Diario de Castilla y León

Valladolid da de comer aloe vera a Europa

La vallisoletana Naturae es la primera biofactoría europea «destinada a la extracción de principios activos saludables a partir de cultivos ecológicos» / Exporta a 15 países de Europa y África donde dispone de 11.000 puntos de venta, firma récord de negocio en pandemia por sus ventas en el exterior

El director general de la empresa Naturae, Juan Manuel Sanz, en la factoría vallisoletana, con alguno de los productos que exporta a 14 países.   -  J. M. LOSTAU

El director general de la empresa Naturae, Juan Manuel Sanz, en la factoría vallisoletana, con alguno de los productos que exporta a 14 países. - J. M. LOSTAU

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Alicia Calvo
Valladolid

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Fue uno de los momentos más difíciles que ha vivido y, sin embargo, cambió la dirección de sus pasos. Cuando una persona muy cercana a Juan Manuel Sanz falleció de cáncer, a este ingeniero vallisoletano, especializado en el sector de la alimentación, le surgió una inquietud, «la importancia de la alimentación saludable a la que no se hace el caso debido». Así nació la empresa biotecnológica Naturae .

Aquella inquietud se transformó en «compromiso» y convencimiento, hasta tal punto que abandonó su puesto de director de división en una multinacional americana y emprendió un proyecto que hoy, ocho años después, se traduce en una compañía con cifras prometedoras.

Naturae está dedicada a «la producción de alimentos 100% naturales y ecológicos» , en especial con base de aloe vera. 

La «chispa» que prendió en Juan Manuel Sanz al sufrir esa pérdida personal coincidió en el tiempo con un factor determinante: el contacto  de este vallisoletano con un grupo de empresarios de Castilla y León y Cataluña, ajenos al sector, que querían diversificar «e invertir en un proyecto de innovación». 

La idea de Sanz de lograr productos sin conservantes químicos y lo más naturales posibles les convenció y juntos fundaron la compañía. 

La empresa vallisoletana es la «primera biofactoría de Europa destinada a la extracción de principios activos saludables a partir de cultivos ecológicos». 

Tiene a gala que en 2014, un año después de su fundación, fue «pionera en el procesamiento de aloe vera para el uso alimentario» , y ahora lo ofrece en diferentes formatos (zumos, bebidas, mermeladas...).

También cuenta con la mayor superficie de cultivo de aloe vera bajo invernadero de Europa: 200.000 metros cuadrados cultivados. 

En un año marcado por la pandemia, bate su propio récord de facturación –ronda los cinco millones de euros anuales y prevé alcanzar los seis millones en 2022–, aumenta sus ventas en el extranjero, tiene presencia en quince países de Europa y África a través de 11.000 puntos de venta, y planea expandirse aún más. 

Sus instalaciones en la ciudad de Valladolid fueron visitadas la semana pasada por distintas autoridades, entre las que se encontraban el ministro de Agricultura, Luis Planas, y el alcalde, Óscar Puente.

Ambos pudieron ver el resultado de la inversión en innovación tecnológica gracias a la que Juan Manuel Sanz logra su propósito: ofrecer alimentos sin conservantes químicos –«perjudiciales para salud», apunta– ni tratamientos térmicos, «que alteran y reducen las propiedades nutricionales de los productos» . «Lo conseguimos con la combinación de tres técnicas innovadoras: altas presiones hidrostáticas, el proceso de purificación en frío y una tercera que es confidencial», comenta este socio fundador.

Sanz indica que «solo el 0,3% de las industrias alimentarias del mundo posee una tecnología productiva tan avanzada». 

Con ella el crecimiento ha sido exponencial desde esos cuatro trabajadores con los que contaba a los pocos meses de iniciar su andadura y de ese primer producto que lanzó, un complemento alimenticio a base de hongos y aloe vera. 

Su tamaño y su expansión han crecido sustancialmente sujetos a la innovación: «Quería hacer algo que me motivara y cubriera esta necesidad que había nacido en mí. Vi que prácticamente no había empresas de este tipo y dije ‘pues hago la mía’. Los empresarios pequeños si no tenemos esos recursos para hacer campañas publicitarias potentes, la manera que tenemos de llegar al consumidor es haciendo lo que no hace nadie y, una vez lo consigues, eso tiene repercusión».

Su plantilla asciende a 40 empleados y en momentos puntuales del año alcanza el medio centenar. Su principal factoría está ubicada en Valladolid y dispone de otra en Burgos. Además, en Andalucía cuenta con dos centros de producción agrícola, uno en Sevilla y otro en Almería.

Pero su nombre resulta cada vez más familiar en países en los que ha logrado penetrar, como Portugal, Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Suiza, Italia, Polonia, Turquía, Bélgica, Finlandia, Suecia y Argelia. 

Detalla Juan Manuel Sanz que consiguió abrirse camino, primero en España, después en Francia y Portugal, y más tarde en el resto de zonas, debido a su participación activa en «todas las ferias internacionales que había». En ellas, enseñaba literalmente sus posibilidades en los fogones: «Llevábamos incluso cocineros para que los asistentes vieran que el aloe vera se podía cocinar».

Además de basarse en este componente, ha lanzado una línea de fruta y verdura fresca cortada «con una vida útil de 40 días». Una condición que atribuye a la I+D+i. «Lo conseguimos por una tecnología muy avanzada que nos permite no añadir productos químicos al producto y quitarle la carga microbiológica que tiene la fruta natural, para que dure más. Hasta 10 veces más que la convencional», señala. 

El empresario añade que con esta cualidad se abre a nuevos mercados fuera del territorio nacional, «ya que el tiempo de conservación es mayor», precisa, y agrega que su pretensión es la de llevar estos productos a 32 países.

Sus planes pasan ahora por encontrar su espacio en Emiratos Árabes, Sudáfrica, países nórdicos, Canadá y Japón.

En estos momentos, las mayores alegrías en términos de negocio proceden de las transacciones en el exterior. Sobre todo de Francia e Italia. «Vendemos más del 70% fuera» . A esta realidad le encuentra distintas explicaciones: «Primero, España es un país de un tamaño determinado, y trabajamos en otros catorce que juntos suman más. Después, otros países europeos son más sensibles que los españoles respecto a comer saludable». 

También opera en Reino Unido y por ello el Brexit le inquieta. «Estamos preocupados porque ni nosotros ni nuestros clientes sabemos cuáles serán las consecuencias finales de todo esto. Genera muchas dudas e incertidumbre». 

Pero es solo una interrogación en un mapa en expansión. En el último ejercicio, marcado por la crisis sanitaria mundial, no ha efectuado ningún ajuste de plantilla porque aumenta la cifra de negocio, aunque, eso sí, fundamentalmente más allá de las fronteras españolas. «En nuestro país hemos bajado las ventas, pero se ha equilibrado e incluso superado con el exterior. Nuestra percepción es que España económicamente, sobre todo en la primera parte de 2020, sufrió un pinchazo mayor que otros»

Su resistencia en tiempos de Covid-19 la achaca, por tanto, a la exportación, pero también al cuidado sanitario interno, «a los controles de todo el personal» para tratar de anticiparse o detectar posibles contagios. 

Las cifras de la compañía revelan más información. Entre ella, lo que parece una apuesta por Castilla y León. Su inversión en las fábricas de la Comunidad asciende a seis millones de euros y el 37% de la plantilla son titulados universitarios que han cursado sus estudios en alguna de las universidades castellanos y leonesas. 

Esto responde a una doble estrategia. «Es importante retener el talento. Intentamos que los trabajadores sean de Castilla y León, no por mirarnos el ombligo, ni por ser territorialistas, sino porque las personas que trabajan en la empresa son eso, personas, y tienen su vida personal, su gente, su entorno, y si estudian aquí normalmente es porque residen cerca y si trabajas en tu tierra lo tienes más fácil. Tienes más calidad de vida y, a la vez, si una persona quiere hacer su vida en Naturae es más sencillo que se acabe quedando si es de Castilla y León», apunta el director general de la biotecnológica vallisoletana.  

La trayectoria de Naturae , pese a ser no llegar siquiera a la década –suma ocho años– le ha reportado varias distinciones nacionales e internacionales, como el Premio Internacional Quality Innovation Awards de Innovación Sostenible 2020, entregado por los centros de excelencia a nivel mundial en Tel Aviv, y otros galardones más cerca de casa, como el primero que recibió a Emprendedor XXI de La Caixa en 2013, como Mejor Proyecto Empresarial de Castilla y León, o el doble galardón en los Red Emprende Verde 2014, del Ministerio de Agricultura, y el Fondo Social Europeo al Producto Eco Innovador y a la Empresa con mayor Proyección Internacional. 

Pese a los reconocimientos cosechados, Sanz resalta que «emprender no es nada fácil, ni en Valladolid ni en ningún sitio» . «El problema de cualquier emprendedor es que tiene que llegar al mercado y eso no suele suceder de repente. Lleva mucho tiempo, a veces años. Tienes que ser muy fuerte e insistir e insistir para tener éxito. El principal inconveniente es que muchos no se pueden permitir estar años perdiendo dinero hasta que lo consiguen». 

De cara al futuro, entre los retos de esta biotecnológica se encuentra el llevar su «filosofía de producto saludable a cualquier alimento, no solo al aloe y la fruta, sino a la carne y a otros productos».

De hecho, ofrece un servicio a industrias alimentarias externas a las que les pone su tecnología a su disposición para aplicarla en sus propios productos independientemente del alimento que se trate. «Podemos aplicarlo en frutas, verduras, carnes, pescados, mariscos», precisa.

Ya trabaja con mayoristas y tiene acuerdos firmados para este 2021 en el que espera seguir esquivando las consecuencias económicas de la pandemia.

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