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La escuela de Burgos que enseña a "encontrar tu lugar" con el arte

La burgalesa Leyre Sanz se hizo cargo en 2019 de Art-Terra, la escuela de arte fundada por sus padres, que llega a miles de personas por redes sociales y que acogió a 1.600 alumnos el año pasado

Escuela de arte burgalesa Art-TerraICAL

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Diario de Castilla y León | El Mundo
Valladolid

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La escuela de arte burgalesa Art-Terra tiene una filosofía clara: que todo el mundo encuentre su lugar en el arte, ya sea a través del dibujo, la pintura, la cerámica o un taller de lettering. Una filosofía que logra atraer a centenares de personas cada año de todas las edades. Desde bebés de 9 meses que ven por primera vez cómo utilizar sus manos para pintar, pasando por niños que empiezan a dar sus primeros pasos con el dibujo hasta adultos que quieren aprender a elaborar sus propias tazas. Todos ellos encuentran su sitio en este centro burgalés que abrió sus puertas en 1987 pero fue en 2019 cuando dio un nuevo salto de la mano de su segunda generación.

El escultor burgalés Javier Sanz y su mujer, la pintora internacional Amelia García pusieron en marcha esta academia en 1987, en Olmos de Atapuerca (Burgos), pero fue en 2019 cuando su hija Leyre Sanz decidió seguir sus pasos y hacerse cargo de la escuela. Leyre creció entre pinceles y esculturas, y afirma que desde muy pequeña le interesó el mundo del arte, y de entre todos sus hermanos es la que más se ha dedicado a seguir los pasos de sus progenitores, informa Ical.

Con 18 años empezó dando clases y con los años fue adquiriendo más responsabilidad en la escuela hasta que, finalmente, se hizo cargo del negocio. “Tenía claro desde pequeña que quería dedicarme a esto. Cogí la empresa por absoluta vocación”, asegura. Art-Terra nació en Olmos de Atapuerca, donde sigue teniendo su sede, pero hace cinco años, decidieron dar un nuevo paso y abrir una academia en la capital burgalesa, un pequeño estudio con 35 alumnos que poco a poco se quedó pequeño, y en 2022 dio paso al local que hoy se sitúa en la Avenida Cantabria.

En este espacio ofertan clases de dibujo y pintura tanto para niños como adultos, clases de cerámica, técnicas artísticas- que pueden incluir grabado, litografía, serigrafía, collage o volumen y escultura-, arte con bebés que va desde los 9 a los 24 meses, u otras clases como iniciación a la expresión o al dibujo. A esto se suman los diferentes cursos artísticos, que pueden ser de grabados, lettering, adornos de navidad...etcétera.

En el pasado curso 2023-2024, la academia alcanzó los 1.600 alumnos con continuidad, a los que se suman aquellos que asisten esporádicamente para recibir alguna clase por las tardes o los fines de semana, o incluso para participar en los diferentes talleres. El abanico de edades también es muy amplio y abarca desde bebés hasta personas ya jubiladas. “Hay gente de todas las edades. Lo importante es ofrecer un rango todo lo amplio que se pueda”, afirma su gerente.

La academia también ofrece campamentos de verano en Olmos de Atapuerca, una práctica que lleva varios años y que permite a los más pequeños disfrutar del arte con actividades al aire libre. Este año, como novedad, Art-Terra también ha desarrollado campamentos urbanos en la ciudad, que han tenido una gran acogida entre los alumnos.

Llegar a las nuevas generaciones es el gran reto de muchos negocios hoy en día. Con más de 11.000 seguidores en Instagram, Art-Terra lo ha conseguido, convirtiendo esta red social en una herramienta de trabajo más. Vídeos en formato reel e imágenes muy cuidadas muestran el día a día en esta escuela de arte y llegan a miles de personas. “Las redes sociales han sido fundamentales desde el principio”, asegura Sanz, que destaca su facilidad de uso y las ventajas que trae consigo. “Es muy fácil de hacer, grabar un poco el día a día y transmitir una visión humana detrás”, explica.

En este sentido, la gerente de Art-Terra explica que los trabajos que allí realizan son muy “visuales” y esto encaja muy bien con redes sociales como Instagram, donde tienen una mayor presencia. “Vivimos en una sociedad en la que todo es muy estético e instagrameable, tiene que ser todo muy bonito, entonces siempre intentamos cuidar mucho la estética porque al final el arte es así, muy visual, y si no lo cuidamos, no funciona”, añade.

Sanz explica además que una de las claves para llegar a un público más joven también pasa por el equipo humano con el que trabaja. Profesionales jóvenes y muy formados, no solo en Bellas Artes, también en otras disciplinas, como el ámbito educativo y en diferentes técnicas artísticas, que han permitido un grupo de docentes “muy enriquecedor”, que además cada día llega con ideas “innovadoras o distintas”.

Esto les permite abarcar nuevas técnicas artísticas o creativas que nunca pensaron que impartirían y que funcionando entre el alumnado, según destaca su directora. En el último curso, la academia contó con un total de 25 docentes, en su mayoría mujeres, y esperan poder aumentar este número en próximos cursos.

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Con respecto a la evolución en el mundo del arte y del propio Art-Terra desde que pasó de manos de sus padres a las suyas propias, Sanz explica que ahora no se dedican a “crear arte, sino experiencias artísticas”. De esta forma, buscan que aquellos que acuden a la escuela no solo aprendan, sino que también “encuentren su lugar en el arte”, con el que puedan expresarse.