Diario de Castilla y León

CARRERA SOLIDARIA

Los 250 kilómetros solidarios de Santos Llamosas: «La experiencia no ha sido dura, pero sí entretenidilla»

El atleta burgalés recauda más de 2.250 euros para los enfermos de ELA en «cinco etapas maravillosas»

Santos Llamosas, en Burgos, a punto de llegar a la sede de ELACyL

Santos Llamosas, en Burgos, a punto de llegar a la sede de ELACyLSANTI OTERO

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Al poco de llegar a Villasana de Mena, un hombre de edad avanzada se acercó a Santos Llamosas y le dijo: «Me gusta ser solidario con estas causas». Conmovido, el bueno de Santos respondió: «Que Dios le dé a usted mucha salud para que pueda seguir y continuar haciéndolo».

La escena se produjo el lunes. A sus 64 años y con su envidiable estado de forma intacto, el atleta burgalés afrontaba el ecuador de la primera de cinco etapas -250 kilómetros en total- con el objetivo de recaudar fondos a favor de la Asociación de Esclerosis Lateral Amiotrófica de Castilla y León (ELACyL). De todas las muestras de cariño que ha recibido a lo largo de esta semana en cada alto en el camino, se queda con el gesto de aquel entrañable anciano por la ternura de sus palabras. Aún así, tampoco olvida otros episodios memorables como el recibimiento en Soncillo, con la Corporación municipal casi al completo y los vecinos «avisándose entre ellos». Y qué decir de lo vivido en Villarcayo, donde le esperaban el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, el alcalde, Adrián Serna y altos mandos de la Guardia Civil. 

«Han sido cinco etapas maravillosas, todo un espectáculo», confiesa Santos. Después de recorrer la comarca de Las Merindades y adentrarse en La Bureba a través de Oña y Poza de la Sal, recaló el viernes en la capital burgalesa. Junto a él, Manuel Pérez Palacios y José Manuel Menacho. Amigos inseparables, tres mosqueteros dispuestos a lo que haga falta para ayudar a los enfermos de ELA. Gracias a su iniciativa, lograron recaudar más de 2.250 euros. Es decir, una media de 9 euros por kilómetro y unos 450 diarios. Para quitarse el sombrero.

«La experiencia dura no ha sido, pero sí entretenidilla», comenta Pérez Palacios, el más guasón de la cuadrilla, mientras da cuenta de lo que supone seguir a un titán como Santos desde la furgoneta. «No estoy muy convencido de que haya ido andando. Estoy seguro de que tiene alguna bicicleta escondida, unos patines o lo que sea, porque es imposible que vaya a tal velocidad». Bromas aparte, tampoco le sorprende la gesta porque a estas alturas ya está «acostumbrado» a las «barbaridades» de su querido amigo.

Menacho también sabe cómo se las gasta Santos. El año pasado los dos hicieron el Camino de Santiago, «800 kilómetros en 16 días», para apoyar a los enfermos de fibromialgia. Antes de partir, entrenó con su compañero para tener una «preparación adecuada». En esta ocasión, su cometido era el mismo que el de Pérez Palacios: montar el stand para la venta de merchandising de ELACyL en cada pueblo y seguir a Santos desde la distancia. Pan comido, entre comillas, porque este hombre es una máquina y se le pierde fácilmente de vista.

Hubo paradas en las que a Menacho se le caían las lágrimas «nada más llegar». La ELA le toca de cerca porque un amigo suyo, exjugador del Fútbol Club Barcelona, la sufre desde hace más de una década. Imposible no emocionarse, por lo tanto, cada vez que se encontraba con «familiares de afectados que padecen la enfermedad o han fallecido».

«Soncillo es el pueblo que más me ha marcado», reconoce Pérez Palacios. No solo por la cálida y multitudinaria acogida, sino porque ese día «no dábamos abasto». Hasta entonces, llevaban la cuenta del dinero recaudado, pero a partir de ahí la calculadora echó humo. Del mismo modo, recuerda con especial cariño la recepción en Trespaderne. No imaginaba encontrarse a «un montón de jóvenes que son el futuro del país y de cualquier pueblo».

Queda claro, por lo que cuentan, que la respuesta de Las Merindades ha sido «de sobresaliente». Toda una «sorpresa» para Santos, eternamente agradecido con la «solidaridad y generosidad de la gente». Asimismo, ensalza el apoyo de sus dos inseparables compañeros. «Me han mimado, no he tenido nada que hacer salvo caminar, caminar y caminar».

En ELACyL, como es lógico, están «encantados» con esta altruista aportación. «Son gente estupendísima», asegura Santos, todavía «rebosante de felicidad», al recordar la afectuosa bienvenida que le dieron el viernes por la tarde. Cada abrazo, cada palabra de gratitud, es un regalo para él. También para su equipo, que tarde o temprano volverá a las andadas. «En mi cabeza siempre están los retos, los objetivos. Espero poder hacer otro el próximo año de estas características». Visto lo visto, no sería de extrañar que Santos Llamosas realice una gesta aún mayor. Tiempo al tiempo.

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