Diario de Castilla y León

«Para que mi hija vaya al colegio tendrá que venir la Policía a llevársela»

Rebelión de los padres: «Pelearé hasta el último momento», afirma Leticia  madre de una alumna de 2º de Primaria preocupada por la falta de seguridad en el aula / Padres de Valladolid se suman al movimiento nacional que opta por no llevar a los niños a clase y exigen que la presencial sea voluntaria

La vallisoletana Leticia, con su hija de siete años, que no volverá al colegio de forma presencial por «falta de seguridad en el aula ante el coronavirus». J. M. LOSTAU.

La vallisoletana Leticia, con su hija de siete años, que no volverá al colegio de forma presencial por «falta de seguridad en el aula ante el coronavirus». J. M. LOSTAU.

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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«Quiero que esté a salvo. Nunca me imaginé luchando por que mi pequeña no fuera al colegio». Así se presenta Leticia, una madre vallisoletana ‘insumisa’, escondida bajo un nombre ficticio que asegura que su hija Victoria no comenzará  segundo de Primaria de forma presencial en su centro escolar porque «no es seguro» y defiende que «en la situación de pandemia actual debe prevalecer la salud». 

Ella vive «pendiente de nuevas noticias» , de un titular o unas declaraciones de los representantes públicos que le den permiso para formar a su hija en casa de manera voluntaria o para que reciba enseñanza telemática. 

Con poco margen de tiempo, si este deseo no se cumple, no duda en mantener su postura pese a las anunciadas consecuencias: «Pelearé hasta el último momento. Para que vaya al colegio tendrá que venir la Policía a llevársela» .

La pequeña Victoria cumplió siete años en pleno confinamiento. Hasta la brusca interrupción de las clases por la pandemia, su asistencia discurría como la de cualquier otro alumno libre de patologías. Cuenta su madre que es extrovertida y que extraña a sus compañeros de clase. 

Sin embargo, poco después de levantarse el estado de alarma le diagnosticaron colitis ulcerosa y le recetaron medicamentos inmunosupresores. «Bajan sus defensas y la ponen más en riesgo. No nos la vamos a jugar. Su vida está por encima y creemos que es preferible que se retrase su educación presencial unos meses, hasta que la situación epidemiológica mejore, que algunas alternativas que podrían ocurrir», comenta Leticia.

Asegura contar con « formación académica apropiada para ser su profe en casa» si la opción telemática no la contemplan en su colegio.

Leticia y su ex marido coinciden en que su hija no debe asistir por el momento aunque no son ajenos a las repercusiones. «Claro que asusta el cómo nos pueden castigar, pero muchísimo más miedo me da que mi hija pueda enfermar e, incluso, no estar». 

No son los únicos dispuestos hoy a desafiar la advertencia de la consejera de Educación, Rocío Lucas, que  hace unos días aseguró que «la asistencia es obligatoria» y que la ausencia prolongada se considerará absentismo y se iniciarán los expedientes pertinentes que pueden terminar en la Fiscalía de Menores . El protocolo de absentismo se activa con los alumnos que faltan al menos el 20% del tiempo lectivo mensual.

A solo semana y media de la vuelta al cole, varios padres de Valladolid se suman al movimiento nacional que aboga por no llevar a los hijos al colegio «por la falta de seguridad» ante posibles contagios por Covid-19

Entre ellos, hay cauística diferente. Miembros de la enseñanza pública y de la concertada. Padres de alumnos sanos y de estudiantes con patologías diversas diagnosticadas.

Pero todos comparten su desacuerdo con las medidas esbozadas por la consejera de Educación hace unos días y ratificadas el miércoles por el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco , que se resumen en d istancia de seguridad, mascarillas, higiene, limpieza y ratios de 22 o 25 alumnos por aula según el curso.

No sólo critican «la falta de garantías, de personal y de espacio para que las clases se lleven a cabo con cierta seguridad», sino también las carencias, como la falta de enfermera escolar en los centros. «Hay colegios con aulas pequeñas en los que la distancia será imposible de cumplir y garantizar las mascarillas bien puestas todo el rato en los más pequeños es una tarea muy ardua para el profesorado» , comentan.  

Estos progenitores reclaman que se permita la «voluntariedad» de la asistencia presencial y que sean los padres los que determinen si pueden hacerse cargo de la educación en casa de sus hijos «hasta que se estabilice» o recibir una alternativa virtual.

«Hay padres que no pueden conciliar y para ellos no es posible, pero los que sí podemos contribuiríamos a que disminuyeran las ratios de alumnos por clase y así los que acudieran sí estarían seguros», indica Leticia, de un pequeño colegio concertado del centro de Valladolid, y secundan otros padres en distinta situación.

Otra madre, Irene, tiene matriculadas a sus hijas en un colegio público. No presentan ninguna dolencia, pero es tajante: «No voy a llevarlas porque no hay seguridad. No puede ser que en el INEM me atiendan por teléfono, en la Seguridad Socail y en la mayoría de sitios, también. Digan desde la Junta que no se deben reunir más de diez personas y pretendan meter a más de 20 niños en un aula pequeña varias horas» , arguye.

El peligro para sus padres y suegros es una de los argumentos que esgrime Irene. «Prefiero que mis hijas estén sanas, pasen un trimestre más en casa y yo les ayude, que la mayor va a pasar a Primero de Primaria, a no volver a ver a mi abuela porque esté en casa y la contagien», indica.

Sobre la persecución advertida para estos casos, Irene opina que «no debería producirse» . «Estamos en un momento especial y hay que actuar como tal. No hablamos de que los niños no estudien y no aprendan, sino de que sea voluntario enseñarles en casa durante el periodo en el que esto se está desbocando. Crecen los contagios y no nos pueden asegurar que están seguros en el colegio. Es ridículo pensar que los más pequeños puedan estar todos con mascarilla todo el rato o que estando tan cerca no se junten o vayan a producirse rebrotes ».

Sus explicaciones no terminan ahí: «Parece que asumen que no pasa nada por que se contagien, pero sí pasa. No sólo es por ellos, también es por el resto de la familia. Deberían haberse esforzado en adecuar los colegios y tener a muchos menos alumnos por clase y más profesores. Y no lo han hecho».

Pese a no ser su situación, Irene pone el foco en los alumnos de educacion especial. «No se les está nombrando y mi niña tiene compañeros que necesitan atención especial. Tienen que tenerlo en cuenta también», subraya.

Otros progenitores critican, como ella, la tardanza en la toma de medidas y en su comunicación a las familias. Pero, además, echan en falta decisiones que aborden la seguridad. 

«Dar por buenas esas ratios tan altas es no conocer cómo son los colegios y cómo van a estar los niños: juntos », asegura Carolina, otra madre que afirma que los mensajes de unos y otros dentro del Ejecutivo autonómico son contradictorios. «Nos dicen que están las cosas mal y a la vez que es seguro que les llevemos. Si veo que los contagios están muy elevados no voy a llevar a mi hija. Va a hacer siete años, no tienen ninguna enfermedad pero me da más miedo la Covid que la repercusión que pueda tener y las sanciones que me toque afronta r», confiesa esta madre que califica de «deprimente y vergonzosa» la situación de «desprotección» a la que se enfrentan las familias.

«Es lamentable estar tan cerca de la vuelta al colegio y tener tanta desinformación. Lo que se conoce no da tranquilidad». 

Otro matrimonio vallisoletano en contra del regreso a las aulas tal y como está concebido insiste en que «debería retrasarse al menos unas semanas la vuelta al cole hasta que mejoren los datos sanitarios».

Opina que «para ser algo tan decisivo se ha actuado muy tarde y cualquier solución a estas alturas ya es mala porque empezar el colegio y si se tienen que confinar a las dos semanas no se ha logrado nada. Al revés, para los niños no parece demasiado favorable».

También se refieren al posible contagio a miembros de la familia mayores. «En mi casa hay una niña de cinco años y otra de siete y mi padre tiene 87 y es dependiente. Tenemos que cuidarlo. Si una niña trae la Covid a casa puede ser terrible».

Como ella, Leticia insiste en la falta de garantías: «¿Nos puede asegurar que no hay un alto riesgo de contagio? No. Lo que pasa es que a los políticos no les importa correr el riesgo. Pero a mí  sí. Es mi hija », señala y, a la vez, llama a la comprensión del Gobierno autonómico con todos los alumnos, y en especial con los que como su pequeña presentan alguna peculiaridad, como su medicación. 

«Apelo a la empatía y el sentido común de las consejeras de Educación y Sanidad y del resto de la Junta de Castilla y León: «¿Si fuera su hija?».

 

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