Tvitec invertirá 50M€ en una fábrica de cerámica de vidrio en El Bierzo
Reserva 11,5 hectáreas en Cubillos para levantar en 2 años la planta de Rocalux y crear 50 empleos
Tvitec System Glass proyecta invertir 50 millones de euros en una fábrica de cerámica de vidrio en el Polígono Industrial El Bayo , situado en el municipio berciano de Cubillos del Sil a 9 kilómetros de Ponferrada.
La compañía que dirige Javier Prado Ovalle reservó la semana pasada en el Instituto de Competitividad Empresarial (ICE) 115.000 metros cuadrados de una parcela colindante con su fábrica de vidrio plano y contigua a la planta de biomasa de Forestalia.
De prosperar el proyecto, sería la cuarta fábrica que Tvitec levanta en El Bierzo y la octava propiedad del grupo industrial que cuenta también con factorías en Canarias, Alicante, Portugal y Brasil.
Tvitec lleva doce años inmersa en un progresivo proceso inversor que arrancó en plena crisis de 2008 con la fábrica de vidrio plano de Cubillos que, tras dos ampliaciones en 2011 y 2016, ocupa ahora una parcela de 112.000 metros cuadrados, similar a la que acaba de reservar en el ICE, la antigua ADE Parques propiedad de la Junta de Castilla y León. En 2019 culminó la construcción de una fábrica de vidrio curvado en Cabañas Raras –municipio limítrofe a Cubillos– en 25.000 metros de terreno, y en 2020 echó a andar una planta de ventanas –también en Cubillos– en una parcela de 27.000 metros.
La compañía que viste con vidrio el exterior de los edificios más emblemáticos del mundo aborda ahora la fabricación industrial de «un proyecto nuevo». «No existe nada igual en el mundo» , confiesa a este periódico Javier Prado, presidente y consejero delegado de la compañía. Se llama Rocalux: «Partimos del vidrio, hacemos un tratamiento previo, lo pintamos con un dibujo determinado. Se ve, se toca, se palpa como si fuera una piedra natural. Está basado en el principio de hacer cerámica, pero nosotros no utilizamos el barro, sino el vidrio», añade.
Rocalux es «el fruto de la I+D de Tvitec» , un vidrio serigrafiado que se puede incorporar a fachadas e interior, como parte de dobles acristalamientos, como vidrio de seguridad y con menos peso. «Estamos hablando de un producto absolutamente novedoso que ponemos al servicio de arquitectos y diseñadores con la tecnología más avanzada en el procesamiento de vidrio arquitectónico», explican fuentes de la compañía berciana.
La transformadora de vidrio ya fabrica Rocalux con medidas fijas, pero ahora proyecta industrializarlos «como si fuera una fábrica de cerámica». Se ven capaces de hacer piezas de hasta 12 metros. En estos momentos están acometiendo con esta cerámica de vidrio la rehabilitación del conjunto Triada de las torres de la sede de la Hermandad Nacional de Arquitectos de Madrid.
Tvitec presentó este lunes el proyecto al consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo. Prado busca ahora financiación para esta nueva inversión. «Tenemos 10 millones y nos faltan otros 40. Queremos hacer la inversión en dos años» .
La compañía berciana ha invertido más de 115 millones en El Bierzo en doce años. Arrancó en 2008 con una plantilla de 121 trabajadores y hoy cuenta con 660, más de 500 en Cubillos del Sil.
Tvitec cuenta con la mayor planta de Europa de procesamiento de vidrio en una misma superficie. Transforma cada año dos millones de toneladas de vidrio de altas prestaciones. Ha desarrollado la maquinaria más innovadora del mundo. A pesar de la pandemia prevé cerrar este ejercicio con una facturación de 125 millones de euros , en torno a un 7% más que el año pasado. Confía en que la nueva planta aporte al grupo 50 millones anuales de facturación.
Esta transformadora de vidrio ha vestido fachadas como la Sede del Banco Santander en Madrid, el nuevo aeropuerto de Santiago de Chile, el hospital Karolinska de Estocolmo, la nueva sede de Le Monde en París, el pabellón de Italia en la Expo de Milán... Ahora tiene contratos formalizados por cerca de 75 millones de euros. «España está ahora en boca de todos»
Tvitec es un observador de primer nivel sobre la visión de España en el exterior. Su presidente utiliza una antigua anécdota para visualizar que las empresas españolas vuelven a «estar cuestionadas en este momento». Fue en 2011, cuando la anterior crisis aún no había remontado. «Cuando nosotros hicimos la primera obra grande, el edificio Hospital Karolinska, un contrato de 3,5 millones en Estocolmo, el cliente me pidió nuestras cuentas cuando ya teníamos pactadas las cláusulas y nos habíamos puesto de acuerdo en el precio y las formas de pago».
Javier Prado le pregunta para qué quiere las cuentas si va a ser él quien va a correr el riesgo y quien le va a acreditar. «Tú eres español y estás en crisis», le respondió. Tvitec le dio las cuentas y el empresario sueco las suyas, «sin pedírselas».
«Me llamó la atención la desconfianza hacia España. Eso hoy se empieza a repetir. Las empresas españolas volvemos a estar cuestionadas. Ahora mismo estamos en boca de todos». Se refiere «al mercado americano, al inglés...» Tvitec perdió en verano una obra importante en Suiza, que se la dieron a una empresa alemana, porque «veían que podíamos estar parados mañana y los alemanes no paran».
Pese a todo, en la empresa berciana domina el optimismo. La covid-19 le afectó al principio. Presentaron un ERTE para 87 personas en Cubillos y 39 en Villena (Alicante), pero enseguida remontaron y las fábricas están ahora a pleno rendimiento; sobre todo por el mercado nacional «que este año ha funcionado mejor».
Prado se muestra rotundo al rechazar deslocalizaciones o ventas del grupo que dirige. ¿Construcción de fábricas fuera de El Bierzo? «De momento, no; salvo que nos obliguen».
Se muestra enfadado «y un poco cansado» con la actitud de CCOO, mayoritaria en el comité de empresa. «Quieren imponernos sus manías. Estoy cansado; politizan, politizan y me dan a mí sus patadas». Se refiere a la pugna sindical con UGT, la central minoritaria. Javier Prado reclama flexibilidad «para llegar muy rápido al mercado». «Si yo tengo que estar negociando hoy para que tengan que venir un sábado a trabajar y me paso seis horas hablando... ya no llego y se me escapa el pedido». Lamenta esas peleas que las califica de «luchas de poder».