«No se entiende que estén las terrazas llenas y los mayores apenas pudiéramos salir»
Un estudio de La Caixa cuestiona la minusvaloración de personas mayores por la edad y analiza sus fortalezas en el confinamiento / Su director científico: «Meten en el mismo saco a alguien de 70 y a sus padres de 95» / Francisco, participante, pide que se les tenga en cuenta
Según la cultura generada por el coronavirus en estos meses, Bruce Springsteen (70) y Margaret Atwood (81), un cantante y una novelista a pleno rendimiento, serían dos ancianos a los que no habría que consultarles nada. Lo mismo sucede con infinidad de anónimos en cualquier ámbito.
Un informe de La Caixa cuestiona la minusvaloración de personas por cuestión de edad . En concreto, de las que superan los 60 o 70 años. Por el contrario, destaca las fortalezas demostradas en estos tiempos difíciles.
El director científico de este estudio, titulado ‘Personas mayores, fortalezas que surgen de la adversidad’, Javier Yanguas , advierte de que con la pandemia «se han dado pasos atrás en el estigma de los mayores», y recuerda que en cuestiones de protección «se ha metido en el mismo saco a quienes tienen 70 y a sus padres, de 95». Dos franjas de edad en las que distan treinta años.
Los que casi separan a Francisco (73), vallisoletano participante en el informe, y su suegra, Benita (101), que cuando sale a la calle le invade la incomprensión: «No se entiende que las terrazas estén llenas y los mayores apenas pudiéramos salir» , protesta.
Su yerno cree que, antes, en fase 1 y 2, «debería haberse flexibilizado un poco y ampliado la hora de salida» estipulada para los mayores de 70.
Es más, cree que quizá el criterio principal a seguir no tendría que haber sido únicamente lo que marca el DNI sino lo que indica su historia clínica.
En este sentido, el doctor Javier Yanguas asegura que el criterio principal de la edad «ha sido un error porque ha generado miedo, ansiedad, no querer salir de casa y estrés».
Rechaza «el excesivo protec c ionismo, que se tomen decisiones sin contar con ellos», e indica que, a su juicio, deberían haberse primado más «los condicionantes de salud», si se es hipertenso, obeso, las patologías que se tengan». «Se tendría que conciliar la salud pública con la diversidad», añade.
El propio Francisco apela a lo mismo, a que no han tenido interlocución y reclama que se les tenga en cuenta en decisiones que les afectan. «Nadie nos ha preguntado qué queríamos, qué necesitábamos y cómo estábamos pasando la cuarentena. Parece que ya no podemos aportar ni conocimiento ni nada y no es así. Somos jubilados, pero no estamos acabados».
Yanguas advierte de que muchas personas «se han sentido señaladas como grupo de riesgo sin más». «Todos entran en el grupo. Se dice que el coronavirus afecta más a los mayores, pero no se tiene en cuenta su diversidad. Puede estar mejor de salud que una persona de 70 que uno de 50: no es lo mismo alguien de 65 que alguien de 99», apunta sobre la «discriminación por edad» y un trato demasiado genérico para quien supere los 60 años sin tener en cuenta «que las personas de una franja determinada pueden ser entre sí tan distintas como las de cualquier otra».
Median generaciones. «Igual que entre un niño de dos años y una persona de 30 se entiende que son realidades distintas, con lo más mayores debería tenerse en cuenta también», destaca Yanguas.
Para muestra, Benita y su yerno . Ella, a sus 101, se altera «un poco» cuando ve noticias que hablan de la situación de vulnerabilidad de los «mayores», así en general. Francisco, de 75, no se sobresalta, le preocupa, pero asegura que no le atemoriza tanto.
Ella lleva peor el que en las visitas de los biznietos la ventana impida los abrazos. Él lo comprende «mejor» y solo con verles se conforma.
En la misma casa el resumen del confinamiento de uno y otro difiere mucho. El de Francisco es «bastante positivo» y el de su suegra, «que vivió una guerra y ha presenciado varias crisis económicas», se resume con un agridulce «a ratos».
Pero los dos entran en esa etiqueta de ‘personas mayores’ con la que las instituciones se refieren al riesgo de un grupo muy heterogéneo.
El estudio de La Caixa , realizado a través de un seguimiento durante estos últimos meses a personas que participan en sus programas sociales en distintos puntos del territorio nacional, refleja qué cualidades o herramientas tienen quienes mejor están pasando esta experiencia.
Las conclusiones de este análisis sitúan frente a la extendida «imagen de los mayores ligada a la decrepitud, asociada a los andadores, sillas de rueda y camas de hospital» un dibujo de la realidad que poco tienen que ver. «Quienes mejor lo han llevado han demostrado ser flexibles, aceptar que no podían hacer ciertas cosas y, por tanto, tenían que hacer otras. Tenían una actitud más proactiva , rutinas. Sabían gestionar las emociones, especialmente la tristeza. Capaces de sacar fuerzas de flaqueza, como cualquiera. Han intentado ayudar, a los miembros de su familia, cuidando a quien enfermaba, pero también fuera», concluye Yanguas .
Un ejemplo de esta descripción lo encarna el propio Francisco. Con 73 años y la precaución pertinente, salía a comprar «cada tres semanas» . Pero no realizaba la compra únicamente para él, su mujer y su suegra, también para una vecina de edad similar a la suya «que tenía mucho miedo de salir por todo lo que oía». No solo eso, como miembro de la asociación de mayores voluntarios de Castilla y León , parte del tiempo lo ha dedicado a realizar llamadas de teléfono a otras personas que vivían solas y no tenían, como él, una red familiar. «La situación ha sido muy triste, muriendo tanta gente en residencias. Eso hay revisarlo y cambiarlo. No puede volver a ocurrir. Una sensación de indefensión tremenda. A los conocidos con los que hablaba intentaba tranquilizarlos. Pero ver las noticias no ayuda. Ha habido miedo».
Otra de las conclusiones alcanzadas explica que quienes «más confianza en sí mismo tienen, les gustan las actividades solitarias y son capaces de vivir en soledad mejor se han adaptado a los cambios». Yanguas indica que «tradicionalmente las maneras de intervenir en personas mayores se han basado en hacer». Muchas actividades. Y, sin embargo, el estudio constata que «más importante es el ser, su desarrollo personal».
Se da una curiosidad. «Los vulnerables se preocupan por los menos vulnerables» . El director científico del estudio desarrolla esta afirmación. «Existe una preocupación por el futuro, pero principalmente no por ellos, sino por el de los suyos».
De nuevo, Francisco da con el perfil refiriéndose tanto a la economía como a la educación y la convivencia: « Me asusta por mis hijos y nietos . Me preocupa bastante el escenario que va a quedar después de esto. Dependemos los unos de los otros».