Portazo de las clarisas de Belorado al arzobispado de Burgos: se niegan a dialogar

Las monjas clarisas de Belorado (Burgos) mantienen su “nula intención” de establecer un diálogo con el Arzobispado de Burgos, y en especial con el comisario pontificio para la administración de los monasterios de Santa Clara de Belorado, Orduña y Derio, Mario Iceta, designado por la Santa Sede. Por su parte, el Comisario Pontificio y arzobispo de Burgos mantiene su voluntad de “tender puentes y encontrar vías adecuadas" para alcanzar una solución a esta situación.

En un comunicado recogido por Ical, el Arzobispado de Burgos explica de forma cronológica los hechos acontecidos hoy, jueves 6 de junio, cuando a las 14 horas se personaron en el Monasterio de Santa Clara de Belorado (Burgos) la secretaria de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu, sor Carmen Ruiz, el apoderado del Comisario Pontificio, Rodrigo Sáiz y el notario del Tribunal Eclesiástico, Carlos Azcona, enviados por el Comisario Pontificio designado por la Santa Sede, informa Ical.

La secretaria de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu se dirigió al Monasterio con el fin de “establecer alguna línea de diálogo e interlocución con las monjas, y de modo particular con las más mayores”, tal y como explican desde el arzobispado.

Por su parte, Rodrigo Sáiz fue para comunicar las facultades jurídicas que le competen al Comisario Pontificio sobre la administración de los monasterios. Asimismo, el notario del Tribunal Eclesiástico era el responsable de transmitir las notificaciones pertinentes de este Tribunal con respecto a la apertura del proceso canónico correspondiente a la declaración de abandono de la Iglesia católica. Para realizar estas tareas, se solicitó además la presencia de la notario María Rosario Garrido, quien cursó los requerimientos oportunos.

Tras ser atendido por dos de las monjas, sor Belén en el torno del monasterio y después por sor Sión en el locutorio, y pedir una entrevista con la exabadesa sor Isabel, esta última transmitió a través de sor Belén que exceptuando la notario, los demás “no eran bien recibidos” en el monasterio y que deberían abandonarlo, “requiriendo la presencia de una patrulla de la Guardia Civil en el caso de negarse”, tal y como recoge el comunicado del arzobispado.

De esta forma, la notario fue invitada a entrar en otra estancia interior, donde hizo entrega de los requerimientos pertinentes, tanto civiles como canónigos. Mientras, sor Carmen Ruiz y Carlos Azcona decidieron esperar fuera del monasterio, mientas que Rodrigo Sáiz aguardó en el interior a la llegada de la patrulla de la Guardia Civil, “haciendo valer el derecho que le asiste como apoderado del Comisario Pontificio”.

Se personó entonces la patrulla, y tras identificarse y mostrar la documentación que le acredita como apoderado del Comisario Pontificio, los agentes le indicaron que se practicarían “diligencias a prevención" y que, a continuación, se entrevistarían con las religiosas. En ese momento, Rodrigo Sáiz abandonó el monasterio por su propia voluntad tras hablar con la Guardia Civil.

Desde el Arzobispado de Burgos señalan que tanto la denuncia contra el Comisario Pontificio ante la Policía Nacional en Logroño, su posterior ratificación ante los juzgados de Burgos y el requerimiento de una patrulla de la Guardia Civil en Belorado, “pueden interpretarse como gestos de hostilidad que manifiestan la nula intención de la comunidad de establecer cualquier diálogo con la persona designada por la Santa Sede y su equipo”. Aun así, el Comisario Pontificio mantiene su voluntad de “tender puentes y de encontrar vías adecuadas para alcanzar una solución”.