Diario de Castilla y León

Las unidades de ictus que nunca llegan

Ávila, Palencia, Soria y Zamora no cuentan aún con este servicio / La ratio de neurólogos está por debajo de la nacional: 3,8 frente a 5,9 / Llamamiento para que el paciente vaya al hospital al primer síntoma y no pase como en la primera ola de Covid

Hospital Nuestra Señora de Sonsoles de Ávila.- ICAL

Hospital Nuestra Señora de Sonsoles de Ávila.- ICAL

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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«En el ictus, el tiempo es cerebro. Es un bosque quemado y cuanto antes se empiece a echar agua, menos se quema» . Así resume Juan Arenillas, presidente de la Soncyl (Sociedad Neurológica de Castilla y León)  la importancia de la atención inmediata ante estos accidentes cerebrovasculares agudos . «Hay una relación muy clara entre el tiempo y la atención neurológica que repercute en una mejora del pronóstico».

Sin embargo, la asistencia de esta patología presenta desequilibrios territoriales en Castilla y León. Zamora, Palencia, Ávila y Soria no disponen aún de unidades de ictus, con las que sí cuentan Salamanca, Valladolid, León, Segovia y Burgos, pese a que en 2018 las Cortes aprobaron por unanimidad una proposición no de ley que instaba a crearlas en todas las provincias .

En los seis primeros meses de este año, los hospitales de Castilla y León registraron 2.818 altas con diagnóstico principal de ictus y el año pasado fueron 5.418 pacientes, según los datos facilitados a este diario por Sacyl.

Arenillas afirma que « la dotación es insuficiente tanto en número de unidades de ictus, como en camas de estas »: «Cada unidad creada está pensada para atender a los pacientes de sus áreas y si derivan de otras provincias, al final lo que sucede es que  ingresan menos tiempo en ella o algunos tienen que pasar a otras plantas donde están menos vigilados o a ucis, pero tal y como están por la presión Covid...»

A la vez, en los lugares que no cuentan con estos servicios especializados «algunos casos, los menos graves, pueden escaparse de un diagnóstico a tiempo».

Este neurólogo explica que las unidades «están geográficamente aisladas, en ellas los pacientes permanecen vigilados, monitorizados y existe una mayor dotación de profesionales de enfermería para su control». 

Indica Arenillas que los dos tratamientos de este accidente cerebrovascular más frecuentes (trombolisis endovenosa y trombectomía mecánica) solo están indicados para un tercio de los pacientes, mientras que «para los otros dos restantes el tratamiento más eficaz es la unidad de ictus, que ofrece diagnóstico precoz y valoración neurológica».

Pese a las carencias, el presidente de Soncyl asegura que en los últimos meses « se ha mejorado » la atención en las provincias en las que no disponen de unidades. «En Palencia, Zamora y  Ávila se recurre desde hace unos meses al teleictus , que suele emplearse con los casos más graves, y en Soria hay un neurólogo de guardia localizado. No es lo idóneo y se queda corto, pero sí  es un avance porque aseguramos la atención neurológica urgente. Se atiende por telemedicina para detectar los casos de mayor gravedad», precisa. 

Los pacientes palentinos reciben esta teleasistencia desde el Clínico de Valladolid y, en el caso de Ávila y Zamora, la consulta por videoconferencia se establece con Salamanca.

Esta atención a distancia adolece de los problemas generales del sistema sanitario . «Los neurólogos de los hospitales con unidades están también a tope. Por otro lado, en los hospitales sin ellas, aunque cada vez lo hacen mejor, se siguen escapando pacientes que no son detectados».

Desde la asociación autonómica  recuerdan que el problema es «estructural». «El sistema se caracteriza porque no hay recursos y no hay neurólogos en Castilla y León suficientes. Mientras el mínimo recomendado, tanto por la Sociedad Española de Neurología como por la Unión Europea, es de cinco por cada 100.000 habitantes, en Castilla y León hay 3,3 y sube a un 3,8 si tenemos en cuenta los neurólogos contratados fuera de la plantilla orgánica, frente a la ratio de 5,9 nacional».

Arenillas explica que « con este déficit no se pueden abrir más unidades especializadas » y precisa que están «trabajando con la Consejería de Sanidad, que sí tiene el ictus como prioridad, para incrementar la dotación de profesionales en los próximos años y para establecer un protocolo de ictus común a la Comunidad». 

La irrupción del coronavirus ralentiza estas iniciativas y « los contratos eventuales de los neurólogos jóvenes tampoco dan estabilidad », apunta.

Respecto a la influencia de la pandemia sobre esta patología, los neurólogos piden a la ciudadanía que «no dejen de acudir a los hospitales» en estos casos , ya que en la primera ola detectaron «una disminución de 20% en los meses de marzo y abril», lo que supuso «un peor pronóstico». 

Arenillas asegura que «en todo momento se garantiza la atención» y expone que han «adaptado el protocolo de Código Ictus a la Covid-19.

«Hemos conseguido que al llegar se realice una PCR ultrarrápida y nos alargue solo cinco minutos en el proceso de atención. Que los pacientes sepan que el Código Ictus está funcionando con normalidad y es muy importante que la gente venga cuanto más pronto, mejor».

El Código Ictus consiste en «la alerta, notificación y traslado prioritario de los pacientes con ictus agudo en las primeras 24 horas de evolución, y conseguir una vía rápida para que lleguen al hospital más adecuado en el menor tiempo posible. A la vez, en el propio hospital se ponen en marcha medidas para llegar al diagnóstico cuanto antes y aplicar el tratamiento en el menor tiempo posible».

Arenillas insiste en que nadie dude en asistir: «No debe pasar otra vez lo de la primera ola».

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