Los madrileños vienen en avalancha otra vez ante el confinamiento de la capital
Varios municipios del sur de la Comunidad destacan un aumento en los empadronamientos
Después de lo sucedido a mediados de marzo, a raíz de la declaración del estado de alarma, Castilla y León teme que ahora se produzca una nueva avalancha de madrileños a sus segundas residencias en Segovia, Ávila, Soria o Burgos, como consecuencia del cierre de la capital madrileña y de algunas de las ciudades más importantes de la comunidad vecina.
De hecho, en la tarde del viernes eran ya largas las colas que se observaban en las salidas Madrid, camino hacia esas segundas viviendas, como sucedió hace poco más de medio año. Ahora, la situación es algo diferente, puesto que muchos madrileños están optando por empadronarse en sus segundas residencias para que, así, se conviertan en sus primeras y puedan moverse entre ellas y su trabajo en Madrid sin problemas.
En aquel momento, días antes de que se decretara el estado de alarma el 14 de marzo, incluso ese mismo día horas antes de la entrada en vigor del confinamiento general del país, se produjo esta salida masiva que ahora parece volver a repetirse, aunque con alguna diferencia, ya que muchos de los que se confinaron en aquel momento en localidades de la Comunidad, permanecen aún en ellas.
La sola posibilidad de un nuevo ‘desembarco’ masivo levanta la alarma en el Gobierno de Castilla y León, entre cuyos miembros ya existe preocupación de que la avalancha hace segundas residencias pueda llevar aparejado un aumento de contagios en esas cuatro provincias.
De hecho, el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, ya aseguraban este jueves en la rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno que esperaban que no se produjera de nuevo una salida masiva y exigían que se vigilara y controlara para que así fuera.
En algunos pueblos de la provincia de Ávila próximos a la Comunidad de Madrid existía ayer coincidencia en dos cuestiones. Por una parte, en el ‘goteo’ continuado de empadronamientos que se están produciendo, especialmente en la última semana, y por otra, en el hecho de que la llegada a segundas residencias no estaba siendo de las mismas dimensiones que hace medio año, porque un buen número de los que se confinaron, aún siguen en estos municipios.
Es el caso del municipio de La Adrada (2.670 habitantes), cuyo Ayuntamiento registró, solo ayer, 10 nuevas altas en un padrón que suma en lo que va de año un total de 300. Algo nunca visto, si bien, a esta cifra hay que restarle las bajas -169-, para obtener un saldo neto hasta la fecha de 131 personas más, lo que supone un incremento del 5% en su población.
El alcalde adradense, Roberto Aparicio, destacaba a este periódico el hecho de que las 2.670 personas empadronadas en la localidad, no suponen el censo real, ya que hay muchas –pueden llegar a ser más de un millar- que viven en el pueblo, sin darse de alta. Aparicio sí notaba ayer «más coches» en las calles y más gente de fuera comiendo en los restaurantes.
Por su parte, el alcalde de la vecina Sotillo de la Adrada (4.600 habitantes) Juan Pablo Martín, no percibía que se estuviera produciendo una «estampida», como en marzo, ya que en esta ocasión ya hay «mucha gente» en el municipio que se quedó tras el confinamiento, siempre que pudiera teletrabajar y cuyos hijos van a clase en el pueblo. En otros casos, se trata de jubilados y prejubilados, que cuentan con una segunda vivienda.
También en Sotillo de la Adrada se está produciendo el ‘goteo’ de empadronamientos en los últimos días, lo que puede culminar en 2020 con un incremento neto del padrón en unos 200 vecinos.
Algo similar sucede en Cebreros (3.200 habitantes), cuyo regidor, Pedro José Muñoz, confirma que hay mucha gente que desde el verano no se ha ido, salvo que tuviera que llevar a sus hijos al colegio, entre otras circunstancias. También aquí el censo ha experimentado desde junio un total de 84 altas, aunque esta semana ha sido «a de más empadronamientos».
El alcalde de Las Navas del Marqués (5.300 habitantes), Javier Sastre, da quizá con la clave del crecimiento de los empadronamientos, al poner el ejemplo de un vecino del municipio que no se ha dado de alta en la localidad y le preguntó que cómo podía desplazarse a Madrid y volver sin problema. La respuesta fue clara: «Empadrónate». Pues eso.