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El obispo de Ávila cuando estaba ingresado: “Me pedían un esfuerzo, pero veía que ya no podía”

 Gil Tamayo lamenta que la clase política esté “enzarzada, en desunión”, frente al “enemigo común”

.- OBISPADO.

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ANTONIO GARCÍA | ÁVILA
Valladolid

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El obispo de Ávila, José María Gil Tamayo (Zalamea de la Serena -Badajoz-, 1957), sigue recuperándose en su casa, poco a poco, del coronavirus , un mes después de que el pasado 22 de abril recibiera el alta hospitalaria y a la espera de una alta médica que aún tendrá que esperar.

Así se lo han trasladado los médicos, para los que sólo tiene palabras de agradecimiento. “Me dicen que tenga paciencia , porque esto va a costar”, asegura el también presidente de la Fundación Las Edades del Hombre, quien asegura sentirse “cada día mejor”, después de ingresar en el Hospital “Nuestra Señora de Sonsoles”, de la capital abulense, el pasado 20 de marzo.

Tras un mes ingresado y otro que lleva de recuperación, Gil Tamayo, que ha perdido más de diez kilos, sigue convaleciente y algo fatigado, aunque su evolución es positiva, después de superar momentos difíciles, tal y como él mismo relata: “A veces me decían que hiciera esfuerzo, pero yo veía que ya no podía” .

No obstante, asegura que en todo momento ha sentido “una paz y una tranquilidad que no era la de la comodidad, sino de decir que iba a hacer todo lo posible, que iba a luchar, pero que no tenía la última palabra”.

El que fuera secretario general de la conferencia Episcopal Española entre 2013 y 2018 destaca su evolución, especialmente cuando dice mirar atrás y ve la situación en la que he estado: “Ahora tomo distancia, y me hace ver con perspectiva la situación de debilidad en la que en algún tiempo he estado. Como por desgracia estamos viendo que hay gente que todavía lo está sufriendo, y pedimos por ellos”.

En esas complicadas circunstancias, asegura que “lo único” que le “preocupaba” era su situación familiar, ya que tiene una madre de casi 90 años, que hace apenas un año ha perdido un hijo. “Mi preocupación era pensar en qué situación quedaba mi madre si a mí me pasaba algo”, asegura este miembro de la nueva Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española (CEE) .

Quizá por haber vivido esta situación, como tantas otras personas, José María Gil Tamayo reconoce que le “duele” ver que la clase política está “enzarzada y en desunión”, frente al que debería ser el "enemigo común" del coronavirus , que “tanto sufrimiento está dejando”.

Al respecto, sostiene que "los muertos son más que números" y, por ello, lamenta que "se contabilicen cada semana como si fueran un simple dato".

Además, en este contexto, Gil Tamayo llama la atención sobre el horizonte que se avecina y en el que los indicadores económicos y sociales hablan de una "crisis". “Mientras, estamos entretenidos en imposiciones ideológicas, en réditos electorales o partidistas", argumenta, antes de añadir: "Estamos como anestesiados ante unas dificultades que vamos a tener y donde, por desgracia, quienes más las van a padecer, son los más débiles de la sociedad".

Por otra parte, defiende la decisión adoptada en su momento de cerrar los templos de la provincia, debido a la avanzada edad de los sacerdotes y fieles, así como por el elevado número de segundas viviendas, cuyos propietarios proceden mayoritariamente de Madrid.

Respecto al peligro, o no, que pueda correr la celebración en 2021 de la próxima edición de Las Edades del Hombre, José María Gil Tamayo señala que “todavía queda tiempo”. “Me consta que en ello está trabajando la Fundación”, argumenta el prelado, que apuesta por caminar “acompasados con los tiempos y no dejar esos retos a nivel social y económico”.

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Especialmente porque desde su punto de vista, Las Edades  del Hombre es “un aporte de riqueza en un ámbito que es la exposición y la revalorización de los grandes tesoros artísticos y culturales en el ámbito religioso”, ya que, al mismo tiempo supone “una inyección de desarrollo que va a ser especialmente necesario  en la Comunidad de cara al futuro inmediato de crisis que se avecina”.