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Retorno de las consultas presenciales: al fin ver a mi médico

Los centros de salud recuperan escalonadas las citas cara a cara / Prima aún la atención telefónica pero en la última semana se incrementan los pacientes a los que ordenan acudir / En el objetivo: actualizar la situación de los pacientes crónicos

.- JUAN MIGUEL LOSTAU.

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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Esas salas de espera abarrotadas en las que uno afina el oído para saber a qué hora le toca al de al lado no llegarán todavía, pero cada día más pacientes se reencuentran con su médico de toda la vida. Los centros de salud recuperan las consultas presenciales progresivamente. 

Con la disminución de la incidencia del coronavirus , los facultativos ‘dan permiso’ a cada vez más enfermos para que acudan a los centros. 

Siempre media el teléfono . No deben presentarse directamente allí si el profesional médico o de enfermería no le ha dicho que asista y a una hora concreta. 

El proceso, igual que en estos tres últimos meses, consiste en que el usuario pide cita, el sanitario le llama y decide si debe ir o no.

Desde que comenzó el estado de alarma, salvo casos muy concretos, la consulta se despachaba telefónicamente. En cambio, en la última semana se incrementaron las visitas. «En nuestra desescalada tratamos de que poco a poco cada persona pueda incorporarse y venir. Pero lo que podamos solucionar de forma no presencial lo seguiremos haciendo, como dar determinados resultados de pruebas o las recetas», explica Natividad Palacios, responsable de enfermería del centro de salud vallisoletano de La Victoria.

Esta enfermera cifra el aumento de las citas presenciales en la última semana en un «15% aproximado» aunque depende de cada facultativo. 

Su compañero, el doctor Jesús Gil , habla de un «aumento de la confianza» de pacientes y profesionales tras reducirse el número de contagios y ganar en seguridad con protocolos establecidos. «Hace un mes llamabas a alguien para que viniera y no quería. Tenían más miedo, pero lo están perdiendo. La semana pasada llegué a hacer hasta 80 llamadas en un día».

Gil y Palacios han cambiado su rutina : portan material de protección, nadie trabaja sin mascarilla, la actividad telemática prima y su centro se ha dividido en dos circuitos diferenciados:  uno ‘sucio’ para posibles casos relacionados con el Covid, al que se accede desde la puerta de urgencias, y otro ‘limpio’, desde la principal, para el resto de las patologías. 

Incorporan además otras nuevas costumbres . Cada mañana la primera parada laboral ocurre en el gimnasio de rehabilitación. El espacio más grande en el que todo el equipo del centro se reúne para poner en común casos, instrucciones y situación general. 

Así lo hacen dos veces por jornada desde aquel «caos inicial» hasta el control actual. «Antes veíamos doce o catorce casos de Covid diarios. Ayer hubo dos confirmaciones y suelen ser más leves», indica Gil, que recuerda «el desconcierto» del golpe inicial de la pandemia: «No sabías cómo actuar. Gente que veías por un lumbago al día siguiente estaba en la UCI. No teníamos pruebas de detección. No sabíamos ni ponernos un EPI». 

Ahora las directrices son claras y apenas varían, pero no fue así al principio. « Hemos tenido una cantidad de trabajo inmensa . Nos hemos adaptado a continuos cambios de protocolos, a veces llegaban instrucciones contrapuestas, pero lo hemos hecho bien», expone la enfermera Natividad Palacios. «Ha salido lo mejor de cada uno en una época muy crítica», remacha Gil. 

La compañera de ambos, la pediatra Marta Sánchez , resalta «el esfuerzo de adaptación con la sobrecarga laboral, emocional y también cognitiva porque había que aprender muchas cosas».

Sánchez relata cómo estar en primera línea en esas circunstancias le repercutió. «Tuve ansiedad, hipervigilia , no se me regulaba el sueño, hiperalerta, tenía la necesidad de ocuparme del coronavirus todo el rato». 

No solo a ella. A los niños que trata también les afecta. «Tenemos que saber detectar una gran variedad de problemas psicoemocionales que ya han aparecido y continuarán haciéndolo. Están en relación con la patología previa del niño y con el modo en el que han vivido el confinamiento». 

Están viendo «importantes trastornos del sueño , psicosomáticos , como dolor abdominal, palpitaciones, tics o que ha aumentado claramente la adicción a las pantallas. Desde pediatría tratamos de normalizar».

Los huecos en la agenda médica de cualquier facultativo se cubren de manera escalonada. «Es clave que no se acumulen los pacientes en las salas de espera». 

Marta Sánchez cuenta que en pediatría, en la primera parte de la mañana, se atiende en persona o telemáticamente a los niños que no tienen síntomas sospechosos de Covid-19 y a partir del mediodía arranca el circuito ‘sucio’, el de los problemas respiratorios o un cuadro clínico compatible con coronavirus.

Por otro lado, Natividad Palacios resalta que están centrados en atender «los listados de personas vulnerables o con patología crónica a los que se había recomendado permanecer en casa». «Teníamos miedo de que solo por teléfono se escapara algo importante»

Los tres sanitarios reconocen que «el virus no se ha ido todavía» por lo que apelan a la cautela y a cumplir las normas establecidas, como la de llevar mascarilla, guardar distancia,  desinfectarse con gel hidroalcohólico en la entrada y acudir cuando se le indique. 

« Cualquiera que se presente en la puerta puede ser un posible caso », tiene presente Natividad desde que irrumpió esta amenaza. «Hemos tenido miedo. Claro que sí. Pero no hay más remedio que estar por encima de ese miedo porque alguien tiene que sacarlo adelante. Ahí está la fortaleza de cada uno y su historial clínico. Quienes tenían patología previas estaban más preocupados como es lógico». 

Palacios saca pecho por enfermería. «Nos hemos dejado la piel. Todos hemos sido muy valientes y los pacientes deben estar orgullosos y tratarnos con respeto, que antes no siempre era así». 

La reflexión la extiende al resto de compañeros de otras especialidades. 

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Tanto Marta como Jesús coinciden en el escenario que ya ha pasado y en el que vendrá: «El nivel de compromiso de todos ha sido máximo para reaccionar lo más rápido posible. Sin bajar la guardia, poco a poco tratamos de atender como lo hacíamos previamente a la pandemia . Es todo un reto».