximo dentro de Castilla y León.

Las principales razones de este giro vital son comunes a muchos otros: «Dinero, horarios y calidad de vida». «Económicamente con lo que en Madrid sobrevivimos , en Zamora podríamos vivir bien», asegura Lara Alonso. «Trabajo las mismas horas y me cunde más, puedo salir, pasear y hacer lo que quiera porque está al alcance y es más asequible», subraya.

La consecuencia: «Nos planteamos comprar un piso en Zamora, somos como muy de la tierra. Tenemos a la familia y a muchos amigos. Todo parece más fácil. Nuestra idea es poder formar una familia y si tengo que ir a Madrid a una reunión hacerlo en AVE, que se tarda hora y veinte minutos. Es horroroso lo que está pasando, es verdad, pero de esto ha salido algo y es que podemos regresar. Se habla mucho de despoblación, pero los políticos no hacen nada y ahora pueden», afirma. Pablo Polanco / Ingeniero industrial

«Antes del coronavirus no estaba bien visto escoger el teletrabajo. Compraremos piso en Palencia»  

La hija de Pablo tiene tres años y el próximo mes de septiembre se escolarizará por primera vez. Ya no lo hará en Madrid, donde vivía con sus padres, sino en Palencia, donde se van a trasladar de manera fija. «Es un cambio de vida total, pero es lo que queremos. El teletrabajo nos permite hacerlo», indica Pablo Polanco, palentino de 39 años, que ejerce como ingeniero industrial en una multinacional energética.

Para sus ojos, la fama del trabajo a distancia ha mejorado con esta experiencia forzosa. «Antes del coronavirus no estaba bien visto escoger el teletrabajo. En la empresa lo hacía solo alguna persona que tuviera reducción, pero ahora es distinto. Se impone un nuevo modelo y será, al menos en mi empresa, previsiblemente mixto. Flexible. Ir a la oficina solo unos días», expone para detallar que esta condición favorece que se reinstale en su Palencia natal.

«A nivel familiar se nos presenta una oportunidad inmejorable. Aquí, donde estoy teletrabajando desde marzo, al colegio vas andando y a comer, a casa. En Madrid, solo transporte y comer son otros 300 euros más», precisa.

A Pablo Polanco le salen mejor las cuentas en suelo palentino. No solo las económicas. «Levántate a las 7 y sal corriendo antes de que te pille el lío del tráfico. Así estoy súper feliz y tranquilo . Paso más tiempo con mi familia, que al final es lo más importante», señala.

Sus demandas son similares a las de Lara: facilidades de logística. Pasan por «que el Avant que sale de Valladolid a las 6.45 horas de la mañana arranque en Palencia y que haya bonos, como hay en Segovia o Valladolid».

Estos meses le han convencido de la conveniencia de la decisión tomada: «Ha sido como volver al verano de COU . De repente pasar tantísimo tiempo aquí, sin prisas, con la gente. Vamos a venirnos definitivamente, está decidido». Javier Fernández / Ingeniero de telecomunicaciones

«Por el precio de un piso compartido en Madrid tengo uno entero en León. El hándicap es el precio del tren»  

«Estas cosas se pasan mejor en el pueblo , soy de aquí. Este retorno tan precipitado ha sido por la pandemia, impusieron en mi empresa trabajar desde casa y me vine a Benavides, donde está mi familia», relata desde el municipio leonés el joven Javier Fernández. «Volver al pueblo con la gente de siempre, con una vida más tranquila y una vivienda más barata me gusta y el teletrabajo ha venido para quedarse», apunta Fernández.

Tiene 29 años y el convencimiento de que «si el transporte de alta velocidad tuviera un precio más económico ayudaría a muchas personas  a establecer su residencia en León».

«Lo único negativo son los gastos de transporte a Madrid, el hándicap es el precio del tren, y que internet va un poco peor», asevera. En la capital madrileña comparte piso. «Por el precio de un piso en Madrid tengo uno entero en León», señala. Por ello, cuenta que «si el trabajo a distancia se mantiene como algo pautado» se puede «replantear a medio plazo cambiar». Óscar Repiso / Ingeniero de señalización

«En Madrid a cualquier cosa llaman casa para alquilar. Con el teletrabajo te lo planteas todo de otra manera» 

El pasado mes de junio regresó a Valladolid con la familia, pero manteniéndose conectado con su empresa del sector ferroviario. Óscar Repiso es ingeniero de Señalización y cada tres semanas viaja una jornada a las oficinas de la entidad.

Subraya que el modo de trabajar actual le permite «estar en Valladolid o en cualquier otro lugar».

«Los alquileres son más bajos, en Madrid llaman a cualquier cosa casa para alquilar, así que con el teletrabajo te lo planteas todo de otra manera y si solo tienes que ir un día no es tanto tiempo, hora y media», dice Óscar, de 41 años, que comparte piso en Madrid con un amigo. «Las cuentas salen peor. Se nota mucho que mi sueldo da más de sí en Valladolid».

Sin embargo, igual que otros en su misma situación, apunta directamente al tren. «Es determinante porque para ese gasto, muchos pensamos que me ahorro tiempo quedándome en Madrid».

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