CASTILLA Y LEÓN / LA ESPAÑA VACIADA
El Gobierno anula la multa de 38.000 euros al ganadero leonés al que le mató una vaca Feve
El delegado del Gobierno, Javier Izquierdo, asegura que ya había pagado una multa de 800 euros y "no se pueden imponer dos sanciones por los mismos hechos"
El delegado del Gobierno, Javier Izquierdo, ha comunicado al presidente de la organización agraria ASAJA, Donaciano Dujo, la supresión de la sanción de 38.000 euros al ganadero de León, José Ignacio Álvarez, al que Feve arrolló una vaca, tal y como desveló este periódico.
Dujo informó a Álvarez, durante la reunión que mantuvieron esta mañana con Izquierdo, y el ganadero leonés agradeció vía telefónica al delegado del Gobierno la decisión. Este último aseguró que el propietario de la vaca arrollada por el tren ya había pagado una multa de 800 euros y que "no se pueden imponer dos sanciones por los mismos hechos".
El inicio de esta controvertida historia se remonta a la montaña de León, donde una vaca de cría de raza parda de 600 kilos, fue arrollada por el tren Feve a su paso por Renedo de Curueño. A su propietario, el ganadero de 55 años José Ignacio Álvarez, el Gobierno, a través de la Delegación de Castilla y León le imponía una multa de 38.000 euros. Y todo porque la vaca no vio pasar el tren.
«Si me obligan a pagar la multa tengo que vender todo el pueblo», aseguraba José Ignacio Álvarez, que se muestra incapaz de afrontar el importe de la sanción, algo que ya no tendrá que hacer tras la reculación del Ejecutivo. El ganadero, que heredó y aprendió el oficio de su padre y que ahora mantiene una explotación de 140 vacas, recuerda como toda su vida la ha dedicado a la ganadería. «Llevó desde que nací. Con siete años ya ordeñaba vacas», asegura. En sus palabras se puede apreciar tanta indignación como desconcierto cuando se le pregunta sobre la multa impuesta por el Gobierno y que ahora litiga contra Adif, de la mano de la asesoría jurídica de Asaja.
«No se ha puesto nadie en contacto conmigo. Ya me pusieron una multa de 800 euros que pagué. Ahora me ponen otra y no lo entiendo. Para pagarla tendré que pedir un crédito al banco», relata en declaraciones a EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN ayer mismo, mientras faena en su explotación ganadera del Curueño.
La res que tuvo que ser sacrificada tras ser golpeada por el tren era una vaca madre de raza parda destinada a la cría. El convoy corría bastante mejor suerte, ya que no sufría daño alguno. No obstante, y aunque así hubiera sido, este circulaba sin pasajeros a bordo. Y con todo, la situación de este ganadero podría ser bastante peor, puesto que para este tipo de ‘infracciones’ la ley contempla sanciones que pueden alcanzar los 360.000 euros, frente a los 38.000 que deberá pagar el ganadero y que se reducen a algo más de 26.000 por pronto pago.
Los accidentes en los que está involucrado el ganado bovino y a los que acompaña una multa no son una novedad en la montaña leonesa. Hace años, al propio Álvarez otro tren le mató unos terneros, «aunque en este caso no me multaron», destaca. Sin embargo, a otro ganadero de Boñar, si que le llegaba el año pasado una receta similar, de parte de Adif.
Tras lo ocurrido, José Ignacio no duda en cargar contra la administración. «Tanto que hablan de la España vaciada, en los pueblos solo quedamos algún ganadero, algún albañil, algún electricista y gente mayor. Pero a los pocos que quedamos nos van a echar», augura.
Más contundente es su hermano Víctor Álvarez, concejal del ayuntamiento de Valdepiélago.
«Ahora ponen multas, pero cuando se atasca el tren o una máquina quitanieves siempre vienen a pedir ayuda a los pueblos. Yo me he levantado a la tres de la mañana para rescatar maquinaria de Adif y quitanieves», asevera, para acto seguido afirmar: «Para eso sí somos necesaria la gente de los pueblos. Nos quieren para lo que les interesa».
Para el concejal, «esto no es la España vaciada, es la España que están vaciando ellos», puntualiza Víctor Álvarez, en clara referencia a quienes toman las decisiones en Madrid. Además critica que se ha impuesto una multa por una línea de Feve con la que están acabando. «Ya no podemos llegar al centro de León», aclara.
«Menos mal –continúa– que no iba nadie en el tren, porque sino la multa hubiera sido de un millón de euros. No entiendo nada. No se cómo no se les cae la cara de vergüenza por poner multas de 360.000 euros a alguien que está trabajando. Solo quedan ganaderos en los pueblos y los están echando. Es muy bonito el Transcantábrico para que la gente venga, se baje y haga fotos a las vacas. Para eso sí valen las vacas».
Para el concejal el problema va más allá. «Esto es de locos. No perjudica solo a los ganaderos. Hay alojamientos turísticos, empresas que explotan rutas con animales… Nos van a terminar echando a todos», incdica, a la vez que mira a las comunidades limítrofes: «Yo no me imagino en Asturias, Cantabria o Galicia multas de este tipo».
Sin embargo, a pesar de los argumentos tanto de José Ignacio Álvarez como su hermano Víctor, el documento que recoge la sanción económica es tajante. En él, aparte de quedar reflejado que tras el impacto con la vaca el convoy sí que sufrió daños materiales, se detalla que el tren afectado se retrasó cuatro minutos, cuando esta línea acumula retrasos mucho más amplios un día sí y otro también. Menos mal que, al tratarse de un tren vacío, no hay ningún pasajero que pueda quejarse sobre esto.
Del mismo modo, el expediente sancionador señala que el animal fue retirado de la vía inmediatamente después del incidente para que el tren reanudara su marcha, lo que significa que los daños en el mismo tampoco fueron de importancia. Ahora bien, a la hora de abordar lo ocurrido el documento alerta del «gravísimo riesgo» que supone que los animales ocupen las infraestructuras para las personas que viajan en el tren, en el caso de los convoyes que, al contrario que este, estén ocupados.
En cuanto a los fundamentos en los que se apoya la denuncia y su correspondiente –y cuantiosa– sanción, el expediente recoge que cualquier conducta «por acción u omisión» que pueda entrañar peligro para la seguridad del transporte será catalogada como «muy grave». En un lenguaje más mundano, se achaca a un despiste del ganadero que la vaca ocupase la vía del tren.
El edil y hermano del ganadero, Víctor Álvarez, se muestra muy crítico sobre lo ocurrido, y responsabiliza directamente al Gobierno y a las diferentes administraciones. Reclama «que dejen de hablar de la España vaciada y que hagan algo. Si no que saquen un decreto, que nos echen a todos de los pueblos y nos vamos a vivir a las ciudades», manifiesta, mientras insiste: «Es inadmisible que usen una vía que se han cargado y un tren obsoleto para echar a gente que mantiene los pueblos y la montaña».
10 millones y sin avances
Las palabras de Víctor Álvarez traen a colación el actual estado del ferrocarril de vía estrecha. En el caso de León, esta línea conectaba antes los pueblos de la montaña, permitiendo a sus habitantes desplazarse e incluso llegar hasta el centro de la capital de la provincia, por no hablar de las posibilidades de llegar a otras comunidades autónomas del norte del país. Sin embargo, ya durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se planteaba un proyecto de integración que solo está sirviendo para tener tirados más de 10 millones de euros en una obra parada. Un proyecto que aún sigue a la espara desde que se anunciara en el año 2007 y por el que nada han hecho, más allá de bloquearlo y frenarlo, los diferentes gobiernos, del PPy del PSOE.
El ferrocarril de vía estrecha siempre ha estado entre las peticiones de los vecinos de medio rural leonés. A pesar de ello, han sido muchos los retrasos y aplazamientos que han visto sin ni siquiera tener constancia de si el proyecto llegará a concluirse. Y a la hora de exigir respuestas, mejor sería el silencio rotundo antes que las continuas excusas con las que los habitantes de los pueblos ya están acostumbrados a lidiar. Entre los políticos se pasan la pelota, mientras que Adif observa desde la grada sin ponerse en marcha. El tiempo pasa y el soterramiento en León ni está, ni se le espera.
A lo largo de las últimas legislaturas nadie ha sido capaz de reaccionar ante un problema enquistado. Desde Cascos hasta Ábalos, pasando por Álvarez, Blanco, Pastor y De La Serna no hubo cambios, tampoco en los argumentos utilizados para culpar a otro que vino antes.
Hoy día, la red de FEVE está obsoleta, apenas cuenta con usuarios y roza el abandono. Ya no se encuentran puntos de venta de billetes, los trenes acumulan retrasos y muchas estaciones han dejado de cumplir con su función. La gente de los pueblos, olvidada pero a la que sí ponen multas, ha perdido una infraestructura de comunicación muy importante, con la que ya no pueden ni llegar al centro de León. Este medio de transporte, reconocido por muchos vecinos como una herramienta contra la despoblación, está al borde del abismo. Una estructura ferroviaria a la que han dejado morir. Eso sí, aun moribunda sirve para imponer multas de 38.000 euros que dejan en jaque a uno de los pocos ganaderos que quedan en la montaña de León.