Sanidad pidió el pase de toda la comunidad a fase 3 pero el Ministerio lo desautorizó
Castilla y León pidió que las nueve provincias avanzaran juntas desde en la desescalada, según consta en la única propuesta de desescalada enviada al ministroIlla, incluyendo Salamanca, Ávila, Segovia y Soria
La Junta pidió al Ministerio de Sanidad que las nueve provincias pasaran esta semana a la fase tres pero el Ministerio no lo autorizó. Así se desprende de la ‘propuesta de desescalada’ enviada a Madrid, la única presentada formalmente por Castilla y León, según los documentos subidos ayer a la página web de Datos Abiertos.
En su solicitud, la Junta pidió el avance en bloque de toda la autonomía a la última etapa previa a la ‘nueva normalidad’, tal y como en inicio anunció la consejera de Sanidad. La decisión se tomaba a la vista de los «muy buenos» datos epidemiológicos y la situación sanitaria de la Comunidad, dijo el martes Verónica Casado.
Un día después, Castilla y León trasladó esa petición por escrito y verbalmente al ministro Salvador Illa, con quien ese mismo miércoles mantuvo una reunión bilateral, dando paso al análisis y estudio de la documentación técnica enviada.
El giro se produjo 24 horas después. El jueves la consejera Casado anunció que Castilla y León sólo pediría el progreso en la desescalada para cinco provincias (Burgos, León, Palencia, Valladolid y Zamora) manteniendo a Salamanca, Ávila, Segovia y Soria en fase dos. La razón esgrimida fue la proximidad de estos cuatro territorios con Madrid, a la vista del aumento de casos en los últimos días y de los brotes en País Vasco y Cataluña.
El argumento sorprendió por peregrino, toda vez que al mismo tiempo se anunciaban limitaciones de movilidad para los cinco territorios que sí pasarían a la fase tres, cuyos vecinos de hecho tienen restringidos no sólo los viajes a otras autonomías como las vecinas Madrid o País Vasco, sino también cruzar a otra provincia dentro de Castilla y León.
El cambio de criterio se conoció después de saber que la Comunidad de Madrid tampoco pediría el pase a la fase 3. Casado reconoció entonces que le «tranquiliza» que Madrid siga en fase 2, «por ellos» y por la movilidad, a pesar de que no está autorizada entre comunidades. «Esperemos no haya nadie que vaya a visitar a nadie desde otras provincias y comunidades donde todavía hay casos», afirmó, tras recordar que la capital de España fue el «epicentro» del virus, desde el que se propagó a los territorios más cercanos.
«Cuando lo planteamos una semana antes nos da un poco de vértigo» , relató la titular de Sanidad, quien aseguró que los brotes de Totana, Reus o País Vasco y que las «muchas salidas» y «mucha movilidad» registrada en algunos lugares, les invitó a ser «cautos y prudentes» y cumplir los 14 días en la fase 2.
La consejera de Sanidad también indicó que la Junta habría mantenido su posición inicial si no hubiera habido cambios epidemiológicos, no hubiera habido brotes en otras comunidades y hubiera una mayor tendencia al descenso de casos, principalmente en tres de las cuatro provincias que finalmente no han cambiado de etapa.
El documento enviado desde la Junta asegura que el avance generalizado a la fase tres de las nueve provincias se solicitó al acreditar el cumplimiento de los criterios establecidos por el Ministerio de Sanidad. Los datos del Centro Nacional de Epidemiología muestran, sin embargo, que la incidencia de casos durante la semana anterior (del 1 al 7 de junio) cuadruplicaba la tasa permitida en Soria y la duplicaba en Ávila, mientras en Segovia y Salamanca se situaba ligeramente por encima, similar a la de Ciudad Real, que desde ayer sí disfruta de las aliviadas restricciones de la fase tres.
En su propuesta, Castilla y León también defiende el cumplimiento del resto de requisitos exigidos por el Ministerio, como disponer de suficientes equipos de protección, personal para la vigilancia epidemiológica y capacidad en los centros hospitalarios, entre otros indicadores. En concreto, constata que la Comunidad dispondría con las UCI extendidas del número de camas de cuidados intensivos suficientes para cumplir con los ratios requeridos por el Ministerio para el cambio de fase (entre 347 y 462 plazas) así como de las camas de hospitalización (hay 10.134 disponibles, sumando recursos intermedios).
En la propuesta remitida a Madrid, Castilla y León sí planteaba introducir algunas restricciones a los usos permitidos por el Gobierno central para aquellos territorios que entrasen en la fase tres. El documento alude a «la limitación» de algunas medidas del plan de desescalada «en aquellas provincias en las que los criterios de salud pública, por datos epidemiológicos o cualquier otra circunstancia relevante así lo hacen aconsejable».
«Las medidas a restringir serán fundamentalmente las relacionadas con aforos en lugares y espacios en los que pudiera favorecerse la transmisión en población general, así como aquellas otras que pudieran incrementar riesgos en colectivos especialmente vulnerables», apostilla el texto.Y así ha sido. Verónica Casado precisó que las diferencias entre las fases 2 y 3 se centran básicamente en los aforos permitidos. Toda vez que unos y otros mantienen la limitación de desplazamientos dentro de su provincia, las diferencias tienen que ver con las restricciones de las actividades del ocio nocturno, como la apertura de bares y discotecas y el consumo en las barras.
La titular de Sanidad apeló a la « prudencia » para justificar el mantenimiento de cuatro provincias en la fase dos. Una cautela que, a su vez, elogió el viernes el ministro Salvador Illa, atribuyendo a un cambio de criterio de la Junta la decisión de esperar una semana en Salamanca, Ávila, Segovia y Soria. «Es una decisión correcta, ajustada a la realidad epidemiológica», confirmó Illa desde La Moncloa el pasado viernes.